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25 agosto, 2023

Castells, la semántica, y la «expropiación de morfi»

El líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), Raúl Castells, quien se había atribuido los saqueos de los últimos días en distintos puntos del país, volvió a reivindicar esos episodios, a los que calificó como una «expropiación de alimentos», en un uso dialéctico de atenuación semántica de la realidad, muy propia de la política.

El líder piquetero en su torpeza (o estrategia personalísima) salió a cara descubierta a desafiar al oficialismo, que fue como una luz roja sangre, en el marco de las negociaciones que estaba haciendo Massa en EEUU con el FMI.  Y tras reconocer la incitación a las ‘visitas’ populares a las grandes cadenas de venta de alimentos, Castells dijo que los presuntos ‘saqueos’ serían ni más ni menos que ‘efectos colaterales’ del capitalismo descarnado y de las malas políticas públicas. No con las mismas palabras, pero sí afirmó que en realidad se trató de una «expropiación de alimentos».

Decía el gradísimo Eduardo Galeano, (al que seguramente no leyó Castells pero por intuición le suena en el día a día) que el lenguaje del poder es raro y relativo:

«(…) el capitalismo luce el nombre artístico de economía de mercado;
el imperialismo se llama globalización;
las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo, que es como llamar
niños a los enanos;
el oportunismo se llama pragmatismo;
la traición se llama realismo;
los pobres se llaman carentes, o carenciados, o personas de escasos recursos;
la expulsión de los niños pobres por el sistema educativo se conoce bajo el nombre de
deserción escolar;
el derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni explicación se llama
flexibilización del mercado laboral;
el lenguaje oficial reconoce los derechos de las mujeres, entre los derechos de las minorías,
como si la mitad masculina de la humanidad fuera la mayoría;
en lugar de dictadura militar, se dice proceso;
las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y psicológicas;
cuando los ladrones son de buena familia, no son ladrones, sino cleptómanos;
el saqueo de los fondos públicos por los políticos corruptos responde al nombre de
enriquecimiento ilícito«.

 

La «exporpiación de alimentos»

No es de extrañar entonces que en ese marco de relativismos oficiales, otros puedan adoptar el mismo razonamiento, como el líder piquetero.  «Lo que ha habido es el rechazo a que haya aumentado la comida al 100% y a su vez, que hacía tres meses que no entregaban los alimentos a los comedores comunitarios de las iglesias, escuelas y los barrios. Ese era el reclamo central y luego se agregó el tema de que se resarza a los pequeños comerciantes damnificados por esta lucha», insistió Castells en defensa de la «exporpiación» de morfi

«Estamos hablando de La Anónima, Átomo, Carrefour, Changomás, que es donde ha ido centralmente nuestro pueblo desde el viernes pasado hasta ayer, que finalmente se llegó a un preacuerdo con el Gobierno y esto se ha dado por concluido», afirmó Raúl Castells en declaraciones televisivas.

Y detalló: «En el día de ayer se acordó un bono de $70.000, que nosotros reclamamos que sea con las características del IFE, y un resarcimiento de $7 millones para los pequeños comerciantes y (la ministra de Desarrollo Social, Victoria) Tolosa Paz ratificó que se van a reintegrar los alimentos».

El ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, salió a cruzar duro al dirigente piquetero por haber asegurado que su organización estaba promoviendo los robos en comercios y supermercados, ante una supuesta falta de entrega de alimentos por parte del Estado. «Se ufana de ser el promotor de esta situación» pero «no tiene absolutamente nada que ver con este tema» «Es una canchereada que le va a costar cara, por provocar una motivación accesoria a las complicaciones que puede tener la sociedad», dijo Aníbal, uno de los que gusta de abusar de la verba relativa y recargada.

Y no tardó en sumarle otra palabrita para el abultado diccionario de ‘flexibilización de la realidad idiomática’: Aníbal ponderó lo que denominó la «inteligencia criminal» de su cartera, una nueva figura presuntamente conformada por policías de la provincia de Buenos Aires, de CABA y de las demás jurisdicciones para atacar las «expropiaciones de morfi» de este tipo.