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20 enero, 2024

Alimentación no cadavérica- Corea del Sur prohibirá el consumo de carne de perro en 2027

Se considera como histórica la reciente decisión de Corea del Sur de prohibir el consumo de carne de perro para 2027, lo que marca un cambio significativo en las prácticas culturales y los derechos de los animales.

En una medida histórica, la Asamblea Nacional de Corea del Sur aprobó por unanimidad un proyecto de ley que prohíbe la producción y venta de carne de perro, una práctica arraigada en ciertas tradiciones pero cada vez más mal vista por los activistas por los derechos de los animales.

El consumo de carne de perro, una práctica asociada con la medicina tradicional coreana, está en declive, especialmente entre la generación más joven de Corea. Factores como la llegada del aire acondicionado, que redujo la necesidad de métodos de refrigeración tradicionales, y el cambio de las normas sociales han contribuido a este cambio.

Encuestas recientes citadas por USA Today muestran que más de la mitad de los surcoreanos se oponen actualmente a comer carne de perro, y alrededor del 86% dice que no comerá carne de perro en el futuro. Esta prohibición no solo refleja un cambio en las relaciones internas, sino que también desean ser compatibles con las reglas y valores internacionales.

Esta decisión, que se hará efectiva desde 2027, las posiciones coreanas en el medio de la creciente lista de países están llegando a un manejo mayor de una persona relacionada con los animales.

Las personas que sean condenadas por matar a los perros se enfrentarán a penas de hasta tres años de cárcel, mientras que las personas que crían perros para ser vendidos como carne de perro podrían cumplir un máximo de dos años.

La prohibición fue aclamada por las organizaciones internacionales de derechos de los animales como un paso histórico y progresista. Corea del Sur, junto con otras regiones asiáticas como Hong Kong, Taiwán y partes de China y Camboya, prohíben la práctica.

La medida se considera parte de una tendencia global hacia mayores derechos y bienestar de los animales y se la compara con cambios históricos, por ejemplo, en el consumo de carne de ballena en los Estados Unidos. La prohibición refleja una creciente conciencia mundial sobre la elección de alimentos y el bienestar animal.

Si bien la prohibición es un importante paso adelante, también crea muchos desafíos, especialmente para los productores de carne de perro. La ley prevé un período de transición de tres años durante el cual los criadores de perros y las empresas relacionadas pueden reutilizar o cerrar sus instalaciones.

Según las estadísticas oficiales, Corea del Sur tuvo en 2023 unos 1.600 restaurantes de carne de perro y 1.150 granjas de crianza que ahora deberán presentar a las autoridades locales un plan de cierre progresivo de sus negocios.

El gobierno de Corea del Sur se ha comprometido a desarrollar programas de apoyo para estas personas, aunque aún no se han ultimado los detalles. Esta transición pone de relieve las complejas interacciones entre las prácticas culturales, los medios de vida económicos y las normas éticas en evolución.

 

Las dos campanas y el debate

Jung Ah Chae, directora ejecutiva de la Sociedad Protectora de Animales de Corea, dijo que no esperaba llegar a ver la prohibición en su vida. “Aunque mi corazón se rompe por todos los millones de perros, a los que este cambio ha llegado demasiado tarde, estoy contenta de que Corea del Sur pueda cerrar este miserable capítulo de nuestra historia y abrazar un futuro respetuoso con los perros“, declaró.

Por su parte, Joo Yeong-bong, un criador de perros, dijo que el sector estaba desesperado. “En 10 años, el sector habrá desaparecido. Tenemos entre 60 y 70 años y ahora no nos queda más remedio que perder nuestro medio de vida”, dijo Yeong-bong, quien considera a la ley “una violación de la libertad de la gente a comer lo que quiera“.

Más allá de estas diferencias, la prohibición de la carne de perro en Corea del Sur marca un momento crucial en el panorama cultural y ético del país. Logra un equilibrio entre el respeto de las prácticas tradicionales y la promoción de los derechos de los animales, lo que refleja tendencias globales más amplias.

Sin embargo, falta mucho para que el ser humano reconozca los derechos de todos los seres vivos y ponga límites a su consumo cultural de carne y sangre de otras especies. «¿Qué diferencia hay entre comerse un ternero, un cerdo, un gato, un cordero, un pollo o un canario?, solamente un aspecto cultural, porque el avasallamiento es el mismo» se pregunta y se contesta un férreo defensor de la vida y promotor del no consumo de carnes.  Temas para reflexionar.