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10 febrero, 2024

«Ídolos», el libro que mapea figuras y fanatismos en América Latina

Cómo se construyen las figuras populares y cómo éstas también son un espejo de las sociedades que las idolatran es el planteo de la escritora Leila Guerriero en su compilación «Idolos», que incluye nombres tales como Diego Maradona, Gustavo Cerati, Caetano Veloso, Isabel Allende y Shakira.

Por Josefina Marcuzzi*

Con una variedad de personajes que oscila entre Diego Maradona y Gustavo Cerati hasta Caetano Veloso, Isabel Allende y Shakira, la compilación «Ídolos», a cargo de la periodista y escritora Leila Guerriero, recupera los perfiles de personalidades tan disímiles como adoradas de distintos países de América Latina y permite trazar una hipótesis en torno a cómo se construyen las figuras populares y cómo éstas también son un espejo de las sociedades que las idolatran.

Una vez, en una entrevista, un periodista le preguntó a Sandro: ¿cómo alguien se convierte en ídolo? A lo que el músico respondió: «Si tuviera el poder de hacer un ídolo tendría la agencia artística más grande del mundo: no canto más y me dedico a hacer ídolos».

La Real Academia Española (RAE) define: un ídolo es una «persona o cosa amada o admirada con exaltación». Sin embargo, lejos de dar definiciones y lejos de las certezas, lo que traza Leila Guerriero en este libro son posibles hipótesis para responder de qué está hecho un ídolo. Cuál es su materia, su sustancia. De qué modos se construye. Y bajo qué estrategias, conscientes o azarosas, se perpetúa.

Dos deportistas, ocho músicos, dos mujeres del espectáculo y una escritora. Este libro reúne trece perfiles de ídolos populares contemporáneos de América Latina: Víctor Jara, Diego Maradona, Pelé, Cecilia Bolocco, Gustavo Cerati, Isabel Allende, Jorge González, Charly García, Shakira, Caetano Veloso, Luis Miguel, Mercedes Sosa y Susana Giménez.

Se trata de una obra que es el resultado de un proyecto conjunto entre Guerriero y Matías Rivas, editor y poeta chileno, director del sello Universidad Diego Portales. En dupla crearon también las ideas de «Los malos», «Los malditos» y «Extremas», tomos anteriores que funcionan bajo la misma lógica que «Ídolos»: un combo de perfiles elegidos bajo una curaduría que garantiza que no sea únicamente una suma de piezas inconexas.

En medio del lanzamiento de su nuevo libro en España, Leila Guerriero responde algunas preguntas a Télam y explica: «A quiénes idolatramos quizás dé una pista de algunos rasgos de los habitantes de esta parte del mundo. Es una pregunta lanzada que no tiene respuesta, porque la diversidad de las personas a las cuales se idolatran es enorme y está basada en cosas muy distintas».

Algunas idolatrías que emergen en esta compilación tienen más rasgos de fanatismo, como es el caso de Shakira, y otras son personas que, además de ser ídolos populares, están nimbadas de un enorme prestigio que atraviesa décadas, como puede ser el caso de Mercedes Sosa.

«De modo que eso tiene una densidad necesaria, porque los ídolos hablan mucho de nosotros: lo que no sabemos es qué es eso de lo que hablan, pero esto no es un ensayo sociológico sino un libro periodístico», agrega Guerriero.

El criterio para elegir los personajes fue, en primer lugar, la popularidad irrebatible, y dentro de esa popularidad tenía que haber también un abanico de distintas disciplinas y personas que hubieran trascendido en el tiempo. Otro punto fundamental para Guerriero y Rivas fue que hubiera representantes de la mayor cantidad de países de América Latina, para que fuera un espejo fiel de la idolatría en la región.

«La música y el deporte son los ámbitos que más ídolos generan. No sabría decir por qué, salvo lo obvio, que son muy convocantes; y sobre todo, en el caso del fútbol por ejemplo, un deporte muy arraigado a la cultura popular de América Latina. En algunos países nos costó más encontrar ídolos y en otros fue complicado seleccionar: este fue el caso de Argentina, que tiene muchísimos músicos y se nos superponían disciplinas», desarrolla Guerriero.

Los cronistas de esta compilación hablaron con amigos, managers, entrenadores, familiares, parejas y, en algunas ocasiones, con los propios inalcanzables protagonistas, para construir estos retratos llenos de matices que permiten contar (y develar) a los ídolos más allá de su faceta pública.

