6 agosto, 2021
CHUBUT A LA ESPERA DE LA DECLARÁCION DE EMERGENCIA HÍDRICA Y DE DECISIONES DEL COMITÉ DE CUENCA
La emergencia hídrica ya es un hecho, aunque requiera tratamiento parlamentario y formalidades burocráticas, porque los elementos marcan su propio paso. De hecho hay un 30% de nevadas en relación a años anteriores con impacto directo en las cuencas de los ríos que irrigan el territorio y dan vida a sus ciudades. En Chubut el Comité de Cuencas recién se reunirá el 24 de agosto, mientras el IPA evalúa medidas, los dos organismos provinciales que concentran la política hídrica. En tanto en toda la región patagónica la intranquilidad llama a la acción y prevensión.
Los registros de acumulación de la Autoridad de Cuencas de la Patagonia muestran que en las montañas de la región no sólo se registraron precipitaciones que no fueron constantes, sino además temperaturas muy altas que impidieron que se consolidaran. Habría un 30% de nevadas en relación a años anteriores, lo que impactaría en la escacez de agua los meses de verano.
A mediados del año pasado, cuando la pandemia mantenía confinada a la humanidad a la espera de una vacuna, casi el 60% de la cuenca del río Collón Cura, que se nutre del Aluminé y muere al unirse con el Limay, estaba cubierta de nieve. A finales de la semana pasada, sólo el 26% de esa superficie registraba algún tipo de acumulación. El dato es el más elocuente para demostrar lo que ocurre ahora con las altas temperaturas que se registran en la cordillera y su correlato en la primavera próxima, cuando falte agua en los ríos y lagos.
Los datos corresponden a los registros de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), que hace dos semanas emitió una alerta por los efectos de la sequía y las medidas necesarias para atravesar los próximos meses sin que falte agua. El secretario de Operaciones del organismo, Julio Porrino, afirmó públicamente que, aun en el peor de los escenarios previstos, no faltará agua en la zona de los valles porque se realizarán las maniobras necesarias para que en los ríos Limay y Neuquén los embalses sirvan de reservorio.
En Chubut la situación también es preocupante: El 80 % del agua del Río Chubut proviene de las nacientes de la
cuenca, que dependen de las nevadas. El año pasado en medio de la tremenda pandemia, la provincia soportó una de las nevadas más extremas de las últimas décadas provocando mrotandad de animales y fauna y aislando poblaciones enteras. Paradójicamente este año, la cordillera expone una falta de nevadas también extrema y limitando de lleno el sistema hídrico.
Los escurrimientos en el Senguer y el bajo caudal del río Chubut anticipan que el período estival será complicado tanto para las principales zonas urbanas como para los productores rurales y agropecuarios de acuerdo a informes especializados.
El gobierno provincial ya anunció que declarará la Emergencia Hídrica a fin de poder disponer de herramientas financieras para anticipar la crisis, pero aún no fue tratada a nivel legislativo.
El IPA (Instituto Provincial del Agua) y el Comité de Cuencas vienen hace años ‘corriendo de atrás’ una crisis hídrica que expone problemas tales como desde lagunas evaporadas hasta prácticamente desaparición de un lago. Las dos principales ciudades productivas: Comodoro Rivadavia y Puerto Madryn son las localidades donde más impacta la situación, no sólo por falta de agua sino por la postergación de ampliación de sistemas de acueductos históricos, que sostienen ciudades que duplicaron varias veces su población.
A la par, varios de los principales pilares productivos de los que depende hoy Chubut, requieren agua: el petróleo necesita un uso sostenido de líquido para el proceso de extracción, aunque realiza recuperación y reúso. La pesca necesita agua para la industrialización y conservación de las capturas. El alumnio requiere una proporción importantísima de agua para enfriamento, aunque también recupera una parte, el proceso complica a una ciudad que se abastece de líquido a través de 70 kilómetros de acueducto. El agro del Valle y de Sarmiento dependen sustancialmente de una buena y regular provisión de agua, El lavado de lanas, la metalúrgia, en fin, prácticamente todas las actividades requieren agua en una zona desértica como es la Patagonia central, donde no sobran los caudales de deshielo y donde las políticas públicas rayan por su ausencia en materia prospectiva. Ante el nuevo escenario de sequía extrema, lo que continúa parece ser otra vez el enfrentamiento productivo y social en otra de esas ‘guerras-debates’ que se desatan ante la escacez.
A la par, desde la regíon norte ponen en valor la función de las represas y advierten que «los cuestionamientos al uso de los caudales con criterios solamente energéticos deberían dar paso ahora a un profundo reconocimiento: gracias a esta ingeniería los ríos llegan a Neuquén y el Alto Valle con caudales suficientes para que no falte agua para el riego ni para el uso humano».
Los sistemas de riego de las tierras irrigadas aguas abajo de las presas se llevan todos los ciclos productivos un promedio diario de 90 metros cúbicos por segundo; la inmensa mayoría, 70 metros, la utiliza el canal que nace en el dique Ballester y que diseñó el ingeniero César Cipolletti hace dos siglos. Si el río llegara a Portezuelo Grande, la presa que desvía el agua hacia Los Barreales, con menos de 90 metros cúbicos por segundo (en 1999 llegó a ser de 36), la irrigación se sostendrá con lo que guarde ese embalse y Mari Menuco.
A diferencia de otras cuencas, la del río Negro tiene ciclos hidrológicos anuales. Porrino dijo que en ese momento advirtieron que, tras un verano seco, el otoño no traería cambios. Y lograron que la secretaría de Energía de la Nación se pusiera a estudiar un cambio en el manejo del agua de modo de guardar para los meses siguientes, pero en el interín se produjo una crecida aislada y, en vez de acumular el recurso en Los Barreales, la concesionaria privada la transformó en energía a través de las turbinas de Planicie Banderita.
