25 junio, 2023
Científicos de Rusia, Alemania y Francia alertaron sobre algunas enfermedades que habían estado atrapadas en el hielo desde tiempos prehistóricos. El deshielo irreversible del permafrost está «liberando materia orgánica» que estuvo congelada por hasta un millón de años.
Salud: Los seis «virus zombies» que revivieron por el cambio climático y preocupan a los científicos
Un equipo internacional de científicos de Rusia, Alemania y Francia advirtió se está subestimando «el riesgo de que las partículas virales antiguas sigan siendo infecciosas», los denominados «virus zombies» que revivieron a causa del cambio climático: estos virus, que se creían desaparecidos, fueron hallados en años recientes en lana de mamut, en momias siberianas, en los restos de lobos prehistóricos y en los pulmones de una víctima de influenza enterrada en el permafrost de Alaska.
En un artículo publicado en la revista Viruses, los expertos en genómica, microbiología y geociencia -que llevan casi una década rastreando los «virus zombies- dijeron que creen que «el riesgo aumentará en el contexto del calentamiento global, en el que el deshielo del permafrost seguirá acelerándose», desencadenando algunas enfermedades que habían estado atrapadas en el hielo desde tiempos prehistóricos.
Una cuarta parte del hemisferio norte está sustentada por suelo permanentemente congelado, conocido como permafrost. Debido al calentamiento climático, el deshielo irreversible del permafrost está liberando materia orgánica congelada por hasta un millón de años, la mayor parte de la cual se descompone en dióxido de carbono y metano, lo que aumenta aún más el efecto invernadero, explicaron los científicos.
«La descongelación del permafrost tiene importantes consecuencias microbiológicas», alertaron. «Una preocupación de salud pública más inmediata es la liberación física y la reactivación de bacteriasque han permanecido en criptobiosis atrapadas en permafrost profundo, aisladas de la superficie de la Tierra por hasta dos millones de años».
La materia orgánica «revivida» consiste tanto en microbios celulares revividos (procariotas, eucariotas unicelulares) así como virus que permanecieron «latentes desde tiempos prehistóricos», como Pandoravirus, Cedratvirus, Megavirus y Pacmanvirus, además de una nueva cepa de Pithovirus, hallados en el permafrost siberiano.
a investigación relaciona la «resurrección» de estos virus que se creían «muertos» «con el descongelamiento más profundo de la capa activa del permafrost en la superficie del suelo» a causa del aumento de las temperaturas. Dijeron que el resurgimiento de enfermedades de plantas, animales o humanos causadas por el renacimiento de un antiguo virus desconocido podría ser «desastroso» para la humanidad.
A fines de la década de 1990, el patólogo sueco Dr. Johan V. Hultin, que buscaba muestras de influenza para estudiar formas de combatir futuras pandemias- encontró de ARN del virus de 1918 (conocido como «gripe española») en los pulmones de una mujer muerta por el virus casi 80 años antes.
Hultin exhumó el cuerpo de la mujer inuit enterrada en una fosa común de víctimas de la influenza cerca de una aldea en Alaska. Gracias al permafrost, se conservó suficiente ARN del virus de la influenza para que los investigadores pudieron secuenciar el genoma completo de la cepa de 1918.
El científico dijo que el descubrimiento es una pista de que otras enfermedades que podrían quedar congeladas en el tiempo bajo el hielo.
El gigantesco virus antiguo Pithovirus sibericum es uno de los pocos virus visibles bajo un microscopio óptico común, porque tiene más de siete veces el tamaño de un virus moderno que infecta a los humanos, y fue hallado en el permafrost siberiano, a 30 metros de profundidad en 2014.
Científicos franceses del Centro Nacional de Investigación Científica de la Universidad de Aix-Marseille (CNRS-AMU) resucitaron al P. sibericum de 30.000 años exponiendo amebas sacrificadas al virus: «Esta es la primera vez que vemos un virus que sigue siendo infeccioso después de tanto tiempo», dijo uno de los investigadores.
Aunque P. sibericum no representa un peligro claro para personas o animales, los investigadores eligieron sus amebas ‘canarios en la mina de carbón’ como una forma de probar los riesgos futuros que plantean los patógenos muertos vivientes que emergen del deshielo.
«La facilidad con la que se aislaron estos nuevos virus sugiere que las partículas infecciosas de virus específicas de muchos otros huéspedes eucariotas no probados [incluidos humanos y animales] probablemente siguen siendo abundantes en el antiguo permafrost», alertaron los investigadores».
Un poco más pequeño que P. sibericum (0,6 micrómetros), M. sibericum es otro virus gigante que no es una amenaza para los humanos o los animales, pero su proximidad a P. sibericum dejó a los científicos preocupados de que el permafrost estuviera repleto de patógenos muertos vivientes.
«No podemos descartar que los virus distantes de las antiguas poblaciones humanas (o animales) siberianas puedan resurgir a medida que las capas de permafrost del Ártico se derritan o se vean interrumpidas por las actividades industriales», escribieron los investigadores en 2015.
Tanto el mamut Pandoravirus como el mamut Megavirus fueron descubiertos en lana de mamut que estuvo congelada durante 27.000 años en las orillas del río Yana en Rusia.
Los investigadores han elegido las amebas como sus ‘canarios’ de prueba porque estos organismos unicelulares están lo suficientemente cerca de las células eucariotas de tipo humano y animal para ser informativos, pero no lo suficientemente cerca como para correr el riesgo de crear una nueva pandemia.
Si bien estos dos virus, afortunadamente, no pudieron infectar células humanas y de ratón durante las investigaciones, los investigadores dijeron que es «legítimo reflexionar sobre el riesgo de que las partículas virales antiguas sigan siendo infecciosas y vuelvan a circular por la descongelación de las antiguas capas de permafrost».
Relacionado lejanamente con el virus de la peste porcina africana, el Pacmanvirus lupus, se descongeló de los intestinos congelados de un lobo siberiano (canis lupus) muerto hace 27.000 años y hallado en el mismo sitio del lecho del río Yana que los dos virus mamut.
Al igual que el resto de estos virus antiguos de gran tamaño, el P. lupus todavía es capaz de volver a la vida y matar amebas (los científicos las usan en sus pruebas porque estos organismos unicelulares están lo suficientemente cerca de las células eucariotas de tipo humano y animal) a pesar de que estuvo «dormido» desde el Mesolítico o la Edad de Piedra Media.
La brutal enfermedad fue erradicada oficialmente a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas, en 1980, pero en 2004, científicos franceses y rusos encontraron el virus dentro de una momia siberiana helada de 300 años congelada en la tundra de Sakha (Rusia).
La momia fue encontrada en un grupo de tumbas hechas durante un brote de viruela entre finales del siglo XVII y principios del XVIII en la región nororiental de Siberia. Las tumbas de madera estaban enterradas en el permafrost, pero la tumba con viruela había sido rellenada con cinco momias congeladas.
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