1 septiembre, 2025
La escalada de violencia entre Israel y los rebeldes hutíes de Yemen parece no tener fin. Y este fin de semana ese conflicto escaló al más alto nivel político, al confirmarse que el bombardeo israelí del pasado jueves sobre la capital Saná, mató no solo al primer ministro de Yemen Ahmed al-Rahawi sino también a varios de sus ministros. Los rebeldes hutíes lo admitieron recién este sábado, y juraron que «vengarán esos asesinatos causados por Israel».
Apoyados por Irán, los rebeldes controlan amplias zonas de Yemen -que atraviesa una guerra civil desde 2014- incluida la capital, Saná, donde han instalado sus instituciones políticas. Y esos sectores anunciaron este sábado, en un comunicado difundido en su cadena Al Masirah, la muerte del premier «Ahmad Ghaleb al Rahwi, jefe del gobierno de Yemen y varios de sus ministros», en un golpe durísimo para la estructura de los rebeldes. Fue como resultado de un ataque israelí mientras al-Rahawi y otros funcionarios de su equipo se encontraban reunidos en Saná.
Según el texto, «además de los muertos, varios de los ministros resultaron heridos, algunos de gravedad». «Prometemos a Dios, al querido pueblo yemení y a las familias de los mártires y heridos que nos vengaremos», declaró Mehdi al Machat, jefe del Consejo político supremo, en un mensaje video en Telegram.
Ante ese cuadro, los rebeldes anunciarion que Mohammed Muftah se haría cargo, de manera temporaria, del control político de los sectores hutíes, que llamaron a «todas las empresas (extranjeras) presentes en Israel a irse antes de que sea muy tarde».
En un comunicado, los hutíes mencionaron a Muftah «primer ministro interino», sucediendo a al-Rahawi, que había sido nombrado en agosto de 2024.
El ejército israelí confirmó el sábado que atacó una instalación en Yemen que albergaba «altos responsables militares y otros altos funcionarios del régimen terrorista hutí».
Los hutíes han lanzado incontables misiles y drones contra Israel desde el inicio de la guerra en Gaza, afirmando que actúan en solidaridad con los palestinos, aunque el ejército israelí ha interceptado la mayoría de esos ataques con su escudo antiaéreo.
El último de esos ataques hutíes fue el miércoles pasado, los rebeldes yemeníes reivindicaron un lanzamiento de misiles contra el Estado hebreo. En los últimos meses, también han atacado buques frente a las costas de Yemen que, según ellos, están vinculados a Israel.
Por su parte, el ejército israelí lleva a cabo habitualmente ataques de represalia contra las regiones controladas por los hutíes, en particular el aeropuerto capitalino y los puertos del oeste del país. Los hutíes informaron el jueves de ataques sobre Saná, sin especificar los objetivos. El ejército israelí, por su parte, había indicado que había bombardeado un «objetivo militar» en la capital yemení.
Tras esos ataques hutíes del miércoles, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu había advertido que «el régimen terrorista de los hutíes pagaría un precio muy elevado por su agresión contra el Estado de Israel».
«Al que nos ataque, lo atacaremos», indicó Netanyahu cuando la muerte de al-Rahawi ya había trascendido.
En mayo los rebeldes hutíes habían logrado un acuerdo de tregua con Estados Unidos que puso fin a meses bombardeos estadounidenses en Yemen a cambio del cese de los ataques contra barcos en esta vía marítima estratégica para el comercio mundial.
La guerra en Yemen ha causado centenares de miles de muertos y sumido a ese país, el más pobre de la península arábiga, en una de las peores crisis humanitarias en el mundo.
*PC/AFP/HB