20 agosto, 2023
La vertiginosidad de los hechos sucedidos tras la derrota del oficialismo en las elecciones primarias del domingo implica un agravamiento de las principales variables económicas macro, con fuerte impacto en la población en general, por la pérdida de valor de la moneda con el traspaso de la devaluación a los precios al consumidor, lo que prevé una suba fuerte de la inflación, y un clima de incertidumbre generalizado.
Por Nelson Saldivia*
Para el sector exportador, la devaluación del 22%, aplicada el lunes por la autoridad monetaria, llevando el tipo de cambio oficial de $287,35 para anclarlo a 350 pesos aparecía como un alivio, pero para el ‘sector pesquero’ es casi nulo, ya que al estar vigente el ‘dólar agro’ a 340 pesos, la variación fue de apenas el 2,85%. Con este ajuste del tipo de cambio, el dólar minorista en el Banco Nación quedó a un precio de venta de $365,54.
La brecha cambiaria no se achicó, el dólar oficial subió a 365 pesos y, en apenas dos días de esta semana, el dólar paralelo trepó de 605 a 730 pesos, y es imprevisible pronosticar a cuanto cotizará cuando termine la semana.
El gobierno de Alberto Fernández con Sergio Massa en Economía y candidato de Unión por Todos tenían planeado devaluar desde antes del domingo, ya que era un expreso pedido del FMI, según admitieron, para avanzar después con la promesa de nuevos desembolsos; prefirieron ocultarlo para no asumir el costo político en las urnas, pero la irrupción del ‘cisne negro’ libertario con Javier Milei dejó un escenario impensado para el oficialismo.
El lunes devaluaron y el martes el INDEC dio a conocer el dato de inflación de julio que fue de 6,3% y en los 12 últimos meses acumuló 113,4 por ciento.
En los primeros siete meses del año el IPC acumuló 60,2 por ciento. El dato no refleja aún la devaluación del tipo de cambio que tuvo lugar esta semana que impactará en los precios del índice de agosto y sería de dos dígitos. El equipo de Massa anunció que se prorroga el programa de ‘Precios Justos’, pero ya nadie cree en ese esquema que nunca dio resultados, y se circunscribe al relato del oficialismo.
La suba espiral de precios al consumidor se replicaría también en tarifas, servicios e insumos.
En la ecuación de costos, el principal insumo en la industria pesquera es el rubro combustible que utilizan las flotas. Tras la devaluación del tipo de cambio oficial, este martes, las petroleras comenzaron a aplicar suba de precios del 14 hasta el 25 por ciento.
Las compañías del sector siguen sosteniendo que, a pesar de esta actualización, el precio de los combustibles sigue unos 20 puntos por debajo de la inflación oficial.
“Trabajar con esta brecha cambiaria es imposible”, afirmó categórico un ejecutivo de una compañía pesquera consultado sobre las recientes medidas económicas.
“Estamos peor que el día anterior a las medidas, porque los que tenemos créditos fiscales a recuperar, en un solo día perdimos más del 20 por ciento del valor de la plata”, graficó al tiempo de poner como ejemplo que, con este cierre de importaciones, cepo cambiario, los insumos o repuestos importados que se requieren experimentan un encarecimiento muy por arriba de la devaluación.
“La situación es crítica en el sector y estas medidas no han mejorado las condiciones de los exportadores”, evaluó al analizar el contexto de los mercados internacionales que se mantienen retraídos. “Los precios del langostino congelado a bordo siguen mal, el L1 hay algún movimiento, el L2 menos y el L3 muy poco. Las colas de tierra no repuntan, el pelado devenado sí, por lo que la ecuación es muy compleja”, confió.
Otro directivo de un importante grupo empresario coincidió respecto a que “las devaluaciones por sí solas no sirven, hace falta un plan económico integral antiinflacionario, un tipo de cambio único y sin retenciones”, planteó como un escenario al que aspirarían tener en Argentina.
La devaluación provoca suba precios, incremento inflacionario y deterioro de los salarios. El Gobierno alista una serie de medidas para intentar morigerar el impacto del salto cambiario sobre el poder adquisitivo, pero se prevé que en breve se recalentará la discusión paritaria.
A esta altura todos descuentan que el Gobierno autorizará una reapertura masiva de las negociaciones, más cuando se está en carrera a las elecciones generales de octubre. También sigue sobre la mesa la idea de una suma fija, que los gremios rechazan.
Consultoras privadas proyectan una inflación del 13 o 14 por ciento para agosto, y con el dato de julio el acumulado de los últimos 12 meses escala a 113,4%, por lo que a nadie sorprende que los gremios golpearán la puerta antes de la vuelta a las urnas.
Las elecciones del domingo abrieron un escenario de muchos interrogantes. De aquí a los comicios presidenciales del 22 de octubre quedan dos meses por delante, y si se requiere definir el próximo gobierno en un ballotage habrá que sumarte otro mes hasta el 19 de noviembre, lo que suma incertidumbre, más aún cuando no hay estabilidad en las principales variables económicas.
Un creciente clima de crispación social tampoco le conviene a nadie, pero tampoco a nadie escapa que el bolsillo es el musculo más sensible de la sociedad, y también es cierto que el denominado movimiento obrero organizado, con los gordos de la CGT a la cabeza, ha mantenido un inusual comportamiento complaciente y silencioso, que difícilmente mantendrían con un gobierno no peronista con esta misma volatilidad económica.
Otro dato “anecdótico”, el 3 de agosto de 2022, día que asumió Sergio Massa al frente del Palacio de Hacienda, la venta del dólar blue tenía un valor de 298 pesos, ayer cerró en 730.
Con todo, concluyeron las PASO, y ninguno de los precandidatos presidenciales hizo mención alguna a qué visión tienen de la “industria pesquera”, ni qué planes tienen para la pesca que está noveno en el ranking de complejos exportadores, y en el año 2022 le reportó 1.823 millones de dólares de divisas al país.