4 enero, 2022
PARA ABSTECER AL CAREM Y A LA FUTURA CENTRAL CHINA EN FORMOSA
La empresa estatal Dioxitek podría tener una línea de combustible nuclear con uranio enriquecido. El gobierno nacional está analizando esta opción para poder abastecer al Carem y a la futura central china desde la planta que se está construyendo en Formosa.
El gobierno comenzó a analizar la posibilidad de agregar una línea de combustible nuclear con uranio enriquecido a la planta que se está construyendo en la provincia de Formosa, según confirmaron fuentes oficiales a EOL.
“Se está hablando que Dioxitek también fabrique dióxido de uranio, pero con uranio enriquecido”, señaló una fuente de cargo gerencial de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), mientras que desde Dioxitek reconocieron a este medio que “lo tenemos como idea y lo hemos hablado con las autoridades”.
“En la NPU de Formosa hay lugar porque estaba pensada para 2 líneas y la obra civil se hizo de acuerdo a ese plan. Entonces sería muy interesante hacer una segunda línea con uranio enriquecido. Falta cerrarlo con la CNEA y con NASA, pero lo venimos hablando en las mesas nucleares que hacemos mensualmente”, agregaron.
Se trataría de un nuevo hito para el polo científico-nuclear argentino que, de esta forma, estaría en condiciones de abastecer tanto al reactor Carem como a la futura central china con la que todavía se están ultimando detalles.
Dicen que la gran ventaja es que se ganaría muchísima independencia tecnológica, lo que, además de significar una sustitución de importaciones que ahorraría divisas, representa un paso clave para poder salir a exportar reactores como el Carem a otras partes del mundo.
En el sector consideran que el país ya está capacitado para salir a vender reactores a otros países, pero el hecho de no poder proveerle el combustible resultaba un claro limitante que hacía menos atractivo el proyecto para eventuales compradores.
Es que, hasta ahora, tanto la actual fábrica de combustible nuclear de Córdoba como la que se proyecta en Formosa, estaban programadas para abastecer a reactores de uranio natural, como tienen las tres centrales argentinas en funcionamiento: Embalse, Atucha I y Atucha II.
En cambio, el Carem y la eventual central china PWR de tecnología Hualong utilizarían combustible con uranio enriquecido que, de no construirse esta nueva línea en Formosa, habría que salir a importar y muchas veces no se consigue. “Sería lo ideal porque eso te transforma en un productor autosuficiente”, dicen en CNEA.
Si bien nuestro país está dentro del selecto grupo de países capaces de enriquecer uranio gracias al proyecto Pilcaniyeu, se trata de una planta de demostración con una escala apenas superior que de laboratorio que bajo ningún punto de vista puede abastecer a la NPU de Formosa para darle combustible a los dos reactores mencionados.
“El método que se usa en Pilca no es el más adecuado. Es muy antiguo y muy costoso energéticamente. Es una planta que Argentina mantiene para poder decir que tiene una actividad de enriquecimiento y así tener voz y voto en decisiones geopolíticas del sector nuclear”, explicaron expertos al medio especializado EOL.
Por lo tanto, el uranio enriquecido que se trataría en Formosa para fabricar dióxido de uranio habría que comprarlo en el exterior, lo que no quita relevancia al avance en esta posible línea.
No obstante, también existen proyectos desde hace varios años para modernizar Pilcaniyeu y enriquecer uranio a partir de métodos más eficientes y a mayor escala. Uno de ellos es la ultra centrifugación, mediante el cual, el uranio más denso (U238) queda en las paredes de la centrífuga y el menos denso (U235) en el centro.
Es el sistema que más se usa actualmente en el mundo y es el proyecto más firme que impulsa la CNEA. A fines del gobierno de Cristina Kirchner comenzaron las primeras inversiones que posteriormente se paralizaron y, por el momento, no se esta hablando de volverlo a reactivar en el corto plazo.
“El tema de la ultra centrifugación es el impedimento es económico. Habría que hacer una inversión muy grande. Para poder hacer una planta industrial de pequeña a mediana, el número más chico son 500 millones de dólares”, indican desde la CNEA.
La otra posibilidad está todavía más atrasada y es el enriquecimiento de separación isotópica por láser, un método sumamente novedoso a nivel internacional. Consiste en expulsar el hexafluoruro de uranio (UF6) mezclado con gas argón a velocidades supersónicas por una tobera. A estas velocidades, las moléculas de uranio y las de argón tienden a unirse en dímeros (partículas de dos moléculas) y, mediante el uso de láseres muy específicos, se puede lograr que el U235 no quede asociado a ninguna molécula.
