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28 noviembre, 2020

MIENTRAS SE ABRE EL DEBATE POR LA MINERÍA, LUQUE ENCARA UN PLAN DE SOSTENIBILIDAD DE LA CUENCA DEL GOLFO, CON Y SIN PETRÓLEO

Chubut: El que piense el futuro, gana

Por Trivia Demir

Mientras el nuevo ‘caballito de batalla’ productivo será la posibilidad que promete la minería y sobre cuyo tema cabalgaremos todo el verano -según parece-, en un debate que efectivamente logra eclipsar una gran cantidad de problemas que quietos como postes a la vera de tanto brío; a la par hay un tembladeral peligroso entre otros sectores productivos que hasta ahora han sido pilares de la economía provincial y que podrían dejar de serlo por circunstancias varias. Aluminio, lana, pesca, petróleo, se puede decir que las cuatro patas de la mesa chubutana tambalean, y todas las producciones están mal heridas en términos de productividad, sin embargo se considera que siguen ‘vivas’ y con ello basta.

Sin embargo, está claro que los recursos no son eternos, las políticas son extremadamente cambiantes y las coyunturas internacional y nacional, casi efímeras. De allí la necesidad de levantar la ‘vara’ (como se dice en la jerga militante) de las gestiones en cada comarca provincial. Quienes no asuman sus responsabilidades públicas con alguna previsión o proyecto sobre lo que gobierna, difícilmente podrá aguantar los embates de tantos vaivenes simultáneos, con el consiguiente efecto sobre los ingresos y la administración que le toque. Y mucho menos proyectarse políticamente hablando.

 

Picó en punta

 

El intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, lo sabe, por eso comenzó hace rato a trabajar en una línea de previsibilidad. Sobre todo al dirigir los destinos de la principal ciudad de Chubut en términos poblacionales, electorales y a productivos.

Días pasados, Luque había participado de una reunión virtual de intendentes de las zonas sur del Chubut y norte de Santa Cruz donde se acordó elaborar un plan estratégico pensado a 20 años para la región de la Cuenca del Golfo San Jorge, sobre la base de nuevas alternativas para la producción petrolera y la generación de energía.

En ese cónclave el intendente comodorense sostuvo que «tenemos la misma agenda porque tenemos los mismos problemas. Tenemos que mirar el futuro con cierta soberanía, que no significa independencia política, pero si tener cierta soberanía para poder soñar con generar una Liga de Intendentes y de sectores que nos permitan generar trabajo con lo que tiene que ver con la energía».

¿Qué estaría viendo Luque desde una administración municipal que no tienen grandes sobresaltos como otras, en una ciudad que por ahora chorrea derrame y concentra las mayores inversiones provinciales? Sencillamente que no basta declamar ni presionar a la producción, porque todo cambia. De hecho, el mundo está cambiando permanentemente.

 

¿Un mundo sin petróleo?

 

Hay datos que son inapelables y que por supuesto implica observación, asesoramiento, estudio e información. No es tanto para quienes han asumido responsabilidades públicas y cuyas vocaciones se supone que son la buena administración de lo público en función del conjunto. Aunque sí  parece mucho para quienes solo acceden a las mieles del poder para cabalgar por la inercia, aferrados a las redes sociales y en torno a proyectos personalísimos.

Hay que tener claro que desde principios del siglo XXI, la industria petrolera se ha enfrentado al mayor desafío de su historia: la escasez de nuevos yacimientos auguraba la inminente llegada al cenit de producción. Una vez alcanzado el temido peak oil, la extracción anual de petróleo toca su máximo y solo puede declinar inexorablemente.

Según los expertos, el dato clave es que el máximo de producción de petróleo crudo convencional se alcanzó a finales de 2005 o principios de 2006, con 70 millones de barriles diarios, y desde entonces se ha reducido paulatinamente hasta menos de 67.

Para compensar este lento descenso, e incluso poder seguir aumentando la producción de petróleo, se introdujeron todo tipo de hidrocarburos líquidos alternativos: biocombustibles, petróleos extrapesados, petróleos de aguas ultraprofundas, líquidos del gas natural, petróleo de rocas compactas extraído con la técnica del fracking. Aunque no siempre son tan buenos como el petróleo convencional.

Pero en 2013, la industria petrolera comenzó a desinvertir en exploración y desarrollo de nuevos campos, en vista de los malos resultados de explotación.

Solo Estados Unidos impidió que la producción de petróleo empezara a caer en 2015. Pero el gigante americano solo pudo aplazarlo tres años: el máximo mundial se alcanzó en 2018, y eso a costa de la actual carnicería de bancarrotas en el sector del fracking estadounidense.

Según el informe anual de la Agencia Internacional de la Energía de 2020, podría acabar con la producción de petróleo reducida hasta un 50% de aquí a 2025.

Gobierne quien gobierne, al principio se darán grandes incentivos a las renovables para luego retirarlos al cabo de un par de años, viendo su escasa eficacia.

Como dicen los analistas ‘la termodinámica no negocia, no entiende de partidos políticos’. Sea quien sea el próximo inquilino de la Casa Blanca tendrá que hacerle frente a un reto enorme para el que el mundo tampoco está preparado.

Y tal como se sabe el presidente electo, Joe Biden, fue durante su campaña demócrata un firme partidario de las energías renovables y de la descarbonización de la economía. De hecho, Biden ha dado su apoyo explícito al Green New Deal, el marco conceptual de lo que debe ser la transición de Estados Unidos hacia una economía baja en carbono. Está claro que todo lo que viene en trono a los hidrocarburos será bien distinto.

Se sumó Ávila

 

Volviendo al territorio, en Comodoro buscan ‘abrir un paraguas o sombrilla’ antes que llegue el diluvio o la sequía. Y efectivamente aprovechar de lo que queda del veranito petrolero para gestionar nuevas inversiones, siempre en torno a la generación energética.

Entre otras cosas Luque sabe perfectamente que no basta tener proyectos sino hay consensos. Y estos vienen de la mano de quienes saben del tema, y en eso no sólo se visualiza a las empresas interesadas en los recursos sino en la mano de obra que es la que vive de su explotación, y la que sostiene con su derrame en consumo las demás actividades comunitarias.

En ese marco, esta semana Luque sumó en esta cruzada futurista al secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado del Chubut, Jorge «Loma» Avila y al poderoso sindicato que nuclea, con quien acordaron el armado de una mesa hidrocarburífera de la Cuenca del Golfo San Jorge que nuclee a distintos actores del sector para trabajar en conjunto en torno a nuevas perspectivas para su desarrollo.

Durante el encuentro, del que también participó el tesorero del gremio de petroleros, Héctor Millar, se dialogó sobre la situación de la actividad productiva en la región, coincidiendo los interlocutores en la necesidad de generar una agenda común y trabajar mancomunadamente con el fin de sostener las fuentes de trabajo y el empleo.

La caída del precio del barril, las restricciones de trabajo producto de una cuarentena derivada de una pandemia mundial casi apocalíptica, la postergación paulatina que va sufriendo la producción convencional a manos de la no convencional, los costos en dólares y la falta de previsibilidad política, serían algunas de las urgencias que empujan a ‘ponerse los pantalones largos’ a la dirigencia provincial. Y en ese sentido que quien tenga proyectos productivos y una fórmula eficaz sobre los recursos provinciales, no sólo podrá blindar su gestión, sino que tendrá allanado gran parte del camino a Fontana 50 en 2023. Habrá que ver…