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8 febrero, 2022

Energía: Chile busca integrar el agua de mar con el sol para abastecerse las 24 horas

PorRoy Rodríguez Nazer

Espejo y Cielo de Tarapacá es un proyecto de 800 MW de potencia que combina un parque fotovoltaico con una represa hidroeléctrica para generar energía durante todo el día.

Posiblemente la integración de las horas de sol con las de la noche y las de la energía solar con las de la hidráulica proveniente del mar, sean una innovación en sí misma. Combinar ambos proyectos y hacer de una zona desértica contigua al Océano Pacífico un espacio generador de grandes volúmenes de energías limpias, llame aún más la atención. Que el complemento entre una pata del proyecto y otra disten a más de 80 kilómetros y que la capacidad instalada sea de unos 800 MW, quizás explique por qué Espejo y Cielo de Tarapacá, en Chile, es uno de los proyectos destacado en el último informe global de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).

Lo innovador del proyecto radica en que, por un lado, se instalará en la zona del desierto de Atacama una planta de energía solar fotovoltaica de 560 MW. La misma abastecerá a una planta hidráulica que constará de tres turbinas hidráulicas reversibles del tipo Francis, con una capacidad de 100 MW, cada una. En medio del desierto, el agua se bombeará desde el mar durante el día, se almacenará en una concavidad natural de unas 400 hectáreas a unos 600 metros de altura y, por la noche, cuando la planta generadora solar ente en su fase de no generación, el agua regresará al mar generando energía mediante las mismas turbinas aprovechando el declive natural.

El punto débil del proyecto radica en su financiamiento. Inicialmente inversores privados se aglutinaron detrás de Valhalla, una empresa creada por dos jóvenes emprendedores chilenos que lo imaginaron mientras cursaban un MBA en Stanford. Desde 2011, la idea tomó impulso y volvió a empantanarse varias veces. Son necesarios 1100 millones de dólares. La necesidad de alinear los objetivos nacionales de generación de energía limpia previstos en el Acuerdo de París parece haberle dado un nuevo impulso.

https://youtu.be/8g3827cWxwo

Espejo y Cielos de Tarapacá volvieron a la luz hace dos años cuando el proyecto parecía haber caído en el olvido. Green Climate Fund (GCF) anunció un crédito de 60 millones de dólares para ponerlo en marcha.

“Al invertir capital en la etapa inicial de desarrollo, el Fondo elimina el riesgo del proyecto y cataliza una inversión mucho mayor del sector privado. La combinación única de sistemas de almacenamiento solar e hidroeléctrico ayudará a resolver la intermitencia de las energías renovables, transformando así todo el mercado energético de Chile”, había dicho en su momento Yannick Glemarec, director Ejecutivo de GCF.

Juan Camus Valdéz y Francisco Torrealba, líderes de Valhalla, llegaron en su momento a seducir y a integrar al proyecto al emprendedor argentino Wenceslao Casares. Los avances fueron escasos. El gobierno de Sebastián Piñera se propuso durante su gestión destrabar la situación. Estimaban que serían necesarios unos 400 millones de dólares. Sin embargo, el financiamiento no llegó.

Casi simultáneamente con el crédito del GCF, Valhalla anunció un acuerdo con la Electricité de France (EDF), después de negociar infructuosamente con Power China.

El crédito del Green Climate Fund está respaldado por el Mitsubishi UFJ Financial Group (MUFG Bank), uno de los principales bancos japoneses. El espaldarazo internacional permitiría comenzar las obras durante 2022. Para ello será necesaria una reactualización tecnológica respecto del parque solar. Si todo esto sucede, su finalización posible sería alrededor del año 2026, cuando dead line de 2030 para alinear los objetivos de energías limpias previstas por el Acuerdo de París esté a la vista.

Espejos del Tarapacá estará ubicado en la localidad de Caleta San Marcos, mientras que la estación fotovoltaica de Cielos del Tarapacá encontrará su emplazamiento a 75 kilómetros al sur de Iquique.

Para el GCF, el proyecto de Tarapacá es replicable en América Latina, Asia y África. Lo enmarca dentro del proceso de financiamiento de obras en países en desarrollo que prioricen la generación energética baja en emisiones de carbono y mejores la resiliencia frente a las incidencias del cambio climático.

La región de Tarapacá y el desierto de Atacama en particular poseen las condiciones ideales para la generación de energía eléctrica solar. Sin embargo, según el Ministerio de Energía de Chile, hasta 2017, sólo el 22 % de la energía provenía de fuentes renovables y algunos pequeños poblados de la región carecían incluso de tendido eléctricos. Varios proyectos puestos en marcha durante los últimos años permitieron que, en la actualidad, la matriz energética haya mutado a un 100% de energías limpias. Tanto es así que la Central Termoeléctrica de Tarapacá fue la primera en dejar de operar, como parte del Plan de Descarbonización del país trasandino.

 

*EOL