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30 enero, 2022

Chubut, entre las olas, el viento y el sucundún de la no-política

Por Juana de Arco*

Parece una eternidad, pero este viernes recién se cumple un mes de la ‘fiebre de la plata’ en Chubut que le duró unos días al oficialismo, antes del ‘recule’ en ojotas que dejó cenizas de todo tipo, pero ganancias también.

Exactamente el 21 de diciembre el Gobierno provincial derogó la Ley que había mandado al Poder Legislativo y que le fuera aprobada para zonificar la explotación minera. En menos de 48 horas las acciones de la minera se dispararon más de 8 puntos con ganancias superiores a los 300 millones de dólares, mientras las calles se incendiaban a la voz del ‘No es No’. Para un grupo esos cantitos ganaron en término de repliegue productivo, pero perdieron en término de objetivos financieros alcanzados por la mesa chica que gobierna en la sombras.

Todo fue tan rápido y tan fugaz que hasta parece bien lejano en la percepción colectiva, sin embargo no pasó más que una luna llena desde entonces. Detrás, las fiestas navideñas, la ola de calor, la de Omicron y al toque un incendio de magnitud que casi se lleva la Península puesta. Como si se tratara de un video game alocado, no terminó de remontar el humo este cielo chubutano, cuando la sequía comenzó a evaporar los ríos, poniendo contra las cuerdas a un territorio que no gana para sustos, y a una clase política enfundada en amianto.  ¿Pararán en algún momento las plagas de este Egipto?, es la pregunta del millón que se hace gran parte de la ciudadanía

Son tantos y tan dinámicos los eventos que se suceden, como si se tratar de una escena de Chaplin en ‘Tiempos Modernos’, donde allí va Arcioni chupado por la maquina de hacer anuncios, siguiendo para adelante sin descanso, en esta aceleración que se entiende como el ejercicio del poder, que es al fin y al cabo, tiempo de permanencia del engranaje de momento. El suficiente…, el tema es saber ¿para que?

Casi todos tenemos la percepción de que últimamente el tiempo vuela, no nos cunde, es como si pasara más rápido de lo normal, y de hecho hay diferentes teorías que intentan dar explicación a esta sensación tan generalizada. La que más me llama la atención es la que relaciona esta percepción de que el tiempo está acelerado con los cambios en la denominada frecuencia Schumann y la pulsación que emite el planeta desde la superficie hasta la ionosfera. Durante miles de años, ese «latido de la tierra» se ha mantenido estable en aproximadamente 7,8 hercios. Pero parece ser que desde 1980 este pulso del planeta ha estado subiendo hasta alcanzar los 12 hercios de la actualidad. Y se podría especular a la luz de los acontecimientos en Chubut, que nuestro sucundún temporal a decir por las cosas que pasan o se amontonan, supera ampliamente ese vibrómetro.

A la par, la capacidad de reacción política parece cada vez relentizarse más. No hace falta ser muy sagaz para detectar la no-política ante cada suceso público, un ‘no hacer ni decir’ no sólo del oficialismo, sino y sobre todo de la atomizada oposición. Un sinnúmero de factores ayudan a esa aridez de intervenciones y escasez de ideas: el entusiasmo por la vida política en redes terminó volviéndola absolutamente virtual; la falta de renovación y participación contribuye a dejar lo público en manos de lo que se puede con sequía evidente de cuadros profesionales, y la incertidumbe macro que se viene imponiendo con la finitud que proclama la pandemia global, habilita todo lo demás. Como si fuera poco, hay poco para repartir y eso acota la inspiración.

La gran ausencia que descompone al fin y al cabo la posibilidad de enfocar los hechos y simplificar las soluciones es la falta de poder en lo que derivó la no-política. Porque ¿quién tiene poder hoy por hoy en Chubut? La respuesta es un enfoque de caleidoscopio que arroja reflejos de vacío donde todo es posible.

Ya lo exponía Michel Foucault, ese pensador «sismógráfico» que detectó el agotamiento de las categorías político-filosóficas con las cuales se venía pensado «el presente». Una de ellas, pero dotándola de una nueva significación, fue sin dudas, la de poder. Es mediante esta categoría que le tomó el pulso a los cambios y transformaciones políticas como procesos discontinuos, que por acumulación y encabalgamiento en distintas direcciones dan relieve a dispositivos de poder como verdaderos caleidoscopios móviles que arrojan rarezas entrelazadas.

Mientras los últimos 30 días en Chubut la explosión de eventos nos dejaron ante la ilusión óptica de geometrías inasibles de lo que parece ser una provincia atragantada de problemas, mucho más lejos del enfoque espejado quedó el mapeo de poder que delinearon los dos procesos electorales que se tragó el 2021, donde el frente gobernante provincial quedó tercero en respaldo popular, y el frente gobernante nacional quedó segundo. O sea, ninguna de las fuerzas que gobiernan tienen el grueso de legitimación para hacer lo que hacen. Obviar esto sería un primer gran error de visión de presente y futuro, porque ese es el marco referencial para gobernar y por ende para definir nuestro contexto kantiano.

