28 noviembre, 2022
Mientras la historia oficial de Qatar habla de la unificación de las tribus realizado por el jeque Mohamed ibn Thani entre 1851 y 1878 como el origen del actual Qatar, la Enciclopedia Británica menciona la llegada en 1766 a la ciudad qatarí de Zubara de varias familias procedentes de Kuwait, en particular la familia Khalifah. Esta última familia dejará Qatar en 1783 para conquistar la isla de Bahréin.
Así como la familia Al Thani gobierna Qatar hasta hoy, la familia Khalifah gobierna Bahréin hasta la actualidad.
Un conflicto entre los jeques de la isla y los de la península derivó en 1867 en un enfrentamiento que dejó la ciudad de Doha prácticamente destruida y que atrajo por vez primera la atención de los británicos.
«Hasta el ataque, Gran Bretaña había considerado a Qatar como una dependencia de Bahréin. Entonces firmó un tratado de independencia con Mohammed ibn Thani en 1868, que marcó el rumbo tanto de la futura independencia de Qatar como del gobierno de la dinastía Thani», indica la enciclopedia británica.
La familia Al Thani navegó entonces entre dos imperios, el británico y el otomano, hasta la Primera Guerra Mundial, cuando el segundo de estos poderes desapareció. La influencia británica se extendería por 100 años, hasta que Londres anunció su decisión de retirarse del Golfo. El 3 de septiembre de 1971, Qatar declaró su independencia.
Una década después, el emirato se unió a sus cinco vecinos -Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Omán- para crear el Consejo de Cooperación del Golfo. Muchos de ellos se volverían en su contra en el nuevo siglo.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, la población de Qatar se dedicaba al comercio y, sobre todo, a la pesca de perlas, pero esta actividad comenzó a decaer en la península cuando Japón empezó a exportar perlas cultivadas. Pero el mismo año que estalló el conflicto mundial, se descubrió «oro negro» en en la costa occidental de Dukhan.
La guerra no permitió que el petróleo se explotara hasta una década después. La primera concesión fue otorgada a la empresa Iraq Petroleum Company (IPC), un grupo de compañías europeas y estadounidenses.
Los ingresos petroleros provocaron conflictos internos dentro de la dinastía Al Thani, que en la segunda mitad del siglo XX vivió intervenciones extranjeras y golpes de palacio. En la década de 1970 todas las concesiones petroleras fueron nacionalizadas, pero las empresas privadas continúan desempeñando un rol importante.
Las reservas petroleras qataríes son modestas en comparación con las de la región, pero sus yacimientos de gas natural son de los mayores del mundo. El gas natural, explotado desde la década del 90, superó al petróleo como la mayor parte de los ingresos del gobierno y del PIB del país en la primera década del siglo XXI.
La riqueza de la península atrajo a miles de trabajadores extranjeros, especialmente de naciones del sudeste asiático como India, Nepal, Bangladesh y Filipinas. Esto provocó que el país tenga algunas características demográficas muy particulares: de sus 2,9 millones de habitantes, sólo el 15% son qataríes.
Además, el número de hombres supera al de mujeres 3 a 1, ya que sólo el 25% de la población es femenina.
El maltrato recibido por los estos trabajadores durante la construcción de toda la infraestructura mundialista (incluyendo siete de los ocho estadios de fútbol, un nuevo aeropuerto y un nuevo sistema de metro) ha sido denunciado por la prensa internacional y en informes de grupos defensores de derechos humanos, que hablan de miles de muertes por calor y agotamiento.
La respuesta oficial fueron reformas al sistema laboral. «Pocos países han llegado tan lejos en tan poco tiempo, y Qatar lidera ahora la región en materia de derechos laborales», dijo un vocero del gobierno.
La Federación de Fútbol Internacional (FIFA) ha celebrado estos cambios: «En los últimos años se ha aplicado una amplia gama de medidas para mejorar la protección de los trabajadores en Qatar, y estos avances se han producido en gran medida como consecuencia de la celebración de la Copa del Mundo en el país».
Pero grupos como Amnistía Internacional han advertido que la tarea de proteger a los trabajadores migrantes se ha hecho a medias en el país árabe y que «los abusos contra los derechos humanos persisten hoy en día a una escala significativa».