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24 marzo, 2022

La política chubutense otoñal: en modo engorde y reproducción

Por Trivia Demir

Equinoccio de otoño mediante, producido en Argentina según el Servicio de Hidrografía Naval este domingo a las 12.33 horas, el evento astronómico marca el paso -dicen- de casi todos los demás eventos humanos. La síntesis es que suele estar relacionado con el tiempo de cosecha, de reservar alimentos y bienes para la llegada del invierno, y de planificar un periodo de transición que busca equilibrio y tranquilidad. Y puede ser, nomás. En la provincia, el final del verano y el pensar en el largo invierno que se avecina, genera apuros e intregas, por ejemplo a nivel político.

A veces da la sensación que los dirigentes que alcanzan un espacio de poder no saben muy bien para qué, en términos de servicio público, pero si tienen claro que les permite ir por más, y a eso se dedican prácticamente a tiempo completo.

Mientras se termina de atar el acuerdo con el FMI dando mas que nada tranquilidad al sector privado exportador, y cruje la alianza gobernante nacional, en territorio ya desempolvan los naipes para comenzar a ensayar partidas y orejar posibilidades con vista al próximo turno electoral.

Como un calco de lo que sucede a escala nacional, y como lo explicara en impecable síntesis el politólogo Juan Germano, la alianza peronista suele ser «muy efectiva desde lo electoral, pero muy poco efectiva para gobernar«. Este maleficio de rejuntes que suele utilizar la política para acceder al poder, sigue dejando mucho que desear en los resultados concretos para el país y la provincia. Trátese del sello político que sea.

Esta parece ser básicamente la percepción social que impulsa -turno tras turno- un cambio cada vez más rápido y radical de ‘ganadores’. Como una serie marketinera, el público se entusiasma con la cartelera y el relato, pero a la segunda temporada, la abandona y busca otra opción. El problema es que cada serie sigue su emisión con o sin público, con el consiguiente impacto en la sociedad de sus fracasos de taquilla y de efectos psicológicos y materiales.

De las Legislativas al laboratorio, sin escala

 

En noviembre pasado -hace 4 meses nomás-, el ‘gran público elector’ se podria decir que cambió de serie. El oficialismo nacional del Frente de Todos perdió las elecciones legislativas por 9 puntos a manos de Juntos por el Cambio, mientras que en Chubut pasó lo mismo. La alianza comandada por «Nacho» Torres dejó 10 puntos atrás al peronismo Frentista, y en tercer lugar a la alianza gobernante de Chubut Primero. Un antecedente que indica como puede continuar la película en las elecciones 2023 para Presidente y Gobernador.

Ante esto, mientras el electorado se relaja de tantas palomitas de maíz, el peronismo provincial comenzó a evaluar un adelantamiento electoral que le permita zanjar esa caída libre electoral, básicamente acortando los plazos de la caída, y despegandose lo más posible de los conflictos internos de la conducción bifronte nacional.

Por eso ya habría conversaciones entre los principales dirigentes que hoy componen las fuerzas del Frente de Todos y de Chubut al Afrente, el peronismo y el arcionismo y sus aliados; para fijar una fecha electoral de renovación de gobernador, vice, legisladores provinciales, intendentes y concejales en marzo próximo.

Está claro que como todo adelantamiento hay riesgos: tanta ‘rosca’ y anticipada puede derivar en falseamientos y otras yerbas. Para todo esto se habla de nuevos sellos electorales que permitan restarle votos a la tendencia cambiemita, y sistemas electorales que permitan simplificar el enjambre de movimientos que tanto deleita al peronismo pero también lo debilita, buscando esquivar las PASO si fuese posible.

En concreto se evalúa modificar el sistema electoral, apelar a la Boleta Única o la «Ley de lemas», e incluso al adelantamiento electoral.

 

El adelantamiento electoral en puerta

 

Dicen que el adelantamiento electoral es lo que más entusiasma a varios de los actores que con pelo o no, ya se están haciendo ‘los rulos’ hacia 2023.

Estas son maniobras de ‘laboratorio’ de las cuáles sobran ejemplos en la historia chubutana, y casi todas han salido bien. Ya en 2011 Das Neves logró imponer su fórmula Buzzi-Mac Karthy mediante adelantamiento, y luego ganó él mismo en 2015, desdoblando los comicios y  encabezando una boleta corta junto a Mariano Arcioni como vicegobernador.

También Mariano Arcioni conseguiría luego de hacerse cargo de dos años de mandato del fallecido Das Neves no sin barquinazos gruesos, imponerse como gobernador liderando una alianza variopinta, adelantando también el turno provincial en junio de 2019 y rodeando de promesas y entusiasmo a un electorado aletargado por el invierno.

