20 mayo, 2025
La flota langostinera en puerto y las plantas de procesamiento sin actividad provocan una desaceleración en la economía local que rápidamente repercute en el comercio. Preocupa la posibilidad de que este año no haya temporada de langostino en aguas nacionales.
Por Nelson Saldivia*
La pesca, el aluminio y el turismo son los tres principales motores de la economía de la ciudad de Puerto Madryn. La dilación y la falta de certezas sobre el inicio de la pesquería de langostino en la jurisdicción nacional genera preocupación en diversos ámbitos, teniendo en cuenta que la industria pesquera tiene un gran impacto de derrame en diferentes rubros.
La cadena productiva del langostino está en ‘modo pausa’ desde que terminó la temporada de aguas provinciales a mediados del mes de marzo. La actividad en las plantas de procesamiento es casi nula, algunas están realizando algún reproceso de cola que quedó sin vender, para cubrir los gastos de la garantía horaria que se le abona al personal efectivo. El personal de temporada y los miles de trabajadores eventuales no serán convocados hasta que haya materia prima para procesar.
En Madryn el movimiento portuario vinculado a la pesca ha quedado circunscripto al calamar, que ha tenido un gran desempeño, pero al moverse la flota ya opta por desembarcar en puertos bonaerenses. La estiba del fresco y el congelado aguardan impacientes el inicio de aguas nacionales, y por primera vez, la pesca al norte del paralelo 41° les reportó una exigua actividad ya que solo operó un solo barco congelador y nueve fresqueros colorados.
Toda la logística que mueve el langostino está parada. Los proveedores no tienen demanda ya que ni fecha hay para el alistamiento de los barcos. Con todas las tripulaciones en tierra y los obreros de las plantas en sus casas crece la incertidumbre al observar que el mes de mayo ya está perdido y sin indicios claros que la zafra pueda empezar en junio o julio.
El comercio local advierte que, en el invierno, es la pesca la que dinamiza la actividad, teniendo en cuenta que tanto, tripulaciones, trabajadores de planta y actividades conexas vuelcan esas masas salariales directamente al consumo.
El 17 de marzo se habilitó la pesquería de la especie langostino fuera de la zona de veda de merluza y solamente un barco congelador hizo mareas, el resto de la flota de empresas chicas hasta grandes grupos empresarios mantuvieron sus embarcaciones en puerto, aduciendo que sacar los buques con las actuales estructuras de costos laborales les genera rentabilidad negativa. Pierden menos con los barcos parados que con los barcos pescando, es la lógica que aplicó el sector mayoritariamente, casi en forma unánime.
A todo esto, cinco cámaras empresarias marplatenses y patagónicas que agrupan a barcos fresqueros de altura anunciaron en forma conjunta que no están dadas las condiciones para iniciar la temporada de pesca de langostino de aguas nacionales. Anticiparon a los sindicatos marítimos que se terminó ‘la tablita’ y en adelante se ‘trabajará a convenio’, al tiempo que plantearon una reformulación del Plan de Manejo del Langostino, cuestión que no está teniendo eco favorable en el Consejo Federal Pesquero.
En tanto, los fresqueros de altura enfrentan la disyuntiva que las plantas de procesamiento de Chubut no están dispuestas a pagar más de 1,80 dólares por la materia prima, es decir, valores similares a lo que se terminó pagando al pescado en banquina en la temporada de aguas provinciales. A ese precio, el armado de los colorados haría inviable la ecuación del negocio.
Así las cosas, la rueda económica del langostino no está girando y sus efectos colaterales empiezan a sentirse en las economías locales. El llamado a prospección no encierra demasiadas expectativas para que la flota zarpe el 28 de mayo, toda vez que los congeladores han ratificado, mayoritariamente, que no moverán los barcos hasta que se firme una rebaja salarial de los sueldos proporcionales de producción.
*RP/PDP