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16 mayo, 2021

Emprendimientos: El primer gin tonic tirado del mundo es argentino y de emprendedores patagónicos

El primer gin tonic tirado del mundo es argentino: quiénes son los emprendedores de Patagonia que lo hicieron y cómo lograron su iniciativa

Por Rocío Bravo

Hace cinco años, sin tener experiencia alguna en el rubro, Franco y Bruno se sumergieron en el mundo de los destilados por curiosidad. Oriundos de Cipoletti, lo primero que hicieron fue alquilar un PH en muy mal estado en la zona de Cañitas que ellos mismos reciclaron. Luego, compraron un alambique muy chico por internet y lo instalaron. Ahí comenzaron con los primeros desarrollos de destilación. Tras gran cantidad de pruebas, dieron con la receta ideal para producir una bebida de la cual estuvieran totalmente convencidos: «un verdadero gin».

En 2016 comenzaron a comercializar Buenos Aires GIN, el cual en 2019 obtuvo Medalla de Bronce en la categoría «Contemporary Style» y fue condecorado como BEST CONTEMPORARY GIN por la World Gin Awards en enero de 2020. Su portfolio también cuenta con Caporale Oaked GIN, añejado en barricas de roble francés y americano, galardonado como BEST ARGENTINIAN MATURED por la World Gin Awards en enero de 2020, el Gin&Tonic tirado, pionero a nivel nacional e internacional y su nueva versión en lata lanzada en 2021.

La elaboración del gin requiere creatividad y pensamiento crítico, y lejos del famoso «prueba y error», son precisas pruebas y ensayos metodológicos, ya que no hay límites a la hora de combinar los botánicos que le dan origen. Las profesiones de ambos -uno, doctor en biologíamolecular; otro ingeniero- fueron fundamentales para diseñar el esquema de pruebas, a fin de minimizar los tiempos y costos de obtener esa bebida perfecta que estaban buscando.

«El emprendimiento surgió a partir de las ganas de hacer algo que aún no estuviera explorado», dicen a iProfesional. «Queríamos hacer algo interesante por lo novedoso y pasamos por muchas ideas, hasta que pensamos en hacer destilados y todo cambió. Fue como una revelación. A partir de eso, todos los emprendimientos anteriores, en los que creíamos haber encontrado el destino, pasaron a otro plano».

Según narran, al principio fue de muchísimo entusiasmo e incertidumbre, pero rápidamente se convirtió en un proceso de estudio arduo, planificación, procesos creativos, evaluación de factibilidad e inversión económica. «Inicialmente la inversión económica fue muy chica, la gran inversión estuvo puesta en lo personal, nuestra dedicación, tiempo, estudio, esfuerzo, golpes y el cambio de vida que fue rotundo», mencionan. «En muy poco tiempo el proyecto fue una realidad y la vida ya era diferente, afortunadamente para mejor».

En línea con ello, «los principales obstáculos con que nos topamos estuvieron relacionados a incorporarnos a un rubro desconocido, con reglas propias que hubo que ir conociendo profundamente, con mucho esfuerzo y varias equivocaciones», comentan. En definitiva, «obstáculos ‘no técnicos’ o coyunturales son los que se impone uno mismo. Nada que no pueda resolverse con capacidad de adaptación, humildad para aceptar errores y resiliencia para reponerse y seguir adelante sin perder entusiasmo, que es el principal motor para todo emprendimiento».

Emprendimiento que les dio a ambos «sensación de libertad», expresan. «No hablo de libertad real sino de la sensación de libertad, sentir que todas las decisiones son exclusivamente de uno mismo y las consecuencias, buenas o malas, son responsabilidad y propiedad exclusiva de cada uno».

Algo muy bueno, siguen, «es la falta de techo, no solo para el crecimiento como empresa sino también en lo personal y en la ganancia de valores intangibles gracias a esa libertad». Sin embargo, así como no hay techo, agregan, «no hay que perder la conciencia de que tampoco hay piso, con lo cual hay que andar con paso firme y saber que la fragilidad existe».

 

Un camino de ida

«Emprender es algo que se lleva como una condición para vivir», plantean. «Y el emprendimiento puede ser cualquiera… siempre y cuando se sumen motivación y pericia con una finalidad común. Un emprendimiento en marcha es la mejor puerta de entrada a nuevos emprendimientos, solamente hay que pasar un umbral para que la rueda no deje de girar. Hay que estar dispuesto a perder mucho a cambio de algo incierto, pero curiosamente esa incertidumbre se vuelve más cierta a medida que el resto de las características se intensifican».

En cuanto a la realidad local, mencionan que la idiosincrasia argentina tiene mucho de emprendedora, de espíritu crítico e inquieto, y también es una sociedad que valora al emprendedor y le gusta «comprarle» al emprendedor. «La sociedad lo valora, no así las políticas de turno. Las dificultades sobrevienen para todos al mismo tiempo, lo cual genera inconvenientes por rubro más que de manera individual», analizan.

En plena pandemia, a pesar de la incertidumbre y de no saber «si el día siguiente iba a ser parecido al anterior, o si íbamos a poder cumplir o no ciertos objetivos concretos, pusimos a andar la máquina creativa y las inversiones como si el contexto fuera el ideal, cuando la realidad cotidiana indicaba lo contrario. Multiplicamos la inversión y la diversificación asumiendo el mayor riesgo que hayamos asumido desde el inicio del emprendimiento, pusimos todo en juego y salió bien. La reactivación de nuestro rubro nos encontró muy bien armados, con más estructura, nuevos desafíos y una capacidad de respuesta ampliamente mejorada. Listos para poner el pecho a las expectativas, que afortunadamente se convirtieron en demanda real. Dentro de una gran adversidad se abren nuevas oportunidades que no están a la vista, pero hay que estar dispuestos a enfrentar cambios profundos y fortalecer la capacidad de adaptación».

Franco y Bruno fueron pioneros en un rubro casi inexplorado en el país. «Con estándares de calidad que sirven tanto a nuestro proyecto, como al naciente rubro dentro de la industria nacional», destacan. «Como marca, Destilería Moretti se distingue básicamente por su calidad y prolijidad». Hoy la empresa produce bajo los más exigentes estándares de calidad con el objetivo de lanzar productos de nivel internacional. Bajo esta premisa fundaron Moretti Signature, su área de I+D donde desarrollan continuamente nuevos productos con su sello personal como el gin tonic tirado o gin tonic en lata.

¿Después qué? «Seguramente emprender algo más», proyectan. «Dentro o fuera del rubro. El camino natural del emprendedor es diversificar y multiplicar proyectos que funcionan, y cuyo funcionamiento posibilita la existencia y el funcionamiento de otros proyectos en lo que sería un círculo virtuoso sin fin».

 

*iP