10 septiembre, 2021
En este round electoral convivirán dos grandes competidores del mercado electoral: Indra y Smartmatic. Cómo llegaron y por cuánto. La instancia de conteo de votos que corre por cuenta del Poder Ejecutivo y se conoce pocas horas después del cierre de las mesas.
Por Claudio Mardones
Este domingo, a partir de las 18, la maquinaria electoral argentina entrara en uno de sus momentos más delicados: el escrutinio provisorio. Es la instancia de conteo de votos que corre por cuenta del Poder Ejecutivo y se conoce pocas horas después del cierre de las mesas. El definitivo se concreta un mes después y es organizado íntegramente por la Cámara Nacional Electoral. Ambos forman parte de un mecanismo de conteo cruzado para verificar los resultados que, en estas elecciones legislativas, comenzarán a construirse a través de los datos que se transmitan desde cada centro de votación al centro de cómputos del Correo Argentino.
En ese hormigueo incesante de datos que comenzarán a llegar desde distintos puntos del país intervendrán dos empresas. Tal como fue durante los últimos veinte años, salvo en 2019, el sistema de recuento de los votos correrá por cuenta de la española Indra, mientras que la transmisión de los datos utilizarán un software provisto por la empresa británica Smartmatic, que también ganó la licitación del recuento de los votos hace dos años y ahora lo perdió.
La convivencia de dos grandes competidores a nivel mundial del negocio electoral es el resultado de una cuidadosa arquitectura de contratos que llevaron adelante en el ministro del Interior y en la Dirección Nacional Electoral para licitar el recuento sin llamar nuevamente a concurso de ofertas el sistema de transmisión, que ganó Smartmatic en 2017 en una licitación organizada por el Correo Argentino que durante el gobierno de Cambiemos tuvo la competencia de licitar esos servicios.
En la Casa Rosada aseguraron que el sistema de transmisión no fue licitado nuevamente para no vulnerar la seguridad jurídica de un contrato firmado en 2019 que tiene vigencia hasta 2025. Lo obtuvo la multinacional Smartmatic, una empresa multinacional que se desarrolló en Venezuela pero que tiene sus cuarteles generales en Estados Unidos e inglaterra. Ese proceso resultó novedoso porque el entonces presidente Mauricio Macri decidió reemplazar el clásico sistema de telegramas, que eran transmitidos desde cada centro de votación con los datos escrutados, por un mecanismo digital. El contrato le fue entregado a Smartmatic por 1.200.000 dólares y sigue vigente con una actualización por inflación hasta ahora se desconoce.
En las últimas presidenciales, Smartmatic tuvo los dos grandes contratos del negocio electoral argentino desde que Macri reemplazó los telegramas: la transmisión y el conteo. Este año perdió el segundo contrato en una licitación que fue preparada con cautela por el ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro para evitar que la empresa saliera con los tapones de punta denunciando que se habían violado los términos del contrato firmado en 2019.
La cartera de Interior, a través de la Dirección Nacional Electoral (DiNE), le quitó la organización de parte de los comicios al Correo Argentino y la recuperó. Luego, antes de publicar el pliego lo abrieron para recibir consultas de funcionarios de la gestión anterior, de la Justicia Electoral, de especialistas y de las empresas involucradas que estaban detrás de la renovación del contrato de recuento de votos. Hicieron sus aportes Smartmatic, Indra y MSA, la firma santafesina que patentó el sistema de boleta única electrónica que se utiliza en la Ciudad de Buenos Aires y en Salta.
El 2 de junio el Boletín Oficial publicó que ese contrato había sido adjudicado a Indra por 1.500 millones de pesos. La oferta de la firma española fue un 31% menor en dólares que el contrato de 2017 que licitó el gobierno de Cambiemos. Smartmatic ofertó 1.704 millones de pesos y pese a ello, quedó relegada en el segundo puesto. La diferencia en dólares implicó 110 millones de pesos menos.
La DiNE detalló que «técnicamente apta y la oferta económicamente más conveniente para llevar adelante el servicio de diseño, planificación, desarrollo y operación del servicio de digitalización, procesamiento y publicación para el recuento provisional de resultados a nivel nacional y distrital para las Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y las Elecciones Generales».
Cuando la licitación fue adjudicada, tanto la cartera de Interior como la Justicia Electoral ya llevaban un año de preparativos para los comicios de este domingo y las generales del 14 de noviembre. Para las próximos comicios ambas firmas seguirán conviviendo en la organización de los comicios argentinos, pero en esta oportunidad la española Indra habrá lograro reestablecer la hegemonía que mantuvo durante dos décadas y que entró en crisis en las legislativas de 2017, cuando la oposición, entonces liderada por la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, denunció la manipulación de los resultados a partir del retraso en el conteo que por entonces estaba en manos de Indra.
Esa crisis dejó afuera a la empresa española por un sólo round. Ahora volvió a manejar una de las áreas más sensibles del proceso electoral, que a partir de los cuestionamientos por las demoras en la publicación de los datos, ha sumado paulatinamente nuevos centros de transmisión de datos para evitar situaciones «embudo» en el horario de mayor tráfico de datos. Esos cambios tendrán un nuevo examen este domingo y su eficacia sólo podrá conocerse hasta que los resultados marquen una tendencia irreversible sin demoras antes de la medianoche.