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26 noviembre, 2021

La rosca energética será clave para el quórum del Congreso que se viene

Para alcanzar la mayoría necesaria tanto en el Senado como en Diputados, el gobierno necesitará el apoyo de fuerzas provinciales como las de Río Negro, Neuquén y Misiones que piden una serie de demandas en hidroelectricidad e hidrocarburos.

Por Fernando Heredia

La discusión energética será la llave del oficialismo nacional para alcanzar quórum en el Congreso durante los últimos dos años de su mandato. El problema es que deberá otorgar numerosas concesiones a tres fuerzas políticas provinciales con un rol central en materia hidroeléctrica e hidrocarburífera.

Se trata de Neuquén, Misiones y Río Negro, donde el Frente de Todos tuvo un muy mal desempeño en las elecciones de este domingo. Los tres distritos se caracterizan por ser gobernados por partidos locales, cuyos diputados y senadores suelen están dispuestos a acompañar al oficialismo de turno, siempre y cuando cumplan con una serie de demandas.

Principalmente, en etapas, como la que empieza el 10 de diciembre, donde sus votos adquieren una importancia mucho mayor al ser vitales para aprobar las leyes que el gobierno necesita. A sabiendas de este rol estratégico, Misiones y Río Negro conformaron un interbloque al que sumarán a los diputados electos de Neuquén. De este modo, se sentarán a negociar en conjunto con la cúpula del peronismo.

Las primeras dos son prioritarias para que Cristina Kirchner pueda lograr mayoría en el Senado, ya que, a partir del resultado de estos comicios, tendrá sólo 35 bancas y necesitará de las dos que ocupan el rionegrino Alberto Weretilneck y la misionera Magdalena Solari Quintana para llegar al piso de 37.

En tanto, en Diputados, el Frente de Todos tendría 118 bancas, once menos que el quórum, por lo que necesitará bastantes legisladores más que los cuatro que juntan entre estas dos fuerzas provinciales.

Ahí entra a jugar el neuquino Rolando Figueroa, que no solamente será diputado a partir del mes próximo, sino que se posiciona como candidato a reemplazar a Omar Gutiérrez en la gobernación en 2023. Como explicó EOL, Figueroa pertenece al ala del MPN (Movimiento Popular Neuquino) más cercana al peronismo, lo que no significa que prescindirá de reclamos a cambio de levantar su mano.

El común denominador de estas tres provincias es su fortaleza en el segmento hidroeléctrico y su todavía amplio potencial para construir nuevas represas. En ese sentido, Neuquén tendría prácticamente asegurada la construcción de Chihuido, aunque su principal reclamo junto al distrito vecino es la provincialización de las privatizaciones que empiezan a vencer a partir del 2023.

Según pudo saber este medio, el gobierno nacional no cedería en este aspecto, aunque no se descarta otorgarles un porcentaje de participación en la administración. Misiones, por su parte, podría pedir la ejecución de nuevas centrales como Garabí o Corpus, aunque después de lo que significó la inundación de Yacyretá, la hidroelectricidad no goza de mucha popularidad en esas tierras.

La otra alternativa sería un incremento de regalías, pero de ese modo habría que beneficiar a muchos otros distritos. Lo más económico para el oficialismo podría llegar a ser cumplir con el viejo reclamo misionero de declarar a las ciudades fronterizas como zona franca para evitar los históricos problemas de competitividad con los productos brasileños y paraguayos.

La cuestión hidrocarburífera ya abarca solamente a las provincias patagónicas. En ese sentido, la discusión por la ley de fomento a las inversiones petroleras parecería ser el primer escollo a resolver y todo indica que la voz de estos distritos será muy considerada.

La definición de la ley no debería dejar de lado los intereses de Santa Cruz, donde el sindicalista petrolero Claudio Vidal salió segundo con su partido “Somos Energía para Renovar Santa Cruz” y le robó una banca a Juntos por el Cambio que el oficialismo querrá asegurar para su bloque.

Otra de las demandas hidrocarburíferas que podrían emerger como moneda de cambio para Río Negro es el proyecto para edificar una planta de licuefacción de gas en sus costas con el argumento de que la distancia sería menor que al puerto de Bahía Blanca.

Sin embargo, se trata de un pedido con pocas posibilidades de materializarse. En primer lugar, porque significaría quitarle la eventual planta para exportar GNL, que hoy es apenas un sueño y podría llegar a darse recién tras la finalización del nuevo gasoducto, a Axel Kicillof. Pero a su vez, porque justamente implicaría modificar la traza del gasoducto “Néstor Kirchner” sin lograr los beneficios adicionales en materia petroquímica que supone el paso por las inmediaciones de Bahía Blanca.

 

*EOL