Llega a Buenos Aires la muestra «Las Vírgenes de Rafael. Reflejos del cielo sobre la tierra» a partir de mañana en Tecnópolis, con 19 reproducciones de obras y una instalación que conjuga arte y ciencia y acercan al gran público la belleza de las obras del pintor italiano Rafael fallecido prematuramente a los 37 años, contemporáneo de Leonardo da Vinci y uno de los máximos exponentes del Renacimiento italiano.
«Raffaello e le sue Madonne, riflessi del cielo sulla terra», tal su título en italiano, fue presentada esta tarde por el ministro de Cultura de la Nación Tristán Bauer, el embajador de Italia Fabrizio Lucentini, la directora del Instituto de Cultura Italiana e impulsora de la muestra Donatella Cannova y la directora de Tecnópolis María Rosenfeldt.
Esta muestra multimedia que «celebra el arte, la tecnología y la ciencia» fue traída a la Argentina por el Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires y se presenta en colaboración con el Ministerio de Cultura en el parque que cumplió recientemente diez años y que reabrió sus puertas el fin de semana pasado.
La itinerancia mundial de la muestra comenzó el año pasado en Roma y estuvo en las ciudades de Moscú, Lyon y la Ciudad de México, antes de llegar a Buenos Aires.
El evento se inscribe en el marco de la conmemoración por los 500 años del fallecimiento del maestro de Urbino que se cumplieron en 2020, y es parte de un proyecto que combina tecnología y arte llamado Opera Omnia (obra completa), producidas por la italiana Rai Com con colaboración y promoción del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia (Maeci).
Entre estos proyectos de difusión de la cultura italiana están los realizados sobre otras obras del propio Rafael y de sus compatriotas Leonardo y Caravaggio.
El objetivo del proyecto es poder combinar en un solo lugar las producciones de los maestros del arte italiano, cuyas obras se encuentran en distintos lugares del mundo, para hacerlas accesibles a un gran público, lo cual de otro modo no sería posible.
El embajador y el ministro, Lucentini y Bauer, destacaron la estrecha relación cultural entre Italia y Argentina -hace uno días ambos inauguraron la muestra de Clorindo Testa en el Centro Cultural Kirchner- y la relevancia de la exposición, mientras que Rosenfeldt manifestó la importancia de «acercar la cultura italiana y poner en diálogo con las nuevas generaciones».
«Evocamos el Renacimiento y el tiempo que estamos viviendo es un renacimiento», expresó Bauer refiriéndose a la apertura de la muestra y la reciente reapertura de Tecnópolis el sábado pasado que congregó a más de 60.000 visitantes el fin de semana.
A su vez, manifestó que «el tiempo de renacimiento no es algo que venga de afuera sino algo que tenemos que construir entre todos», y que «el arte sin duda tiene centralidad» en ello.
«Considero un privilegio estar inaugurando una muestra que une arte y tecnología sobre uno de los maestros del renacimiento italiano en el marco del décimo aniversario de este parque dedicado al arte y la ciencia bajo el lema «Cultivar lo humano». En este contexto de pandemia en que estamos todos volviendo a empezar en un aspecto, la cultura es una fuente de inspiración para pensar nuevos modelos y mejores versiones, quizá, de nosotros», expresó Cannova por su parte.
Raffaello Sanzio de Urbino (1483-1520), el «Divino Pintor», fue un artista creativo, arquitecto y uno de los favoritos de la época además de ser considerado un «artista imprescindible» por el legado pictórico y arquitectónico que dejó.
Con una personalidad apreciada por la sociedad de la época, amoroso y afecto a las mujeres y su belleza (que se destaca en el tratamiento en sus pinturas), esto último según Giorgio Vasari -el primer biógrafo del arte-, y leedor de Petrarca, entre las obras más conocidas de Rafael está el fresco «La escuela de Atenas», los tapices que diseñó para la Capilla Sixtina, sus retratos y las famosas madonas realizadas para encargos particulares y papales.
