5 abril, 2025
LAS MEDICIONES DEL INDEC Y LAS OBSERVACIONES DE LOS EXPERTOS
El índice de personas indigentes en el conglomerado Trelew-Rawson es el más alto de la Patagonia, alcanzando el 7,2%, que equivalen a 11.016 personas
El primer año del mandato de Javier Milei finalizó con una reducción de la pobreza y la indigencia en términos estadísticos, de la mano de una sostenida desaceleración de la inflación. Pero no en todas las provincias se dió de igual manera. Los datos de Chubut (36%) que se buscan revertir
A nivel nacional, la pobreza afectó al 38,1% de la población al cierre de 2024, según el Indec. El indicador oficial, así, mostró una considerable caída en comparación con el 52,9% que había registrado en el primer semestre de 2024, influido por la aceleración de precios de esa primera mitad del año y también una caída respecto al 41,7% que había marcado el organismo estadístico para el cierre de 2023.
La indigencia, es decir la porción de la sociedad que no logra tener cubiertos los gastos de canasta básica alimentaria, fue en el final del 2024 de 8,2 por ciento. Esto implicó un retroceso respecto al primer semestre de ese año (18,1%) y al fin de 2023 (11,9 por ciento), según datos oficiales.
Las localidades de Trelew y Rawson, en comparación al primer trimestre del año pasado, tuvieron un descenso de la pobreza y de la indigencia, ya que el último informe del Instituto (septiembre de 2024) había sostenido que la pobreza era del 55,5%.
Sin embargo, el índice de personas indigentes en el conglomerado Trelew-Rawson es el más alto de la Patagonia, alcanzando el 7,2%, que equivalen a 11.016 personas
Pese a todo, afirman que el cálculo oficial tiene limitaciones y no representaría cabalmente las realidades de las localidades donde la situación sería más compleja, sobre todo porque el INDEC solo incluye los 31 centros urbanos más poblados del país, lo que abarca a 29,8 millones de personas, sobre una población total en Argentina de unas 47 millones de personas.
«La medición cubre únicamente a ciudades de 100.000 o más habitantes, no capta ciudades pequeñas o áreas rurales, donde la estructura de la pobreza podría ser distinta», señaló a EFE el economista Leopoldo Tornarolli, investigador del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.
Además, el Indec mide la pobreza solo en base a los ingresos declarados por los hogares que conforman su muestra y si éstos alcanzan o no para acceder a la canasta básica de alimentos y servicios, cuyo valor varía cada mes por la inflación.
Debido al severo ajuste fiscal y monetario, la tasa de inflación desaceleró desde un máximo del 289,4 por ciento interanual en abril del año pasado al 117,8 por ciento en diciembre último.
Según el Indec, la pobreza bajó porque durante la segunda mitad de 2024 el ingreso familiar aumentó un 64,5 por ciento respecto al semestre anterior, por encima del alza del 26,7 por ciento en el valor de la canasta básica de alimentos y servicio.
Según el informe publicado por el INDEC, en el segundo semestre de 2024 hubo 11.337.979 personas pobres en los 31 aglomerados urbanos relevados, lo que representó el 38,1% de la población urbana. A su vez, 2.451.657 personas no alcanzaron a cubrir la canasta básica alimentaria y se ubicaron bajo la línea de indigencia, equivalente al 8,2%.
En el Gran Buenos Aires, el número total de personas pobres fue de 5.987.424, y entre ellas, 1.382.378 personas se encontraron en la indigencia. Esta región representó más de la mitad del total nacional en términos absolutos. Dentro del GBA, se registraron 5.486.186 personas pobres y 1.311.698 indigentes, mientras que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires las personas pobres fueron 501.238, con 70.680 en situación de indigencia.
El contraste con las regiones del norte del país fue evidente. En el Noreste argentino (NEA), que comprende provincias como Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones, la cantidad de personas pobres fue de 692.222, con 171.608 en la indigencia. En particular, el aglomerado Gran Resistencia (Chaco) mostró uno de los peores indicadores del país, con 259.067 personas pobres (el 60,8% de su población urbana) y 95.358 personas indigentes (22,4%).
En el Noroeste (NOA), que incluye a provincias como Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja y Santiago del Estero, el total de personas pobres fue de 1.217.847, con 231.723 personas indigentes. En Salta, la pobreza alcanzó al 45% de la población urbana (275.323 personas) y la indigencia al 7,7% (47.284 personas). En Santiago del Estero-La Banda, hubo 203.270 personas pobres (48,6%) y 46.392 personas indigentes (11,1%).
