La exposición colectiva «8M a Reencantar el mundo. Prácticas artísticas por el territorio y la vida» interpela a través de coloridas acuarelas, grabados calcográficos y collages la violencia ejercida sobre el territorio que habitamos. Se puede recorrer hasta el 25 de marzo en el Museo de Arte y Memoria de la Comisión Provincial por la Memoria, en La Plata.
Una muestra plástica de cinco artistas bonaerenses, recién inaugurada en el Museo de Arte y Memoria de la Comisión Provincial por la Memoria, interpela a través de coloridas acuarelas, grabados calcográficos y collages la violencia ejercida sobre el territorio que habitamos con el objetivo de visibilizar uno de los ejes que viene tomando impulso en la lucha por la igualdad: el ecofeminismo.
Se trata de la exposición colectiva «8M a Reencantar el mundo. Prácticas artísticas por el territorio y la vida» integrada por obras de Mariana Chiesa, Claudia Contreras, Fabiana Di Luca, Luisa Lerman y Marina Rodríguez, quienes en sus trabajos cruzan ecología y feminismo como puntos de contacto indisociables en torno a ciertos ejes como la explotación y opresión que unos seres vivos ejercen sobre otros. Porque, como dice la filósofa italiana y feminista Silvia Federici, es tiempo de que «intentemos suturar la herida abierta entre las personas y el ambiente, para dejarle a las nuevas generaciones un mundo respetuoso con nosotros mismos y la naturaleza».
«¡Ley de humedales ya!»
La creadora de estos grabados, uno de los cuales exige «¡ley de humedales ya!», es Fabiana Di Luca, artista radicada en el Delta de Tigre, en las islas de la primera sección: «Estos afiches, impresos con un técnica de grabado calcográfico, son una adaptación de una campaña de afiches que hice el año pasado y se pegaron en las calles de Tigre para recibir a una travesía de kayakistas que bajaron por el Paraná rumbo a la Plaza de los Congresos para pedir por el tratamiento en el Senado de la ley de humedales», cuenta a Télam.
Las consignas que se leen en cada afiche son parte de un poema escrito por Di Luca, en cuyos versos visibiliza toda la vida que tienen las especies animales y vegetales de los humedales: «Comen, anidan, duermen, copulan, cantan/ Florecen, dan frutos, oxigenan/ Nadan, vuelan, saltan, cantan/ Mitigan, regulan, depuran/Pululan, purifican, almacenan/Filtran, procesan, cantan».
«Me parecía importante además que el público tomara dimensión territorial del humedal y por eso sobre una pared pinté el territorio de los humedales de la cuenca del Plata, que abarca no sólo nuestro país sino Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay»Fabiana Di Luca
Lo que se propuso la artista con estas obras fue «acercar al público a la pregunta qué es un humedal, por qué es importante para nuestra vida y es hora que nos movilicemos en su defensa y nos pensemos en una condición más anfibia y no solo terrestre, empezar a pensar que nuestra vida se hace en convivencia con otras especies: plantas, animales, el aire, el agua, los humedales».
«En el contexto de esta muestra -agrega- me parecía importante además que el público tomara dimensión territorial del humedal y por eso sobre una pared pinté el territorio de los humedales de la cuenca del Plata, que abarca no sólo nuestro país sino Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y cuando uno ve la representación cartográfica del agua toma dimensión que muchas ciudades están construidas sobre un humedal».
De hecho, tomando como escenario la propia ciudad de La Plata donde se expone esta muestra, Di Luca recuerda que «se construyó, se inventó y planificó sobre un gran humedal, un pantano con arroyos que fueron sepultos y que cada tanto la naturaleza se encarga de recordárnoslo aunque sistemáticamente la ciudad y el proyecto modernizador se encargue obstinadamente de cementar y ocultar ese pantano, pensando esa cualidad de pantano como si fuera un estigma maligno».
La Pandemia y las ciudades
En el proceso artístico de estas piezas, Contreras fue imaginando cómo serían las ciudades en el futuro, mientras diariamente leía «Las ciudades invisibles» de Ítalo Calvino, una conjunción de reflexión y estudio que cruzó con los estudios de géneros y activismos. Lo que se exhibe, como ella misma dice, son «obras con una mirada feminista y ecofeminista implicando la lucha por cambiar ciertas leyes de la cultura patriarcal, que como modelo son un peligro sobre nuestros cuerpos y nuestros territorios. Desde las violaciones grupales de los hombres a las mujeres hasta la apropiación ilícita de los hombres a los territorios que también son nuestros, del Estado, de todes, y también de las mujeres Mapuches».