Además, a decir verdad y en términos conspiranoicos, el escribano logró con creces los objetivos del establishment de arrasar con la vieja política. Porque para ejecutar la no-política, (como la no-violencia del genial Gandhi, salvando las diferencias) se necesita formar masa crítica primero. Y así fueron las cosas. No quedó nada, y lo que quedaba logró acordarlo. Hoy hay vínculos estrechos de todos con todos, y cada uno le debe alguna vela a Fontana 49. Y eso, es toda una lección para quienes dudaban que su pulcritud engominada representase escasa capacidad de mando. ¿Que terminará pasando por esta avenida del medio provinciana que labró con precisión relojera el amigo de Sergio?, posiblemente menos peronismo y más nachismo, asi como viene la cosa.

 

 

Trajes de amianto y caras de póker

 

 

 

Los datos saltan a la vista. Por segunda vez en los últimos tres años la gente les quemó los organismos públicos. Esta vez fueron más de 16 edificios y hoy por hoy no existe literalmente la sede del Gobierno de Chubut. Esa casa histórica donde resonaban los taconeos de la política quedó reducida a cenizas, y lo poco que se sostiene, con ‘riesgo de derrumbe’. Toda una figura. El resultado político también apabulla: hubo retroceso en la decisión que provocó la furia colectiva y sólo se produjo una renuncia simbólica. Pocas nueces para tanto ruido, no lo creen?

Si seguimos mirando por el caleidoscopio del poder, la imágen es poco más que confusa. Parados en ningun lado, representando a menos de un tercio de los gobernados, y con la brújula de la planificación extraviada en la aceleración cotidiana hace rato, quienes deben organizar la vida pública provincial avanzan con frame de pantalla y hablando en tercera persona. Una vieja técnica ‘de amianto’ que permite despegarse de la relación con el receptor y el mensaje, y de los protagonistas de la historia, porque no involucra sus emociones, por tanto, no tiene relación con los hechos narrados, y su discurso pasa a ser ‘objetivo’,.. se entiende?

Si no se tratara de política, en el diván, a eso se lo identifica con un tipo de desorden mental disociativo, de despersonalización, también llamado trastorno de ‘desrealización’, donde precisamente se altera la percepción de la realidad que tiene una persona. Pero en política y sobre todo en gestión y por estos pagos, esto se denomina ‘cara de póker’ y ‘barajar y dar de nuevo’.

Así las cosas, a veinte días del Año del Tigre, diría Ludovica, parecería que no hay suceso que perfore la incuria pública.

Las crónicas oficiales son escuetas: ‘El gobernador Mariano Arcioni termina de incorporarse luego de un breve receso. Acaba de renovar el gabinete provincial. Está contento con figuras de su nucleo directo que logró enrocar’. No hay pujas por cartelera porque el protagonista casi excluyente es el propio comodorense jefe. Y pocos pueden decir si va bien encaminado o no, porque se desconoce un rumbo fijado.

De los vínculos con Nación no se habla, pero no hace mucha falta. Es una relación prácticamente insuperable la del escribano con el albertismo-kirchnerismo. Sin embargo será poco más que difícil transitar los dos años que quedan vinculándose a través de emisarios y haciendo la plancha. A la firma del consenso fiscal fue Antonena, a Vizzotti la recibió Puratich, con De Pedro habla Sastre. Lo demás se maneja a través de Massa. Un verdadero tablero de ajedrez sin fichas ni jugadores.

Por lo pronto, en la agenda inmediata de Arcioni hay esfuerzo por dinamizar, presencia en la calle y mucho hincapié en obra pública, pero a la par se vienen aceleradamente las negociaciones paritarias, y una meta que parece compleja: empezar las clases a tiempo. A la par la olla a presión del desempleo en varios conflomerados, el efecto inflacionario en los bolsillos, y la necesidad de activación productiva que ya son casi utopías de campaña, posiblemente deberán esperar su turno para convertirse en arenga en marzo, a modo de reactive de la Lagislatura. Eso si el meteorito que pasará cerca de la Tierra en febrero próximo, no enfila también para Rawson.

En fin, por ahora así está la gobernanza chubutana a la luz del hiperacelere caleidoscopial de las dudas existenciales y las improvisaciones, difícil de traducir a la lógica del laburante y más difícil de digerir para el empresariado, el productor o el vecino de a pie que quiere creer en el futuro. Como decía San Agustín “¿Qué es, pues, el tiempo? Sé bien lo que es, si no se me pregunta. Pero cuando quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé”.

Usted sabe que es Chubut?, yo si, pero cuando se lo intento explicar mejor, no me sale.

 

 

*Soy Juana de Arco, amiga de Aurelio y ceniza de tantos…