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27 febrero, 2023

Vuelta a clases 2023: qué es el UPD y porqué genera tanta polémica

Con el inicio del ciclo lectivo 2023, llegan las preocupación de los padres y directivos por la celebración que realizan los estudiantes que están terminando el secundario en su último primer día de clases. Exceso de bebidas, consumos y descontroles que ponen en riesgo a los protagonistas y sus comunidades educativas

Vuelta a clases 2023: qué es el UPD y porqué genera tanta polémica

Entre los jóvenes la sigla UPD refiere al “último primer día” de clases. En nuestro país, se volvió costumbre hace no mucho que los estudiantes de último año festejen este hito, ya que no volverán a empezar otro ciclo lectivo en la escuela a la que asistan.

Su origen surgió en Mendoza y San Juan, pero rápidamente se extendió a todo el país y se volvió cada vez más popular. Incluso, ahora es una tendencia en las redes sociales, donde los jóvenes muestran con videos y fotos los preparativos y festejos.

Esta celebración comienza la noche previa al primer día de clases, cuando los alumnos se reúnen en una casa para permanecer sin dormir y de fiesta hasta ingresar a la escuela el día siguiente. De allí, van todos juntos hasta la institución a la que asisten. De camino, algunos toman alguna plaza cerca del colegio, o una calle, y con espuma, disfraces, bombos y platillos se ponen a cantar bien fuerte para festejar su último primer día de clases.

Sin embargo, el UPD se volvió un problema porque los chicos empezaron a tomar alcohol, realizar actos de vandalismo en las casas vecinas, cortar calles y a tirar pirotecnia en plazas y parques. Entonces, además de la preocupación de los padres, surgieron muchas quejas de comunidades cercanas a las escuelas por la suciedad que dejan luego en la vía pública, el uso de bengalas y fuegos artificiales, y los ruidos que se producen a primeras horas de la mañana.

¿Qué pueden hacer los padres y directivos?

Para evitar problemas, los adultos a cargo de estos jóvenes intentan controlar el consumo de bebidas alcohólicas, e incluso algunos alquilan salones o bares para evitar que los adolescentes deambulen a la noche por la calle.

A su vez, se recomienda que los padres estén presentes y acompañen a sus hijos para enseñarles que pueden divertirse sin necesidad de excesos.

En algunos casos, las escuelas mandan a los padres un comunicado en donde informan la existencia de esta celebración y lo que implica, y advierten que cualquier estudiante que no cumpla con el reglamento del establecimiento sufrirá una sanción. De esta manera, si un alumno entra alcoholizado, se convoca a la familia a retirarlo.

En el mismo sentido, hay instituciones educativas que organizan actividades divertidas para que los próximos egresados tengan una alternativa para evitar el descontrol al que puede llegar el UPD. Así, dejan que los estudiantes puedan celebrar sin disturbios y se aseguran que no haya alcohol ni sustancias.

Laura Lewin, especialista en Educación, afirmó a LN que es una situación “triste” porque se los deja solos a los adolescentes, aunque aclaró que, para ella, “el UPD es maravilloso porque es una transición entre la escuela y la vida adulta y, como ritual, está bueno festejarlo”. Sin embargo, cuestionó en qué forma se celebra y preguntó: “¿Quién es el responsable? ¿El que lo manda en esas condiciones o el que los recibe?”.

“Acá tiene que trabajar juntos la escuela y la familia”, puntualizó la especialista, que remarcó la importancia de marcarle los límites a los jóvenes. Además, sugirió que los padres les transmitan a sus hijos que el UPD debe ser “un momento significativo, memorable y maravilloso”, pero en el que deben cuidarse para no poner en riesgo su vida ni la de los demás.