22 febrero, 2022
El sexto libro del autor de “Ciudad Amarilla” constituye además el estreno de la editorial Casa de Criaturas, y agrupa una colección de historias entre sorprendentes y tenebrosas que se desarrollan en las ruinas de un emprendimiento inmobiliario fallido en el que se suceden las batallas sanguinarias entre una clase acomodada y oligárquica y aquellos a los que sus integrantes consideran “siervos”, provenientes de los sectores populares con reminiscencias de las luchas que se desarrollaron frecuentemente en la historia argentina. “Argirópolis fue solo un símbolo y pronto dejará de serlo. Esto es mucho más importante. Ustedes son los únicos que pueden erradicar el hecho maldito desde la raíz”, dice un personaje de los llamados “próceres de la patria” para arengar a los suyos.
Santiago Martínez Cartier nació en Buenos Aires en 1992. Es músico y redactor creativo. Ya publicó cinco novelas y colabora como redactor en diversos sitios especializados en cine y literatura. Una de sus novelas “El quinto peronismo” se transformó en un audiolibro teatralizado y en un podcast.
En sus obras apela a la distopía para cuestionar el presente y reflexionar sobre los problemas de las sociedades actuales en América Latina y, específicamente en Buenos Aires, la ciudad en la que vive.
-Santiago Martínez Cartier: Creo que es una suerte de híbrido entre libro de cuentos y novela. No por el formato de relatos breves sino por la forma en que están ordenados los textos. Son, básicamente, fragmentos que transcurren dentro de un mismo universo. Un poco me inspiré en Cordwainer Smith, un poco en Manuel Puig, dentro del ámbito de la literatura y un poco en “La balada de Buster Scruggs” de los hermanos Coen, en el cine.
-S.M.C.: Sí. Creo que en ese sentido la ciencia ficción es política. Es un género problemático. Sirve para poner en crisis a la actualidad. Todas mis obras son variaciones de una Buenos Aires posible en el futuro. En este caso enfoco la crisis inmobiliaria, el vegetarianismo, la construcción, el crecimiento desordenado y la crisis de vivienda que ya se ve y genera que haya departamentos desocupados porque a los dueños no les es redituable ni alquilarlos ni venderlos y, a la vez, gente que vive en la calle. Pero además reflejo el cambio climático y el crecimiento de los océanos que genera un peligro para toda la zona de Buenos Aires que ha sido ganada al río.
-S.M.C.: Claro. “Palermo Dead” me permitía jugar con Palermo Queens y esos nombres de fantasía creados por los desarrolladores inmobiliarios. Pero además ese lugar me planteaba miles de posibilidades porque ahí está el panteón de los músicos de Sadaic, el de los actores, el de ciertos personajes populares. Pero hay una historia detrás de su creación, tras la epidemia de fiebre amarilla, cuando las familias acaudaladas cuyos fantasmas desfilan por el libro abandonaron sus propiedades en San Telmo y Barracas y se mudaron al Norte y el cementerio de la Recoleta no dio abasto para enterrar a los muertos.
-S.M.C.: Sí. Plantea una geografía para los cuentos, pero además hay temas y personajes que se repiten: la violencia, la dominación, la antropofagia. Creo que construí un híbrido entre la novela y el cuento.
El enfrentamiento que se plantea entre personajes de clases sociales e ideologías distintas tiene reminiscencias del Facundo de Sarmiento, el concepto de esa oposición entre civilización o barbarie.
-S.M.C.: Sí. Intenté hacer, sobre todo en la primera parte, una alusión a Sarmiento y ese comienzo del Facundo evocando a la sombra de Quiroga. Busqué ese tono gótico y grandilocuente, muy barroco en la primera parte de la novela en la que llevan la acción los personajes de la oligarquía, los “próceres de la patria”, pero luego, a medida que se va la luz, van llegando los bárbaros y la prosa es más sencilla.