«Las fuentes fueron reacias. Hablé con productores del programa, colegas, amigas e incluso con Patricio, su hermano. Rompí con mis propios prejuicios de progre de clase media para poder descubrir una Susana Giménez que se construyó sola, una mujer soltera que persiguió su deseo, que luego fue perseguida por la triple AAA e hizo un papel en La Mary que fue un hallazgo. Después vino su giro a la derecha en los 90, pero es importante mirarla en el contexto histórico y por el lugar que cumplió en la historia reciente, desde la década del 60», explica Fernando Krapp, periodista y autor de «Susana Giménez, siempre viva.»

En este mismo sentido, con el foco puesto en evidenciar que los ídolos no son seres impolutos, Guerriero dice en el prólogo: «Todos tienen o han tenido vidas repletas de contradicciones, zonas oscuras que son, una y otra vez, perdonadas por quienes los adoran. Generan lugares comunes, enfrentamientos que se mantienen y leyendas».

El autor y periodista Mauro Libertella dice que cuando Guerriero lo convocó para participar en este libro le aclaró automáticamente que no le gustaba Cerati: sólo escuchaba un disco de Soda Stereo. Sin embargo, la editora sostuvo la propuesta porque creyó que ese podía ser un gran punto de partida: que Libertella perfilara a una persona que no le resultaba tan magnética.

«Cerati es un caso raro porque no se entronca de manera tan nítida en la tradición imperfecta del ídolo argentino, que siempre es un poco díscolo, rebelde, salvaje, como pueden ser Maradona o Charly. Cerati era demasiado perfecto, y sin embargo el país lo amaba. Quizás su figura no diga algo sobre él sino sobre todos nosotros, sobre los argentinos como una máquina de generar ídolos: pensábamos que los ídolos masivos eran solo los Maradona pero también pueden ser los Messi», explica Libertella sobre su experiencia de escribir «La vida rápida de Gustavo Cerati».

Tanto en el caso del texto de Libertella como en el perfil de Diego Maradona, escrito por Tali Goldman, el gran desafío para los narradores fue poder contar a alguien que ya estaba muy narrado: personas de las que hay biografías, semblanzas, entrevistas, documentales y notas.

«Cuando todo parece haber sido dicho sobre una persona, hay dos caminos: o encontrar alguna cosita desconocida y hacer crecer el texto alrededor de ese hallazgo, o volver a decir lo que ya se dijo de una manera propia», sostiene Libertella.

En el comienzo del perfil de Maradona, Goldman muestra a Diego en una escena en el velatorio de su propio padre, cuatro años después de la muerte de «La Tota», su mamá. «Para el futbolista más famoso de la historia, el único deportista al que le dicen Dios, el dueño de la camiseta número 10 de la Selección, cuyo rostro y cuya firma están tatuados en cientos de miles de cuerpos alrededor del planeta, quedarse huérfano a los 55 años es un golpe letal, un trauma del cual nunca va a reponerse», dice.

«Mi búsqueda fue entender sus complejidades y exponerlas. Entrevisté a personas que conocieron mucho a Diego, que compartieron gran parte de su vida pero que además pudieron aportar una reflexión sobre su figura, más que gente que estuvo atravesada emocionalmente por él. No me interesó, por ejemplo, hablar con Claudia y sus hijas», explica Goldman.

«En definitiva hay algo de ser muy genuino, en lo bueno y en lo malo, que despierta de mínima curiosidad y de máxima pasión extrema. Un pibe que literalmente nace en la pobreza y se convierte en el hombre más famoso del mundo, más famoso que Jesús, por hacer goles, es algo objetivamente extraordinario», agrega la autora de «Diego Maradona: Por el lado salvaje».

En recorrido cada ídolo habla de sí mismo pero también habla de su contracara: su adorador. Ídolo y devoto son parte de una secuencia lógica, en donde uno existe porque el otro es, y uno es porque el otro existe. Este libro es una cartografía de esas dos caras, un mapeo que devela secretos como así también abre preguntas que le deja suspendidas en el aire al lector.

«En definitiva estos libros dan cuenta de ciertos rasgos emblemáticos de nuestros países de América Latina. Lo social y lo político, en Los Malos; lo literario, en Los Malditos; el género, en Extremas. Y aquí, la popularidad y la idolatría ciega de un territorio», concluye Guerriero.

*AT