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16 abril, 2024

Sentida despedida a Cristian Aliaga, el decidor exquisito detrás del hombre bueno

 

Este martes abandonó los pagos después de 62 vueltas completas al sol un amigo y referente en el decir y hacer. Cristian Aliaga dejó una huella imborrable en la Patagonia, por su labor periodística y literaria, desbordada de sensibilidad y calidad humana.

Fue escritor, periodista, y docente en la Universidad Nacional de la Patagonia y en la Universidad de Leeds (Reino Unido), pero sobre todo poeta con todas las letras, interpretador de señales, decidor exquisito y hombre sorprendido por la belleza mínima de la vida.

Publicó libros de poesía, textos de viajes y ensayos, así como varias antologías y compilaciones en las que fue dejando su marca indeleble a través de la palabra.

Integró el consejo de redacción de la revista “Último Reino”, creó la revista digital Revuelto Magallanes y fundó la Editorial Universitaria de la Patagonia.

Dirigió Espacio Hudson, Centro de artes & Editorial, en Lago Puelo (Chubut) y el periódico El Extremo Sur, El Patagónico, y fue columnista de Radio del Mar y FM Visión (Comodoro Rivadavia, Chubut), entre otros medios de la zona. Y acompaño brevemente desde la Subsecretaría de Información Pública de Chubut la gestión de Ignacio Torres, hasta apenas unos meses antes de su  partida.

Aliaga labró su vasto trabajo sobre sus vivencias y dedicada labor periodística, pero además lo sustentó con sólida formación, mediante un Postgrado en «Gestión en Cultura y Comunicación» en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y una Maestría en «Comunicación» otorgada por la Universidad Internacional de Andalucía, entre otros pergaminos.

Su generosidad y pasión por su vocción permitió que no sólo él se expresara profusamente a través de una veintena de excelentes y reconocidas obras, sino que contribuyó a iniciar en el camino de las letras y del decir a numerosos autores. Coordinó talleres de análisis y creación poética, impulsando el desarrollo de las letras y la comunicación en la Patagonia y parte del país. Editó la obra poética de Juan Carlos Bustriazo Ortiz y varias antologías de narradores de la Patagonia. En 2009 editó la obra de 37 nuevos poetas en “Desorbitados. Poetas novísimos del sur de la Argentina” (FNA)

Sus libros más hermosos: “La sombra de todo”, “Lejía”, “No es el aura de Kant”, “Música desconocida para viajes”, “Un ring para dios”, «La caída hacia arriba», «La nostalgia del futuro» (2023), son algunos de sus numerosos legados cuidadosamente labrados en su tránsito terreno, y por donde seguirá transitando su alma buena.