En la región Pampeana, donde se concentra gran parte de la población nacional, 2.278.753 personas fueron pobres (35,6%) y 495.403 indigentes (7,7%). Dentro de esta región, Concordia lideró los registros: 96.452 personas pobres (57,1%) y 33.752 indigentes (13,9%). Le siguió Gran Santa Fe, con 239.765 personas pobres (43,4%) y 69.159 indigentes (7,9%), y San Nicolás-Villa Constitución, con 94.123 personas pobres (45,4%) y 43.535 indigentes (11,5%).
En Cuyo, hubo 782.442 personas pobres (41,9%) y 120.477 indigentes (6,5%). En Gran Mendoza, se registraron 446.995 personas pobres y 70.586 personas indigentes, mientras que en Gran San Juan hubo 235.664 personas pobres y 39.182 personas indigentes.
La Patagonia mostró los índices más bajos del país en promedio: 379.291 personas pobres (33,5%) y 50.438 personas indigentes (4,5%). Sin embargo, algunos aglomerados superaron esas cifras.
En Rawson-Trelew, la pobreza fue del 28,1% (56.052 personas) y la indigencia del 9,2% (18.288 personas). En Viedma-Carmen de Patagones, los datos fueron 34.059 personas pobres (39,4%) y 6.036 indigentes (7%).
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la incidencia fue la más baja entre todas las regiones. El 17,9% de pobreza implicó 501.238 personas, mientras que el 4,7% de indigencia representó a 70.680 personas. Estos valores marcaron una mejora respecto al semestre anterior, en línea con la tendencia general de desaceleración de los indicadores sociales durante el segundo semestre.
De esa manera, en comparación con el pico en el primer semestre del 2024, unas 6,9 millones de personas salieron de la pobreza y, dentro de ese universo, 4,64 millones de personas dejaron de ser indigentes, según estimaciones privadas. La pobreza, medida en cantidad de habitantes, fue la más baja desde el primer semestre de 2022.
Algunos expertos cuestionan ciertos aspectos de la metodología de medición de la pobreza por ingresos, entre ellos la utilización de canastas de consumos desactualizadas respecto al peso que hoy tienen en los hogares los gastos de servicios de la vivienda y el transporte. Tampoco incluyen gastos de alquiler, cuando el 40 por ciento de la población no tiene un techo propio.
Según el Observatorio de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica Argentina, el alza en las tarifas de servicios públicos en 2024 incrementó el peso de los gastos fijos por sobre los gastos variables de los hogares, de modo que las mejoras en el ingreso familiar real no implican necesariamente más y mejores consumos corrientes.
«Esto explica por qué, si bien se observan similares niveles de pobreza e indigencia que hace un año atrás, continuaron aumentando la pobreza multidimensional, la inseguridad alimentaria, la imposibilidad de acceder a medicamentos o servicios de salud, los impagos de deudas o la imposibilidad de reparar la vivienda», afirmó el ODSA en un informe.
«Argentina está sufriendo una gran transformación estructural en su patrón de distribución del ingreso. La clase media va desapareciendo a gran velocidad y hay una gran montaña de la ciudadanía que está en torno a la pobreza, los ‘casi pobres'», señaló a EFE el economista Alfredo Serrano Mancilla, director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica.
Los ‘casi pobres’ tienen ingresos ligeramente superiores al umbral de pobreza pero viven en las mismas condiciones de los que formalmente están bajo la línea de pobreza.
Según Serrano Mancilla, si se suman ambos grupos, cerca del 80 por ciento de la población argentina es pobre.
Un ejemplo de esto son los jubilados, protagonistas cada miércoles de protestas en la ciudad de Buenos Aires: el monto de las pensiones que cobran la mayoría de los 7,4 millones de jubilados supera en solo 716 pesos la línea de pobreza del Indec, pero es apenas un tercio de la canasta básica de los jubilados que calcula la Defensoría de la Tercera Edad de la capital.
Muchos de estos adultos mayores deambulan por los casi 230 comedores sociales que hay en Buenos Aires en búsqueda de un plato de comida. La escena se repite en otras provincias que logran contener situaciones en base a la solidaridad o el accionar comunitario.