Ese adelantaiento electoral pensado desde el laboratorio del comodorato, también salió bien en las urnas en 2019, aunque después fueron años de traqueteo incesante de traspiés y desgobierno con poco margen de popularidad que ahora habrá que remar. Algo con lo que ya se recomenzó merced a la estabilización de caja y al acelere de ritmo de agenda provincial, a sabiendas que -según la neurociencia- el electorado es volátil y actúa con ‘memoria corta’.

Arcioni y sus mentores lograron algo que requería tiempo y marcaría el verdadero inicio del posdasnevismo, y era la refinanciación de la deuda provincial. Un paso clave para la gestión actual y los planes inmediatos, pero complejo para quien piense ocupar el sillón en Rawson y busque intentar un proyecto de gobierno a largo plazo. Porque por ahora se reestructuró el pago de intereses hasta 2023 y se postergó el vencimiento del pago de capital de 2026 a 2030, pero la rueda de la deuda sigue girando y la Provincia no genera mas dinero sin un plan productivo en serio.

El otro logro fue ‘limpiar’ de gran parte de la vieja guardia política la escena del poder. Un paso que requirió algunos ensayos judiciales y otro sinnúmero de acuerdos, pero que permitió una transición al dasnevismo que ni siquiera el propio don Mario tenía pensado. O tal vez sí. Desde que la vicegobernación fue confiada a manos del massismo, de alguna manera pateó la pelota del poder bien lejos del territorio. Esa fue probablemente la jugada más fuerte contra propios y extraños del exgobernador que la historia terminará de confirmar.

 

Massa, y su construcción nacional y provincial

 

“El Frente Renovador va a proponer a Sergio Massa como candidato a presidente en 2023”. Esa sentencia poco reproducida pero escuchada, perteneció al diputado Rubén Eslaiman en enero pasado, como puntapié del operativo clamor de varios referentes del espacio para empujar la candidatura presidencial de su jefe político. A la par viene atado el lanzamiento del Frente Renovador como partido chubutense y allí, un nuevo sello y una nueva cocina de  candidaturas para pulsear poder entre el FdT y JpC.

Sin embargo fueron planes que debieron suspenderse y retrasarse por el cóctel explosivo que generaron precisamente las gestiones. El Congreso Nacional del Frente Renovador (FR) planificado para los últimos días de febrero oficiaría de plataforma de despegue, sería un mojón fundacional en la competencia por la sucesión de Alberto Fernández. Pero todo tendrá que esperar: primero por las idas y venidas con el entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el medio el inicio de ruptura oficial con la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque en diputados que alteró los planes del massismo, y luego la crisis interna entre Alberto y Cristina que sacude a toda la coalición de gobierno, hizo el resto.

En ese marco, el presidente de la Cámara de Diputados puso en stand by su propio congreso y con ello, su virtual lanzamiento. Pero hoy más que núnca sueña con erigirse como la próxima alternativa avalada por el kirchnerismo y el peronismo no albertistas, y parte de los gobernadores justicialistas, por ejemplo.

 

Chubut, un bastión propio

 

La reciente visita a Chubut, durante el aniversario de Comodoro Rivadavia, puso a Massa en el centro de una escena territorial pero con evidentes aires de superioridad nacional, donde insinuó avales productivos y un proyecto político propio. La ‘barrera de los cuatro’ mostró al máximo referente K, al peronismo no albertista, al provincianismo chubutense y al propio Massa en una foto que sintetiza parte de la movida política que viene.

Allí Massa puso en palabras que «la importancia de tener empresarios y trabajadores junto al Estado (…)» en clara referencia al fuerte apoyo del sector petrolero y sindical con el que contarían.

A la par que deslizó la intención: «Por eso estamos hoy acá -dijotrabajando juntos la Nación, la provincia y los municipios, la producción con sus empresarios y los trabajadores con sus representantes, porque poner de pie a la Argentina no es simplemente una frase, es un trabajo que requiere que nos arremanguemos todos, que ‘nos’ demos un proyecto (sic) a nuestros hijos».

A la par, el gobernador Arcioni en ese atrio también celebró la «unidad» y llamó a los habitantes de Comodoro a «mirar hacia adelante». En línea con ese pragmatismo al que apuntó el propio Massa.

El posible adelantamiento que ambos pergeñan permitiría de lleno ganarle la posición -por los tiempos que requieren los armados-, a la conflictiva alianza provincial que ejecuta Cambiemos con un radicalismo que no termina de morir y un progresismo que no termina de nacer.

Está claro que la opción provincial desde el peronismo vendría de la mano del intendente comodorense, pero podría surgir una candidatura ‘renovadora’ que también reste votos a la derecha y que le pelee importancia como sello alternativo a ChuSoTo. De eso se trataría gran parte del remapeo político que ya comenzó.

En fin, como decía Bismarck «Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería o la pesca». Habrá que ver…