ChubutLine.com "Periodismo Independiente" - Noticias, política y un análisis de la realidad diferente - directora@chubutline.com - redaccion@chubutline.com



29 julio, 2022

A todo o nada: Massa se juega la «bala de plata» por sus aspiraciones presidenciales

Sergio Massa tenía la mirada puesta en un solo objetivo hace rato: lo que hoy conocemos como «la botonera». Qué puede pasar con el flamante superministro

Por Nuria Am*

A todo o nada. El Gobierno sabía que si sostenía el Gabinete aún con la llegada de Batakis, y medidas de ajuste, no alcanzaba. No solo porque está en juego la posibilidad de un desborde social frente a una inflación galopante, sino que si Alberto Fernández termina mal, terminan mal todos. Sin Alberto y Cristina, no hay 2023 para nadie. Sergio Massa tenía la mirada puesta en un solo objetivo hace rato: lo que hoy conocemos como «la botonera».

El ahora designado «superministro» venía en conversaciones con el Presidente de la Nación hace rato. Le pedía que reaccionara, le decía que no podía pasar horas contestándole a la vice presidenta de la Nación en lugar de gestionar. Según su mirada el país necesitaba un Gobierno con un cambió drástico. Un giro de 180 grados. No alcanzaba con cambiar de nombres. La reforma del Gabinete debía ser integral. Y en ella centrar en una sola persona el poder de las decisiones en materia de política económica.

Martín Guzmán salía del ministerio de Economía después de resistir los embates que le llegaban desde el propio frente de Gobierno. Era el momento. Para Massa ese cargo tenía que ser ocupado por quien no solamente manejara la Economía, sino también la Producción y la Agricultura. E indirectamente también el Banco Central, la Afip, la Aduana, la Anses, la Secretaría de Energía.

Cuando el titular de la Cámara de Diputados fue convocado para hacerse cargo, planteó su mirada. Era con todo, y si no: nada. Alberto Fernández no quiso. No terminaba de cerrar la escasa confianza que le tenía a quien ahora iba a aparecer como el superhéroe de una Argentina en caída libre. Para Cristina en cambio el plan era correcto. Alguien tenía que agarrar el poder y mostrarlo. Ella sin planes de volver a competir por un cargo, pero con necesidad de ganar aliados que sean su reaseguro a futuro. De todos modos, aún con el apoyo de Cristina, Alberto no quiso.

Una vez que la griega, Silvina Batakis, asumió en el ministerio, personas vinculadas a Massa aseguraban «Sergio no entró esta vuelta, pero va a entrar en la próxima», ¿cuál iba a ser la próxima? La que dejará una semana y media de un dólar paralelo en alza, bonos caídos y desazón y tristeza en la gente. Una semana como la que termina.

 

¿Fue Batakis la ministra de la transición?

En la Casa Rosada lo desmienten, pero hoy los massistas admiten que venían trabajando en ese sentido. Sergio Massa planeaba dejar el rol de psicólogo de Gran Hermano y asumir ese lugar que lo puede llevar al éxito soñado, o al fracaso más profundo.

Los gobernadores de la Liga que, esta semana, volvieron a juntarse en Buenos Aires tomaron la centralidad en las últimas horas. Algunos hacían trascender que Massa no era la persona que iba a cuidar sus intereses: «él juega para él», aseguraban.

Otros, lo veían como el único posible y hasta hicieron público su apoyo a modo de reclamo . Ocurrió después de que en la reunión, los mandatarios provinciales «apuraran» al Presidente. Le exigieron medidas concretas para paliar los efectos de la crisis en las provincias. Horas más tarde salieron a respaldar al hasta ese momento Presidente de la Cámara de Diputados en las redes sociales. Primero lo hizo Gustavo Bordet, luego Omar Perotti. La presión al Presidente cada vez era más fuerte.

El correr de las horas y las versiones que daban con firmeza la llegada de Massa al Gabinete pusieron nerviosos a algunos… El hasta ahora ministro de Desarrollo Productivo, Daniel Scioli empezó a hacer las valijas solito antes de que se lo pidieran. Brasil, desde donde vino hace 43 días por pedido del Presidente para ser ministro, es el país al que ahora regresa.

Massa quiere ser Presidente

Scioli se había convertido en una amenaza para las aspiraciones presidenciales de Sergio Massa, con quien nunca había podido limar asperezas después del robo a su casa en Rincón de Milberg, en el año 2013. Es por eso que a algún massista se le escapó una mueca parecida a una sonrisa cuando supieron el destino del motonauta.

En tanto Gustavo Beliz no esperó al anuncio oficial del nuevo lugar del hombre del Frente Renovador. Apenas pasado el mediodía presentó su renuncia al cargo de Secretario de Asuntos Estratégicos. Es porque a Massa le parece imperioso que quien maneja la política económica sea quien tiene el diálogo con los organismos multilaterales de crédito. De esta forma Beliz entendió que su lugar en el Gabinete ya no tenía sentido.

Massa quiere ser Presidente y se postuló casi siempre a lo que pudo, ¿por qué arriesgar todo en un momento tan delicado? «Hoy no es momento de hablar de candidaturas», afirman cerca de Massa, «Sergio priorizó el momento país al momento personal».

Aunque reconocen que si le va bien, el camino al 2023 está allanado. Pero si le va mal, no sería muy distinto de lo que le sucede ahora siendo parte de un Gobierno que por su fracaso se está llevando puestas las ambiciones electorales de todos. «Lo que hagas nos tendrá acompañándote», le dijo su familia en medio de la incertidumbre que le genera estar asumiendo un triple cargo en un contexto de crisis total.

Massa, superministro: se define el equipo y las primeras medidas

Entre lunes y martes, Sergio Massa va a jurar en el cargo de ministro con más poder de los últimos años. Antes de esos días no se conocerá ninguna de las medidas que vienen en estudio. Se descarta continúe trabajando en relación al alivio fiscal, la recaudación, las medidas que generen un alivio para los bolsillos de los contribuyentes tal como lo viene haciendo desde el Congreso.

Achicar el gasto público y los ministerios. Con su ingreso al Gabinete las áreas que conduce a partir de ahora pasan a ser Secretarías y él decide por arriba de ellas.

Otras áreas como la de transporte con Alexis Guerra y Gabriel Katopodis planean hasta ahora fusionarse con lo cual de 2 ministerios quedaría 1.

Pero además tendrá que manejar la presión que desde algunos sectores se realiza para provocar una devaluación que el Gobierno se niega a hacer, avanzar en la modificación del déficit fiscal aprobado por el Fondo Monetario, manejar la relación con el campo que hoy sigue parado en pie de guerra a pesar del dólar soja. Lograr el descenso de la inflación.

Achicar la brecha entre el mercado oficial y el paralelo y jugarse el todo por el todo a una situación que lo puede poner a las puertas del cielo, o del infierno.

 

*iP