En una decena de cuadros, la artista construye ciudades atravesadas por vías de comunicación terrestre u aéreas pero con gente que parece encerrada en casas aisladas entre si, tal como sucedió durante el primer año de pandemia. En las obras no falta el dibujo de pequeños insectos y burbujas de color rojo.
Otras temáticas
Cerca de estas obras, Luisa Lerman expone su mirada del mundo actual consumista y perjudicial para el medio ambiente utilizando soportes no convencionales pero pertinentes y es así como pinta sobre bolsas de polietileno, bandejas de telgopor y envases plásticos para mostrar el daño que ocasionan estos materiales tóxicos en el ecosistema.
Una pequeña obra de esta artista pintada sobre una bandeja de telgopor negro hace detener al público: es de noche y en la silueta recortada de unas sierras arde un fuego vigoroso y sobran las palabras. Junto a esta obra, en una de las caras de un bidón plástico de jugo asoman los pastos a la vera de un arroyo, el mismo en el que suelen arrojarse estos envases plásticos.
La artista también interpela desde otra serie, «Frutos», y en ella invita a pensar la analogía que podemos encontrar entre ciertos frutos y frutas y el cuerpo humano. Un alcaucil remeda a un grupo de mujeres sentadas, hermanadas, o una mitad de cebolla roja es una joven sentada con sus brazos tomándose las piernas.
Por su parte, la artista Mariana Chiesa expone una serie de estampas contra la violencia, entre ellas un retrato colectivo de mujeres indígenas que luchan en defensa de la tierra y que, como explica, parte de tomar a la tierra «como un bien común y no como un mero recurso a ser explotado». Impacta en esa serie el retrato en tonos rojizos de decenas de rostros de diversas nacionalidades en lucha por la tierra o aquella que en tonos negros y beige muestra rostros de mujeres de ojos oscuros y bocas en grito llamando a la lucha.
Marina Rodríguez incorpora un conjunto de piezas en cerámica esmaltada atravesadas por la figura del covid. En una de esas obras esa esfera con puntitos que aprendimos a asociar con el coronavirus aparece plasmada en la cabeza de unas pequeñas figuras humanas sin rostro pero con máscaras, tal vez en un reflejo de los cuidados extremos a los que debimos someternos para evitar el contagio. O tal vez una imagen de un inquietante futuro de nuevas exposiciones a virus desconocidos.
Todas estas obras interpelan, inquietan y obligan a un posicionamiento ante esa disyuntiva que plantea en el exterior un pasacalle que forma parte de esta muestra, donde se lee: «Humedal o desierto».
«Es tiempo de juntar las luchas fragmentarias en una única lucha donde la preservación y el amor por nuestro medio sea el eje vertebrador»Fabiana Di Luca
En esta muestra inaugurada en el marco del Día Internacional de la Mujer trabajadora las cinco artistas despliegan conversaciones entre las redes de mujeres y su relación con el medio ambiente porque, como identifica Claudia Contreras, «las mujeres podemos juntas con nuestro accionar amoroso en relación con la naturaleza mostrar ejemplos a seguir en un tiempo adonde el desastre medioambiental es cada vez más grande».
En la misma línea, Di Luca coincide en que «deberíamos empezar a revisar nuestra forma de habitar la Tierra con un diálogo más fraternal con las demás especies con las que cohabitamos» y sostiene: «Hace años venimos de luchas contra la violencia de género, culturales, migracionales y de las diversidades, que han devenido en algunas conquistas legales pero respecto a la lucha contra el medio ambiente aún falta y no puede haber justicia de género si no hay justicia ambiental. Es tiempo de juntar las luchas fragmentarias en una única lucha donde la preservación y el amor por nuestro medio sea el eje vertebrador».
«8M A REENCANTAR EL MUNDO. PRÁCTICAS ARTÍSTICAS POR EL TERRITORIO Y LA VIDA»
La muestra se puede recorrer hasta el 25 de marzo en el Museo de Arte y Memoria de la Comisión Provincial por la Memoria, en las calles 9 entre 51 y 53 de La Plata, de martes a viernes de 14 a 18, con entrada libre y gratuita.