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16 mayo, 2021

Y ahora qué…

Alberto Fernández volvió de la gira por Europa con un pedido muy claro de parte de los gobiernos europeos: que la Argentina llegue a un acuerdo con el FMI antes de las elecciones. A más tardar en septiembre, justo antes del primer vencimiento que el país tiene con ese organismo.

Los próximos días serán decisivos para saber la manera en que la Casa Rosada encara ese camino, que Europa pone como condición para refinanciar -a su vez- el vencimiento por u$s2.400 millones que operan el próximo lunes 31.

El próximo martes, el Presidente mantendrá un contacto virtual con Angela Merkel, con el objetivo de avanzar en el acuerdo con ambos organismos. Alemania -se sabe- tiene un gran peso político tanto en el Club de París como en el Fondo Monetario.

Por lo pronto, Martín Guzmán avanzó en los detalles técnicos de la negociación con el FMI durante sendas reuniones que mantuvo en Roma con Julie Kosack, la subdirectora del FMI a cargo del Departamento Occidental, la funcionaria de mayor rango que sigue el caso argentino.

Para la comitiva oficial que acompañó al Presidente, el aval más contundente que recibió Fernández fue su par francés Emmanuel Macron. Compartieron un almuerzo de dos horas de duración, mostró un respaldo total a la situación del país en su negociación con los organismos, y abrió las puertas a que las empresas francesas con presencia en la Argentina puedan hacer sus reclamos a Alberto F.

Uno de los pedidos de esas compañías -multinacionales como Total y Danone- plantearon algunas dificultades para acceder a las divisas del Banco Central. Y a inconvenientes para el giro de capitales por el cepo.

Se trata de cuestiones que el Gobierno recién podría solucionar estabilizando la macroeconomía y con la recomposición de reservas. Algo que podría suceder, en todo caso, si llega a acuerdos con los organismos y no se generan nuevos cimbronazos financieros.

La chance de que, en efecto, el Club de París acceda a refinanciar el vencimiento de fin de mes -una posibilidad que en la mañana del viernes contempló un cable de la agencia de noticias financieras Bloomberg- deparó en una suba de los precios de los bonos, las acciones argentinas que cotizan en Wall Street, y en un retroceso del «riesgo país».

Los papeles de la deuda pública mostraron alzas de hasta 4% mientras que los ADR de empresas argentinas mejoraron hasta 7%.

Para funcionarios argentinos que siguieron la gira desde Buenos Aires, hubo un párrafo del comunicado del Fondo Monetario tras la cumbre Georgieva-Fernández que resume la buena predisposición del organismo multilateral:

«Discutimos los importantes esfuerzos que están realizando las autoridades argentinas para abordar los profundos desafíos sociales y económicos que enfrenta el país, que se han visto agravados por la pandemia».

La otra cuestión relevante refirió a que Georgieva llevará el reclamo argentino de una rebaja de las tasas de interés que paga la Argentina por su préstamo. Lo que alinearía ese costo a lo que consiguió Guzmán en su negociación con los acreedores privados. El pedido argentino es que el país abone una tasa de interés del 1,5% anual contra el 3,5% que paga ahora y el 4,5% que debería afrontar a partir del próximo año, por haber excedido su cuota.

Las palabras del Presidente a la salida de su reunión de una hora y media con Georgieva también resonaron con potencia en los despachos del Palacio de Hacienda. «(Existe) la vocación de encontrar un acuerdo lo más rápido posible», dijo sobre la chance de una pronta comunión en las negociaciones.

Al menos, eso es lo que pretende Europa, también el Fondo. Y, por cierto, también Martín Guzmán, quien viene bogando hace rato por cerrar trato.

 

¿De vuelta la interna?

 

¿Qué sucede al regreso a Buenos Aires? ¿Continuará el esmerilamiento de Guzmán dentro mismo de las filas oficiales? ¿El kirchnerismo «duro» mantendrá la pulseada con el ministro que acaba de recibir un contundente espaldarazo presidencial en las negociaciones con los organismos?

Durante la ausencia del ministro avanzaron dos proyectos que condicionan su estrategia: en el Senado, el oficialismo votó una Declaración en contra de que se usen los DEGs que envié el FMI para el pago de la deuda. Y en Diputados, Máximo Kirchner dio curso a una iniciativa para subir subsidios de gas en zonas patagónicas y de la provincia de Buenos Aires.

Antes de eso, el ministro no pudo desplazar al subsecretario de Energía, Federico Basualdo, quien lo había desautorizado en público sobre la política tarifaria que debería implementar la Argentina.

Por eso mismo, ahora, al regreso del viaje, habrá que ver cuál será la reacción de Cristina Kirchner frente a la posibilidad de un acuerdo con el Fondo antes de las elecciones, que es lo que pide Europa.

Por lo pronto, será clave ver si Guzmán continúa con su estrategia de mantener ordenadas las cuentas públicas. Y también la emisión monetaria. Ya se saben los reclamos del kirchnerismo por incrementar la ayuda social en plena pandemia.

La discusión de fondo en el seno del oficialismo tiene que ver con el nivel de gasto público en pleno segundo brote de la pandemia.

Para el kirchnerismo, el ajuste que está implementando Guzmán tiene un límite. Y, con la ola de contagios y el pedido para cerrar parte de las actividades económicas, no hay margen para aplastar más el gasto público.

Al contrario, a cuatro meses de las Primarias, el reclamo es que el ministro abra la caja para agrandar la asistencia a los más necesitados y los golpeados por la pandemia.

¿Podrá Guzmán convencer al kirchnerismo que un acuerdo con el Fondo Monetario antes de las elecciones posibilitaría un engrosamiento de las reservas (por las compras del BCRA y la llegada de los DEGs) ya que no haría falta utilizarlos para el pago de los vencimientos?

La cuestión se revelará en las próximas jornadas. O semanas.

 

*iP