La acumulación de nieve es una de las variables que toma la AIC para medir y realizar pronósticos de deshielo, aunque es un dato que debe combinarse con otros porque no mide profundidad.
Lo cierto es que en la subcuenca del río Neuquén, que tiene 39.045 kilómetros cuadrado de superficie, el año pasado había un 31,5% de ese territorio con nieve y el 27 de julio, sólo el 17,2%.
En la subcuenca del Limay (45.165 kilómetros cuadrados) la relación es del 37,8% en 2020 y 6% este año.
Y en la del Collón Curá (16.167 kilómetros cuadrados) se llegó a un registro del 58,4% de su superficie cubierta de nieve, contra 26,4% de este año.
Los Ríos Senguer y Chubut conforman una gran cuenca topográfica de 108.600 km2, que se extiende por tres provincias patagónicas, y desde la Cordillera de los Andes hasta el Océano Atlántico. El Río Senguer tiene sus nacien tes en la cordillera de los Andes y tras un recorrido de 340 km desagua en los Lagos Musters y Colhué Huapí, en el denominado “Bajo Sarmiento”. Según los expertos, antiguamente el Río Chico transportaba el agua desde el este del Lago Colhué Huapi hacia el río Chubut y finalmente al Océano Atlántico. La variabilidad climática ha impactado históricamente sobre los cuerpos de agua de esta región generando variaciones en el caudal del río Senguer y en el área de los lagos. Al efecto de las fluctuaciones naturales, se le ha sumado el impacto antrópico en el Bajo Sarmiento, donde se consume el 85 % de la descarga anual para la actividad agrícola ganadera, la actividad petrolera y el suministro de agua a las localidades costeras del sur de la Provincia de Chubut y norte de la Provincia de Santa Cruz (350.000 hab).
Por esta razón, el Lago Colhué Huapi ya no vierte agua al río Chico, el cual se encuentra desconectado de la cuenca del Río Senguer.
El sistema formado por el río Senguer y los lagos Musters y Colhué Huapi funciona por lo tanto como una cuenca endorreica. Las cuencas de los Ríos Senguer y Chubut conforman en la actualidad sistema hidrológicamente desconectados, que proveen de agua a núcleos poblacionales y productivos diferentes y que están
además separadas administrativamente, cada una con su comité de cuenca. Ambas cuencas constituyen por lo tanto
unidades de manejo diferentes. No es un dato menor que la población total de la cuenca del río Chubut es de 300.000 habitantes, lo que constituye prácticamente la mitad de la población de la Provincia de Chubut, y está fuertemente concentrada en el valle inferior. Además esta cuenca marca diferencias sustanciales en sus diferentes sectores (VARCH, VAMERCH y VIRCH).
Así las cosas, los sistemas de potabilización y la racionalidad del uso del agua además de las funciones de las represas Futaleufú, que desagua hacia el Pacífico y Chile a través del río Futaleufú; y del Dique Ameghino que regula caudales, serán dos de los escenarios que concentrarán toda las miradas respecto a los recursos hidricos territoriales y su manejo.
La estructura de gobernanza del agua en la cuenca es relativamente sencilla, tal como describe un acabado informe de mayo de 2020 titulado «Análisis de Factibilidad de Fondo Agua Cuenca del Río Chubut, Argentina» de investigadores del CENPAT. Existen dos organismos estatales principales involucrados en el manejo de los recursos hídricos provinciales:
1- El Instituto Provincial del Agua es la autoridad de aplicación y responsable de la elaboración del Programa Hídrico Provincial, como plan estratégico para el manejo de los recursos hídricos. El Ministerio de Ambiente y Control del Desarrollo Sustentable asiste en la definición e implementación de políticas y la gestión ambiental en la Provincia del Chubut y, en particular, en la gestión y el control de los volcados y efluentes al río. La gestión del distrito de riego del Valle Inferior del Río Chubut es responsabilidad de la ‘Compañía de Riego del Virch’, un Ente Público No Estatal con estructura jurídica de Consorcio.
2- El Comité de Cuenca del Río Chubut nuclea a estos actores y otros, constituyendo entonces un organismo de importancia central. Se trata sin embargo de un foro nuevo, aun no consolidado, cuyo funcionamiento ha sido irregular. Por otra parte, y debido a la fuerte estructura federal de gobierno de la provincia, los Municipios tienen gran autonomía funcional y su participación en temas relacionados con el ordenamiento territorial y los recursos hídricos son fundamentales.
A su vez, otros actores importantes son las cooperativas de servicios públicos, las cuales son los proveedores de agua potable y encargados del tratamiento de los efluentes cloacales en las tres ciudades más grandes de la cuenca (Trelew, Puerto Madryn y Rawson). La Federación de Cooperativas de Chubut nuclea a las cooperativas de servicios mencionadas. Por último, los tres principales organismos científico-técnicos de la cuenca —CENPAT-CONICET, INTA y Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco— conformaron el Grupo Técnico del Río Chubut con el fin de articular a estas instituciones y a sus representantes en sus aportes a la solución de los problemas hídricos de la cuenca».
Las funciones y responsabilidades específicas de las distintas organizaciones relacionadas con el manejo del agua están asignadas con bastante claridad, el problema es alcanzar consensos de acción y dimensionar las urgencias. Tarea para el hogar para los administradores políticos de turno. Habrá que ver…