En Urbino -al norte de Roma- se formó en el taller de su padre el pintor Giovanni Santi pero sobre todo con Pietro Perugino y comenzó su carrera artística en 1500. En 1504 se estableció en Florencia donde aprendió de Miguel Ángel y Leonardo, y luego vivió en Roma desde 1508 hasta su muerte en un momento de expansión de las artes durante los pontificados de Giulio II della Rovere -papa que lo convocó a la ciudad- y Leone X Medici. Fue una época en que confluyeron personalidades como Miguel Ángel, Leonardo, Bramante, Sangallo, otros artistas, escritores, filósofos y teólogos.
En esta muestra el acento está puesto en la iconografía de la madona con el niño en referencia a la Virgen María y el niño y las imágenes sagradas.
«El tema de la Virgen, la Madonna, en Rafael es el que más da cuenta de su evolución pictórica. Es un tema que recurre (que se repite) desde su primera obra hasta el final. Entonces, mirando toda esta secuencia de madonnas, uno se da cuenta de qué forma se desarrolla su mirada artística, de qué manera el contacto con otros artistas le aporta conocimiento que él traduce con su propia finalidad. Es uno de los temas que más dice del proceso creativo de Rafael», explicó Cannova.
La exposición consta de 19 reproducciones retroiluminadas a escala real de obras de Raffaello Sanzio o Rafael como es conocido en español, que reproducen sus famosas «Madonne» (Madonnas o Vírgenes) como la «Madonna della seggiola» (Virgen de la silla), la «Madonna del Granduca» (Virgen del Gran Duque, 1504) y otras imágenes sacras como su última obra, «Transfiguración» (Pinacoteca Vaticana), en cuya finalización estaba trabajando antes de su prematura muerte a los 37 años, el día de su cumpleaños, el 6 de abril de 1520, en Roma.
El trayecto a oscuras es iluminado por cada reproducción que también reproduce la experiencia más cercana a la del original, como si se estuviera frente a ella. La luminosidad de estas obras retroiluminadas y el equilibrio para «encontrar el punto de luz que rinda la luminosidad original de la obra ha sido todo un proceso también para encontrar la justa coloración», explicó Canneva.
El proceso de digitalización demandó cuatro años: por un lado para contar con las autorizaciones de los museos para fotografiar las obras (sin sus vidrios protectores), y después la optimización de la imagen obtenida para su impresión sobre tela y el armado de la caja con la retroiluminación.
Cada una de las obras expuestas tiene su texto explicativo y un código QR. A su vez, una instalación multimedia interactiva permite al espectador observar las imágenes de alta definición reproducidas en la pantalla táctil y contemplar de cerca los detalles, apreciar colores, luces y matices en un «cubo interactivo», ubicado al final del recorrido.
También desde esta instalación se podrá apreciar la sección dedicada a los Retratos de Rafael que se suman de este modo a la muestra.
Por otro lado, las descripciones y textos históricos disponibles a través de este dispositivo están curados por Antonio Paolucci, director científico de la exposición y uno de los mayores expertos del Renacimiento Italiano, y están disponibles en cuatro idiomas, incluido el castellano.
La técnica utilizada para reproducir las imágenes ofrece al público la posibilidad de sumergirse de lleno en la contemplación de estas obras maestras y acerca de este modo la posibilidad de conocer y contemplar la obra de uno de los maestros de la historia del arte occidental con la mediación tecnológica, que de otro modo sería muy difícil de apreciar en una sala de museo tradicional.
El recorrido de la muestra, parte de la etapa más temprana del artista con obras como la «Madonna Conestabile» (un pequeño tondo conservado en el Museo del Hermitage de San Petersburgo), pasando por el periodo Florentino con la Madonna del Cardellino (Uffizi, Italia) o la «Bella Giardiniera» conservada en el Louvre de París.
Mientras que período romano se pueden apreciar la «Madonna di Foligno» (Pinacoteca Vaticana) y la «Madonna della seggiola», en la cual una joven nos mira mientras estrecha contra sí a su rozagante hijo, que se abandona al calor del abrazo materno.
La muestra se puede visitar hasta el 28 de noviembre en el predio de Tecnópolis (Villa Martelli, Provincia de Buenos Aires), en el Polo «Cultivar lo humano», los viernes, sábados, domingos y feriados de 12 a 20 con ingreso gratuito y reserva de entrada previa.