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27 enero, 2025

¿Que nos puede ofrecer Milei, si le va bien con la economía?

El editorial de la semana pasada sobre la necesidad de búsqueda de consensos que permitan afianzar los cambios iniciados por el actual gobierno, comenzaron a hacerme pensar en una idea más que interesante: ¿qué nos puede ofrecer Milei además de solucionar la economía de nuestro país?

Por Sergio Marcelo Mammarelli*

Muchos, con razón, podrían dudar sobre mi sano juicio al no advertir la importancia de que la economía tenga una solución estable en la Argentina. Sin embargo, intento ver un poco más allá y mi duda se dirige a otro lado y es a la sociedad en su conjunto.

De pronto, mi humilde y pobre cabecita comenzó a pensar algunos de los interesantes interrogantes planteados por varios analistas políticos:

¿El próximo presidente será propuesto por algún partido político?

¿Se cumplirá la profecía digital del autogobierno por algoritmos sin participación de la política?

¿Quedará espacio para la política en la nueva Argentina?

Lamentablemente, no tengo respuesta para estas preguntas salvo un particular punto de vista, que en modo alguno pretende elevarse a la categoría de verdad, permaneciendo en el terreno de la opinión.

Supongamos que a Milei “le va bien”. Es decir, que resuelva el problema de la inflación, el equilibrio fiscal, etc. Que otra cosa tiene para ofrecer? ¿Acaso ganaría igual la próxima elección porque la gente le agradecería haber terminado con la inflación? Supongamos que sí.

Todos sabemos que la sociedad piensa con criterios de urgencia olvidando rápidamente los problemas solucionados y planteando en la agenda aquellos que se encontraban en el tintero. Aquí es donde Milei no puede ofrecer nada más y paradójicamente la oposición sí. Dudo que el éxito económico del Gobierno solucione alguno de los problemas estructurales de la Argentina sobre los que tímidamente ya hemos hablado en estos editoriales, tales como reformas del sistema de salud, de los sistemas jubilatorios, los gravísimos retrasos en la infraestructura pública, la crisis en la educación, la pobreza estructural, etc.

Es aquí donde adquiere relevancia “la batalla cultural libertaria”. Ella tiene por detrás la idea de que el Estado nacional no debiera hacerse cargo entre otras cosas ni de la salud ni de la educación ni de la obra pública, etc. Un estado burocrático pequeño con pocas funciones, que prácticamente no cobre impuestos y deje las responsabilidades en manos de los Estados provinciales y de los particulares. En este caso, el modelo supone que las provincias debieran seguir el modelo con una enorme contradicción: reducir impuestos, pero dar los servicios que la Nación se quita de encima.

Está claro que esa batalla cultural, aunque fuera exitosa, cosa que pongo en duda, para ser posible deberá si o si iniciar una enorme reforma constitucional, que rompa la orientación consensualista de la reforma del 94, rompa el Estado federal y nos lleve a un país libertario unitario.

Lo expuesto implica que para que Miei pueda seguir ofreciéndonos más bonanza a todos los argentinos, previamente debe triunfar en su batalla cultural, es decir, que los argentinos por fin nos demos cuenta de que valores como la seguridad social, salud pública, obra e infraestructura pública, educación pública y gratuita, etcétera conforman un ideario aspiracional de la Argentina del pasado.

En consecuencia, el triunfo de la batalla cultural deberá consolidar dos cosas. Primero construir una abultada mayoría y, en segundo término, arribar a un consenso que permita ya, no solo leyes sino hasta la necesidad de una reforma constitucional. Mucho, no?

Si bien no me atrevo a decir que semejante cambio es imposible permítanme por lo menos dudar sobre el éxito de esa empresa. Hasta ahora, el Presidente solo utilizando el veto pudo frenar leyes del Congreso que precisamente van en sentido contrario a lo que piensa el Gobierno. Seguramente, el 2025 le otorgará la construcción de una mayoría, pero ello es nada para el éxito de su empresa.

En conclusión, el corto plazo pareciera estar signado por el éxito económico del Gobierno que podría incluso extender la confianza de la sociedad por agradecimiento. Sin embargo, en el mediano plazo, irremediablemente Milei necesita ganar esa batalla cultural para tener algo para ofrecernos. En el medio, la oposición tiene tela para cortar o como se diría en términos más callejeros: tiene para hacer dulce de leche de sobra.

 

*Abogado laboralista, especialista en negociación colectiva, Ex Titular de la Catedra de Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Universidad Nacional de la Patagonia, Autor de varios libros y Publicaciones, Ex Ministro Coordinador de la Provincia del Chubut.