29 agosto, 2025
Investigadores sostienen que bajo los restos de Tell Fara, en Mesopotamia, se esconden rastros de una cultura avanzada borrada por una catástrofe global.
Arqueólogos e investigadores independientes aseguran que nuevas evidencias halladas en Irak podrían reescribir la historia de la humanidad. Durante excavaciones en Tell Fara, un sitio clave de la antigua Mesopotamia, se detectaron depósitos de arcilla y arena que apuntarían a una inundación catastrófica ocurrida hace unos 20.000 años. Según esta teoría, la catástrofe habría aniquilado a una civilización avanzada, mucho antes de lo que la ciencia tradicional sostiene.
El hallazgo remite de inmediato a los relatos del “Diluvio del Génesis”, el evento bíblico en el que Dios, en un acto de juicio divino, cubrió toda la Tierra con agua, destruyendo la vida en ella excepto a Noé, su familia y una pareja de cada tipo de animal, que fueron salvados en el arca que Noé construyó por instrucción divina.
Las primeras excavaciones en Tell Fara fueron realizadas en la década de 1930 y confirmaron la existencia de asentamientos de hace más de 5.000 años, en plena época del desarrollo de la escritura cuneiforme y de las primeras ciudades-estado. Sin embargo, bajo esas capas se descubrió un estrato aluvial que podría corresponder a un cataclismo mucho más antiguo.
Los investigadores sostienen que este hallazgo no sería un caso aislado. Capas similares de inundación fueron encontradas en Ur y Kish, también parte de la antigua Mesopotamia, así como en asentamientos antiguos de Egipto y del Valle del Indo, lo que sugiere que se trató de un fenómeno de alcance global.
El investigador independiente Matt LaCroix aseguró al Daily Mail que los registros geológicos apuntan a un desastre de escala planetaria ocurrido hace unos 20.000 años. “Nada en los últimos 11.000 años se acerca siquiera a explicarlo”, afirmó. Según su hipótesis, un cambio climático abrupto habría provocado inundaciones masivas que arrasaron ciudades enteras.
LaCroix sostiene que los registros naturales -núcleos de hielo, anillos de árboles, depósitos volcánicos y anomalías geomagnéticas- coinciden con los relatos de diluvios presentes en diversas culturas. “Una catástrofe global de esta magnitud podría haber destruido comunidades enteras, dejando atrás solo fragmentos de cultura y memoria”, señaló.
Entre los artefactos hallados debajo de las capas de inundación se encuentran tablillas proto-cuneiformes, jarras policromas y cuencos del estilo Fara II, lo que sugeriría que existió una sociedad más sofisticada de lo que se pensaba para esa época. Incluso, los arqueólogos notaron que había pocos restos humanos, lo que llevó a pensar que los antiguos habitantes pudieron haber recibido una advertencia antes de la catástrofe.
Si esta cronología fuera correcta, los orígenes de la civilización deberían retroceder al menos 8.000 años más atrás, cuestionando la visión académica tradicional que ubica las primeras ciudades hace apenas 6.000 años.
La mayoría de los científicos descarta la idea de un diluvio global en el Paleolítico Superior. Para los expertos convencionales, los humanos de hace 20.000 años eran cazadores-recolectores nómadas, con escasa evidencia de sociedades complejas.
Sin embargo, las diferencias entre los artefactos hallados por encima y por debajo de los depósitos de inundación refuerzan la hipótesis de una “ruptura cultural abrupta”, como si una civilización hubiese sido borrada por completo y luego reemplazada.
El arqueólogo Erick Schmidt, del Museo Penn en Estados Unidos, ya había planteado esta duda en los años 30 al señalar que “uno de los problemas más interesantes es si la subida de las aguas destruyó por completo ciudades, hombres y bestias”.
Para LaCroix y otros investigadores alternativos, la coincidencia de los estratos de inundación en distintas regiones con los mitos del “Diluvio” no es casual. “Esto podría explicar por qué tantas culturas cuentan historias similares sobre catástrofes: la memoria compartida de un evento real que transformó al mundo humano”, concluyó.