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22 septiembre, 2020

Teletrabajo: La tendencia marca que la mayoría quiere continuar

A medida que se levanta el confinamiento y las restricciones disminuyen en todo el mundo, los trabajadores quieren sentirse seguros de que la salud, la seguridad y el bienestar son prioridad al regresar al lugar de trabajo. Según una investigación de mercado realizada por ManpowerGroup, el 43% de los trabajadores consultados quieren seguir desempeñándose desde sus hogares cuando se supere la pandemia, y 8 de cada 10 aspiran a un mejor equilibrio entre familia y trabajo.

La investigación, realizada en el marco de la crisis sanitaria se realizó en junio último e incluyó a más de 8.000 personas, incluidos desempleados, de 18 años o más, en Francia, Alemania, Italia, México, Singapur, España, Reino Unido y Estados Unidos, y un nivel similar de respuestas se estaría detectando en Argentina, donde recientemente se sancionó una Ley específica para regular el teletrabajo en nuestro país.

 

La percepción

Entre los trabajadores que no quieren seguir trabajando desde su hogar se argumentó que prefieren colaborar en persona y valoran el espacio entre trabajo y casa.

Según la investigación internacional, los consultados en España y Estados Unidos están más nerviosos, menos animados por regresar al trabajo, según el estudio.

En el Reino Unido y Estados Unidos, donde la situación se ha politizado y fracturado, la gente está más reacia a regresar y en Italia, se sienten más confiados pero no desean perder su nueva autonomía y libertad.

Entre los trabajadores, el 76% consideró que se debería pagar más a los trabajadores esenciales durante la crisis y uno de cada cuatro que los aumentos concedidos deberían mantenerse cuando pase la emergencia sanitaria.

Según la investigación de ManpowerGroup, la salud de los hombres podría verse más afectada por la crisis, mientras que las mujeres se verán afectadas económica y socialmente a largo plazo.

 

Qué valoran más los empleados

 

La mayoría de los trabajadores coincidieron en que lo que quieren para el futuro es conservar su trabajo, mantenerse saludables, aprender y seguir desarrollando habilidades y no volver a la antigua forma de trabajar.

«Sin embargo, si se mira más de cerca, parece probable que se produzca una bifurcación aún mayor dentro de la fuerza laboral y aquellos con habilidades en demanda pueden tomar las decisiones salariales, trabajar de forma remota, evitar los desplazamientos y permanecer seguros en casa», según la investigación.

Los que tienen menos deberán trasladarse al lugar de trabajo y están sujetos a una exposición aún mayor. Los trabajadores de tecnología informática y de servicios financieros esperan una mejor vida laboral después de una crisis, en comparación con los de manufactura o minoristas y los a tiempo completo esperan un mejor equilibrio entre vida y trabajo, en comparación con los trabajadores de medio tiempo.

Cómo se preparan las empresas

 

Ante un panorama en el que muchos colaboradores le vieron el lado positivo al trabajo remoto, las organizaciones empiezan a (pre) ocuparse en cómo será el retorno de sus empleados.

Según dice Sergio Meller, fundador y director de Meller, consultora regional especializada en liderazgo, mucha gente ya se ha habituado al trabajo remoto porque han encontrado los beneficios de trabajar desde sus hogares.
Por eso mismo, plantea, «la vuelta a las oficinas requerirá de nuevos ajustes tanto para los empleados como para los empleadores».

En esta línea, muchas empresas ya están trabajando para adecuar los espacios a una nueva forma de trabajo en donde no haya espacios predeterminados para cada uno, sino espacios comunes donde la gente pueda elegir cada día dónde sentarse en función de los proyectos o actividades que tenga.

«Esto permite una mejor articulación y coordinación entre las personas a la vez que rompe los silos imaginarios que las culturas corporativas basadas en funciones, las jerarquías y los espacios físicos predeterminados construyeron», asegura Meller.
El modelo de trabajo virtual ha demostrado ser efectivo en muchas organizaciones

Según cómo fue la cuarentena

 

Para la licenciada Elvecia Trigo, psicóloga clínica, quien cuenta con un canal de YouTube preventivo y gratuito, el cómo se dé la vuelta a las oficinas va a depender de muchos factores.

