7 agosto, 2022
Para este domingo, en tanto, está previsto que el Presidente mantenga una bilateral con Petro, quien asumirá el cargo en lugar de Iván Duque.
Con retos y desafíos en la agenda política y social, este domingo asumirá la presidencia un economista con un largo camino en la dirigencia colombiana que cierra un capítulo de 70 años de gobiernos conservadores en el poder.
Gustavo Petro asume este domingo la presidencia de Colombia en la que será la primera propuesta de izquierda que busca poner fin a siete décadas de gobiernos conservadores, con el desafío de consolidar mayorías para avanzar hacia la pacificación del país, lograr revertir la desigualdad y responder a las expectativas de cambio que le demandaron más de 11 millones de votantes, en una ceremonia en Bogotá a la que asistirán mandatarios de todo el mundo, entre ellos Alberto Fernández.El economista y exalcalde de Bogotá de 62 años se consagró como el próximo ocupante de la Casa de Nariño (sede del Gobierno colombiano) hasta 2026 luego de su victoria en el balotaje del pasado 19 de junio, en el que su coalición Pacto Histórico se impuso con el 50,47% de los votos de los votos sobre el político y empresario liberal Rodolfo Hernández.
A Petro le tocará suceder al gobierno del saliente presidente Iván Duque (con casi 70% de desaprobación), que estuvo signado por su incumplimiento de los Acuerdos de Paz de 2016, el fracaso de su reforma impositiva y las críticas a su gestión enmarcadas en el llamado Paro Nacional nacido en 2019 y que se extendió con sucesivas protestas hasta 2021, y en las que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) constató el uso desproporcionado de la fuerza, desapariciones, entre otros delitos.
Los déficits en torno al cumplimiento y ampliación de los Acuerdos de Paz serán uno de los principales retos del próximo ocupante de la Casa Nariño, en un país en el que según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) hay 6 conflictos armados aún vigentes.
El gobierno entrante, así como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), ya manifestaron su voluntad a dialogar camino a lograr la “paz total”. Especialistas advierten de los peligros que implica modificar el estatus quo en un país en el que las resistencias suelen ser violentas.
La campaña del Pacto Histórico, una alianza con diversos partidos de izquierda, estuvo apuntalada luego de la primera vuelta por la figura de la vicepresidenta Francia Márquez, la líder ambientalista que había sido rival de Petro en las primarias de marzo, pero con la que cerró filas en un armado histórico de cara a las presidenciales.
Frente a la incertidumbre que generaba su figura para el establishment y al escenario post primera vuelta, en la que Hernández había quedado casi 13 puntos por debajo, pero se temía que alineara a los conservadores detrás suyo en el balotaje, Petro convocó a un Gran Acuerdo Nacional con partidos de centro, entre ellos el Liberal.
Los acuerdos que trazó luego de su victoria se tradujeron en designaciones en su gabinete, así como en la conformación de mayorías en el Congreso en base a una serie de reformas.
En cuanto al gabinete, el gobierno entrante conjugará por un lado liderazgos tecnocráticos progresistas -como el de José Antonio Campo en Hacienda o Alejandro Gaviria en Educación- que podrían tranquilizar al establishment; y por otro a aliados de su base, como por ejemplo a líderes indígenas en puestos importantes y a un líder de derechos humanos, Danilo Rueda, como Alto Comisionado para la Paz, además de sumar liderazgos regionales y jóvenes.
Si bien los nombres de los principales ministros ya se conocen, aún resta designar algunos cargos, a la vez que se concrete la anunciada creación de dos nuevos ministerios: el de la Igualdad, que estará a cargo de la vicepresidenta; y el de Paz, Seguridad y Convivencia, del que dependería la Policía colombiana, que aún permanece en Defensa. Estas nuevas carteras deben ser aprobadas por el Congreso.
La ampliación de alianzas también se escenificó en el Congreso, donde si bien Petro logró tener mayoría gracias a que distintas bancadas se pronunciaron como “partido de gobierno”, ahora deberá sostenerlas porque no será un apoyo “automático”.
El Pacto Histórico logró quedarse con la presidencia de ambas cámaras -las que estarán lideradas por David Racero y Roy Barreras- al menos para 2022.
Este será además un Legislativo con casi dos tercios de congresistas nuevos, que amplió la participación de las mujeres (aún en un magro 28,5%) y que por primera vez incluirá a representantes electos por las Circunscripciones Transitorias Especiales nacidas de los Acuerdos de Paz de 2016.
El Congreso, que ya comenzó a funcionar en forma oficial en julio, se prepara para tratar los cinco principales proyectos que Petro impulsará en 2022: la reforma política, la tributaria, la rural, la creación de ministerios y la elaboración de su Plan de Desarrollo, fijado por la Constitución para que los gobierno adapten sus promesas de campaña a un plan concreto.
Después de la elección, el gobierno de Duque junto con Petro iniciaron el proceso de transición a través de sus designados en una comisión de empalme, que días atrás publicó un informe en el que incluyó una descripción de “alertas críticas” y un “semáforo” con recomendaciones acerca de si continuar o discontinuar políticas heredadas.
Las principales urgencias, según la comisión, serán el déficit fiscal, la “insostenibilidad del sistema” de Salud (con deudas acumuladas y “riesgos de corrupción”), descapitalización en la cartera de Agricultura, entre otros problemas en áreas como Minería y Energía.
La transición energética y el rechazo al fracking, parte de la agenda “verde” de Petro y Márquez, plantea grandes desafíos en un país cuya principal exportadora es la industria del petróleo y que cobra más valor en tiempos de disputa internacional por los recursos energéticos.
En política exterior hubo poco anticipo: anunció que reanudará relaciones con Venezuela -en julio el designado canciller Álvaro Leyva, y su par venezolano, Carlos Faría, sellaron un acuerdo para retomar vínculos diplomáticas-; prometió revisar los tratados de libre comercio, no ha cuestionado las bases de la relación con Estados Unidos, muestra cierta apertura hacia China y propone “un diálogo en las Américas sin exclusiones”.
La ceremonia de traspaso de mando se realizará en la Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, donde además de contar con la presencia de mandatarios y delegaciones internacionales se espera que asistan más de 100.000 personas, las que también disfrutarán de espectáculos culturales.
Además de Alberto Fernández estarán en la asunción los presidentes Luis Arce (Bolivia), Gabriel Boric (Chile); Rodrigo Chaves (Costa Rica); Guillermo Lasso (Ecuador); Xiomara Castro (Honduras); Laurentino Cortizo (Panamá); Mario Abdo Benítez (Paraguay) y Luis Abinader (República Dominicana).
Asimismo, asistirá el rey Felipe VI de España, una delegación de funcionarios estadounidenses, el jefe de Gobierno de Curazao, Bernard Whiteman, los vicepresidentes de El Salvador, Félix Ulloa; de Perú, Dina Boluarte -luego de que el Congreso no le diera permiso para salir del país al presidente Pedro Castillo-; de Uruguay, Beatriz Argimón; el canciller de Brasil, Carlos França; y la primera dama de México, Beatriz Gutiérrez.