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28 agosto, 2020

Virus: Un tema fundamental de prevención es cuidar el aire que respiramos

Durante meses se nos ha dicho que nos lavemos las manos y mantengamos el distanciamiento social para evitar al SARS-CoV-2 que causa la enfermedad covid-19.
Pero científicos e ingenieros dicen que también debemos pensar en el aire que respiramos, y recomiendan varios minutos de ventilación al día, pese a que el invierno no ayude.

Estas medidas fueron clave para muchos países donde los niños ya volvieron a clase, o más personas a sus trabajos presenciales. Pero también es fundamental para los que hemos vuelto a fases de confinamiento más extremo, lo que requiere pasar más horas en interior de edificios y casas.

La calidad del aire y la ventilación permanente es clave. De hecho, investigaciones recientes muestran que en espacios confinados puede haber una «transmisión aérea» del virus, pues hay pequeñas partículas del patógeno que permanecen en el aire. Así que la entrada de aire fresco es más importante que nunca.

Por eso, si un lugar está poco ventilado, hay que dar la vuelta y marcharse, dice el doctor Hywel Davies, director técnico de la Institución Colegiada de Ingenieros de Servicios de Construcción de Reino Unido.
Es vital tener un flujo de aire limpio: «Si hay alguien infectado en un edificio y entra suficiente aire del exterior, se diluye cualquier material infeccioso que se esté dispersando. Se está reduciendo el riesgo de que otras personas se infecten», afirman.

 

Vigilar el aire acondicionado frío-calor

 

Desde las oficinas hasta los comercios, el uso de aire acondicionado es bienvenido en los días calurosos o frío, pero es importante saber qué tipo de aparato hay. El más simple, conocido como aire acondicionado split, toma aire de una habitación, lo enfría o calienta, y luego lo expulsa nuevamente. En otras palabras, está recirculando el aire. Esto no es un problema si se visita rápidamente un lugar, pero puede ser un alto riesgo si se está en el lugar durante varias horas, como puede ser un restaurante, confitería u otro lugar de permanencia prolongada.

Un estudio de un restaurante en China, publicado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU., mostró por ejemplo que este tipo de aire acondicionado jugó un papel clave en la propagación de coronavirus. En el establecimiento había un cliente «presintomático», es decir, alguien que estaba infectado pero no se dio cuenta porque aún no había desarrollado síntomas. Los científicos consideran que liberó el virus al respirar y hablar, y luego el patógeno fue dispersado por el lugar a través de las corrientes de aire de los split en la pared. El resultado fue que otras nueve personas se infectaron.

Davies insiste en la importancia de ventilar con aire fresco, renovando el ambiente lo que contribuye a ‘diluir’ la presencia del virus: «Si hubiera habido un buen suministro de aire exterior, es muy probable que menos personas se hubieran infectado».

 

La importancia de informarse la ‘proporción de aire fresco’

 

En un edificio moderno donde las ventanas están selladas, ¿cómo se puede obtener suficiente aire fresco? Lo más común es tener un sistema de ventilación en el que el aire viciado se extrae de las habitaciones y se canaliza a una unidad de tratamiento, a menudo ubicada en el techo. En esos lugares el aire fresco exterior se lleva adentro y se combina con el aire del interior. Lo que se respira es una mezcla de eso.

Dado el riesgo de infección por coronavirus, el consejo profesional es maximizar el suministro fresco exterior. «Tener un 100% de aire exterior o cerca del 100% es algo bueno», dice la profesora Cath Noakes de la Universidad de Leeds (Reino Unido). E insiste: «Cuanto más aire fresco, menor es el riesgo de que el virus vuelva a circular por el edificio», añade. La combinación precisa suele estar en manos de los administradores del edificio en cuanto a los espacios comunes, pero también la ventilación de las unidades individuales hacen que circulen corrientes de aire en zonas comunes.

Por supuesto que la desventaja de hacer funcionar aire 100% fresco es el costo: el aire entrante debe calentarse en invierno y enfriarse en verano, todo lo cual requiere energía. Sin embargo en un momento de pandemia y extrema urgencia como la que se vive, cuando aún no está disponible ninguna vacuna, el costo energético puede ser la mejor inversión en prevención y cuidado de la vida.

 

Comprobar los filtros

 

A su vez, muchos sistemas de ventilación moderno debe tener filtros, pero estos no son infalibles. Investigadores en EE.UU. que estudiaron lo que sucedía en el Hospital Universitario de Salud y Ciencia de Oregón encontraron que los filtros atraparon rastros de coronavirus, pero algunos pudieron escapar a él. El profesor Kevin van den Wymelenberg, quien dirigió el proyecto, cree que limpiar los filtros podría revelar si hay alguien infectado trabajando en un edificio.

En Corea del Sur, una empresa de telefonistas ubicada en un edificio de oficinas detectó que una persona fue capaz de infectar a más de 90 compañeros. Si los filtros se hubieran revisado con más frecuencia, la presencia del virus podría haberse detectado antes. Van den Wymelenberg dice que la información de los filtros puede «mostrarnos dónde atacar y cuándo» para combatir las infecciones.

 

Observar la dirección de las corrientes de aire

 

Cualquier experto en la materia lo dice: el aire fresco es la clave. Pero un especialista en modelar el movimiento del aire agrega que no es tan simple. Nick Wirth solía trabajar en el diseño de autos de Fórmula 1 y ahora asesora a supermercados y empresas de procesamiento de alimentos sobre cómo administrar el flujo de aire para mantener a las personas seguras.

Advierte que si alguien está sentado al lado de una ventana abierta y es una persona contagiada, podría transmitir el virus a otros en la dirección que lleva el viento. «Si abres una ventana, ¿adónde va a ir el aire? No es deseable que haya gente en una línea directa de ese flujo de aire», explica. «Más aire fresco en general es mejor, pero si fluye horizontalmente y está lleno de virus, podría tener consecuencias no deseadas». Por eso lo ideal es ventilar desde ‘puntas’ encontradas a fin de renovar el aire y que circule.

Al respecto, la profesora Cath Noakes opina contrariamente que los beneficios de una gran cantidad de aire fresco que diluye la presencia del virus superará cualquier riesgo. En su opinión, una ventana abierta podría llevar a que más personas reciban el virus, pero en cantidades más pequeñas y menos riesgosas.

No es de extrañar que haya desacuerdos: todavía hay muchas cosas que no sabemos sobre el virus. Sea como sea, el cuidado del aire que respiramos debería formar junto con el distanciamiento social, el lavado de manos, y el descarte de calzado en el exterior de la casa, una de los cuatro hábitos fundamentales de cualquier esfuerzo para prevenirnos el contagio, haciendo que los edificios que habitamos o frecuentamos sean más seguros.

 

*BBCE