Lo cierto es que esta situación le ha abierto a las personas un nuevo paradigma: la posibilidad de trabajar desde su casa. Por lo que pueden sentir malestar al tener que volver a su antiguo lugar de trabajo. Según ella, «si la acomodación al hogar fue un proceso brusco, el retorno a la oficina va a implicar una nueva adaptación. Pero si la persona se vio beneficiada con el trabajo remoto, le va a costar volver».

El deseo de volver a la oficina será proporcionalmente inverso a la comodidad que haya tenido en su hogar. «El home office le implica ahorro en tiempos, en costos, evita el transporte público, pero si la persona no cuenta con las comodidades necesarias en su casa, preferirá volver», destaca la especialista.

Según Trigo, «no es fácil pasar de una adaptación a otra, pero hay personas con una flexibilidad tal que, así como se adaptaron al momento de tener que irse a sus casas, ahora podrán hacerlo para volver a la oficina».

 

El «síndrome de la cabaña»

 

La empresa tendrá que rever cómo seduce al empleado para volver. O puede pasar también que la empresa obligue al empleado a volver lo que estaría dando lugar a un conflicto de intereses.

En este caso, «habría que negociar y para eso es importante el diálogo y la serenidad para llegar a un acuerdo entre partes. Desde el punto de vista del empleado, es importante hacerle ver al empleador que puede reducir costos y que la modalidad remota hace que el trabajador sea más productivo en su casa», postula la psicóloga.
Guillermo Miguenz, psicólogo social y comunicador social, responsable de las Divisiones Formativas Quilmes y Consultora Dinamo, destaca también que las empresas deben tener espacios de diálogo para poder articular esta nueva normalidad.

«Las empresas deben trabajar la recepción de sus empleados, dado que es un cambio que impacta en el sujeto, relaciones, y objetivos de la organización», sostiene. Para graficar esto, habla del «síndrome de la cabaña», algo que se da cuando experimentamos miedo a salir a la calle.

«Miedo a contactar con otras personas fuera de las paredes de nuestro hogar, temor a realizar actividades que antes eran cotidianas como trabajar fuera de casa, utilizar medios de transporte público, relacionarnos con otras personas. No se trata de un trastorno psicológico, por lo que no hay definición oficial sobre ello. Más bien hablamos de una consecuencia conocida, o incluso podría verse como ‘natural’, al hecho de pasar tanto tiempo confinados», detalla.

En este sentido, según Meller «el desafío de las organizaciones consiste en poder adaptarse a esta nueva forma de trabajo y proponer alternativas a sus empleados para encontrar la mejor ecuación para cada empresa, cada área y cada persona».
Según el vocero, «una estrategia que podría ayudar a los colaboradores a regresar consiste en repensar la propuesta de valor de la empresa hacia los empleados. La experiencia de los colaboradores debería ser diferente a la que tenían antes del Covid-19. Volver a la oficina no implica necesariamente volver a encontrar todo tal y como era antes. Es necesario volver a pensar los espacios, el lay out, las dinámicas internas de vinculación entre las personas».

Por otro lado, sigue, «es importante plantearles a los colaboradores diferentes alternativas para regresar de forma que ellos encuentren la más adecuada para ellos. Dar la posibilidad de elegir hace que el proceso sea más motivador para las personas».

«El modelo de trabajo virtual ha demostrado ser efectivo en muchas organizaciones. Volver a formas de trabajo pre-pandemia habla de la dificultad que tenemos en desapegarnos de modelos mentales que dominaron la escena del trabajo durante muchísimo tiempo, Esto, obviamente puede generar temor por parte de algunos empleadores. El desafío y la oportunidad que tenemos por delante consiste en hacer mañana por elección lo que hoy estamos haciendo por necesidad. Ahí veremos la verdadera capacidad de una organización de aprender», concluye Meller.

*EC