Existen proyectos desde hace varios años para modernizar la planta de Pilcaniyeu (foto) y enriquecer uranio a partir de métodos más eficientes y a mayor escala
Desde el año pasado previo al viaje de Alberto Fernández a China, la puja por definir qué proyectos de infraestructura que se incluirían en la carpeta de prioritarios para solicitar financiamiento se tornaron cada vez más áspera. Provincias, municipios, sindicatos, políticos y empresarios se movieron a contrarreloj para lograr colar en esa preciada lista la mayor cantidad de obras que beneficien sus intereses.
Ahora, ante un eventual nuevo viaje de Alberto a China en busca de más financiación, la historia se repite.
El tem que sobresale por varias cabezas debido a su altísimo costo: la cuarta central nuclear. Con 9.000 millones de dólares de inversión, la potencial Atucha III no solamente se convertiría en la mayor obra de infraestructura argentina, sino en la más grande financiada por Beijing fuera de sus fronteras.
Representaría, a su vez, el desembarco del gigante asiático en América Latina en una industria estratégica a nivel mundial, lo que, lógicamente, no sería visto con buenos ojos por parte del resto de Occidente y en especial de los Estados Unidos.
Hoy por hoy, hay quienes afirman que la negociación con el FMI estaría empantanada por falta de apoyo de Estados Unidos a la gestión del gobierno argentino. Tal vez este proyecto nuclear que vuelve a desempolvar el gobierno argentino, termine de definir para bien o para mal, para que lado se inclinará la balanza y la negociación financiera en danza.
“La central genera un flujo de salida de divisas enorme. Tenés un componente chino muy alto y una gran dependencia en cuanto a la tecnología adquirida. No es cierto que vaya a haber transferencia de tecnología, eso no está en el contrato y no hay otro país en el mundo que produzca esa tecnología. Entonces para la operación y mantenimiento exige un alto gasto de divisas. En costos comparados, convienen otro tipo de emprendimientos como represas hidroeléctricas”, indicaron desde el Palacio de Hacienda.
Sucede que, además del debate por la propia central, hay una fuerte discusión en la comunidad nuclear por el tipo de tecnología a utilizar. En los acuerdos firmados en 2014 y 2015, se preveía construir una segunda planta de uranio natural con reactor Candu. Es decir, un tipo de central ya conocido en la Argentina donde se podría agregar mayor contenido local.
Cuando asumió Macri, esta alternativa fue dejada de lado rápidamente y, al parecer, la gestión de Alberto Fernández no pretende reflotarla dado que el único proyecto con chances de avanzar es el de tecnología Hua Long que poco podría ayudar a la cadena de proovedores locales.
“El gran tema de la Candu es que estaba atada a la desesperación china de vender su reactor. Por eso la gran oferta inicial cuando Cristina era presidenta. Hoy esas condiciones no existen”, explica a este medio una fuente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), uno de los espacios mayoritariamente opositor al proyecto Hua Long.
En cambio, el otro gran actor sectorial, Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), es un ferviente defensor del reactor desde el cambio de directorio que impulsó el embajador Vaca Narvaja, al que en algunos gremios califican como “un lobbista chino”.
“Políticamente hay una divisoria de roles muy clara a nivel diplomático. El vínculo con Estados Unidos lo lleva el albertismo con Arguello a la cabeza y las relaciones con China y Rusia están bajo la órbita del Instituto Patria. Vaca Narvaja ya venía manejando este vínculo incluso de antes de ser Embajador”, sostiene el especialista en comercio exterior, Miguel Ponce.
“Debemos avanzar en simultáneo en todos los frentes con nuestros aliados internacionales porque si nos apoyamos demasiado en China, el resto puede mirarlo mal. No me extrañaría que el tema nuclear esté en la agenda de la visita del Jefe del Comando Sur de los Estados Unidos que llegó ayer por la tarde a la Argentina”, agregó.
Por otro lado, la obra también es cuestionada desde un punto de vista técnico relacionado a las necesidades energéticas argentinas. Desde la firma de los acuerdos en 2014 y 2015, el consumo eléctrico se ha estancado notablemente. Primero, como reacción a los aumentos de tarifas decretados por Macri y, luego, como consecuencia de la recesión económica iniciada en 2018.
Paralelamente, en ese lapso se incorporaron una serie de Centrales Termoeléctricas nuevas y, sobretodo, un gran número de parques de energía eólica y solar que al tener prioridad de despacho, dejaron afuera a muchos generadores.
“Creo que no dan los números para ejecutar este proyecto. La Economía Energética argentina no lo tolera”, aseguró vía Twitter el ex secretario de Energía Jorge Lapeña recalcó la necesidad de un plan energético para poder analizar estas cuestiones.
“Estamos hablando de algo muy complejo donde tenemos que conocer las implicancias. Hay que analizar toda la cadena de decisiones, si va a ser uranio argentino, uranio chino. Habría que hacer un primer cálculo de cuál es el costo de la generación eléctrica que voy a obtener y cómo esto puede influir en las tarifas futuras, porque estaría superando los 150 dólares por MWh solamente de capital”, dijo.
*EOL/MEN