-S.M.C.: Sí, Gardel aparece en un bar y otro personaje que es una evocación de Juan Carlos Calabró que parece enfrentarse al “Minguito” de Juan Carlos Altavista con dos humores distintos. Pero no los nombré directamente, preferí que el lector que entendiese la referencia lo hiciese, y el que no, solo comprendiese que se trataba de personajes populares cuyos fantasmas están en la Chacarita.
-S.M.C.: Claro. Al comienzo se narra desde la otredad, desde una mirada extrañada para con lo que es distinto, como en Facundo. Claramente yo adhiero a lo popular, que es lo que triunfa al final. El personaje del hombre de la cámara de uno de los últimos cuentos es un homenaje a Leonardo Favio, el mejor cineasta de la historia argentina. También en “El quinto peronismo” contaba un mundo distópico en el que se repite la historia de los setenta y la tierra recibe la llegada de una raza peronista que llega desde el espacio, desde un planeta rojo.
-Sí. Sobre todo en la segunda historia hay una violencia parapolicial y algunos elementos más actuales como el sectarismo y el marketing de esa iglesia evangelista que quizás es más afín con lo que sucede en la actualidad en otros lugares de Latinoamérica como Brasil. Aquí no está ese sectarismo pero siempre está el peligro del autoritarismo.
-S.M.C.: Cuando empecé a escribir esta ciencia ficción popular no había otros exponentes. Ahora está Incardona, está “El coloso justicialista” de Juan Ruocco sobre un robot que combate los bombardeos a la Plaza de Mayo y “Los escoltas” de Eddie Fitte sobre un plan peronista de viajes en el tiempo. Hay un género que se está consolidando.
-S.M.C.: Creo que sí. Sobre todo porque la ciencia ficción es muy amplia y tiene múltiples temáticas: fantasmas, universos paralelos, máquinas del tiempo. Puede ser más o menos realista pero la tradición existe, La rastrea
Pablo Capanna, el principal teórico de la ciencia ficción en el país. Él escribió “El sentido de la ciencia ficción” en los sesenta pero lo actualizó en los noventa. Rescató textos de distintos autores, algunos publicados en la revista El péndulo. Pero están Carlos Gamerro, Angélica Gorodischer. Actualmente Martín Castagnet y Agustina Bazterrica, J.P .Zooey. pero el mismo Bioy Casares hizo ciencia ficción en “La invención de Morel”.
-Sí. Fue deliberado. Me divierte lo apócrifo, las citas falsas mezcladas con las reales. Soy muy admirador de Manuel Puig que utilizaba epígrafes y paratextos que remitían al universo de la cultura pop. Creo que la bibliografía que se cita le da verosimilitud a las historias y al universo ficcional. Es un modo de expandirlo, Es algo que Borges hacía mucho.
-S.M.C.: Sí. “Palermo Dead” es el primer libro de Casa de criaturas, la editorial que acaba de crear Eduardo Malach, que era el editor de mis novelas anteriores en Milena Caserola. Yo me involucré en el proyecto desde mi trabajo en una agencia de marketing, para buscarle una identidad al nombre, pero además con mi texto. Probablemente siga involucrado en el marketing pero también en la búsqueda de autores, no necesariamente dentro del género de la ciencia ficción, pero quizás sí con obras que cuestionen la realidad, que planteen una ruptura e interpelen al presente.
-S.M.C.: Con ella habíamos trabajado en la editorial y surgió la posibilidad de que ilustrase los cuentos. Fue un trabajo muy cuidadoso en el que primero los leyó e hizo varios bocetos de lo que le despertaban, y luego lo conversamos y concretó los dibujos. Sus ilustraciones plantean un complemento interesante que expande el universo de la imaginación. Me sucede que antes de escribir un libro armo “la biblia” de ese universo. cada personaje con sus características, con sus historias y cosas que no terminan apareciendo pero que tengo que saber para imaginar cómo van a reaccionar y hacia dónde va la acción. Algo de eso también está en los dibujos.
-S.M.C.: Me quedaron otros mitos y leyendas y otras características de los personajes. La ciencia ficción es inagotable.