16 febrero, 2022
Javier López publicó un hilo en Twitter donde recopiló el impacto de la inflación en el país, su repercusión en las limitaciones para la compra de divisas, la aparición del dólar blue y la pobreza. «Te va a explotar la cabeza», dijo.
Acompañado de fotos que tomó durante su recorrido fugaz por Buenos Aires, a la que tildó de «ciudad de una belleza salvaje y de obligada visita», el internauta trasladó su sorpresa al dar cuenta de la suba de precios promedio de los últimos 5 y 100 años.
«El ratio de inflación de Argentina anda desmadrado: más del 40% anualizado en los últimos 5 años. Y si nos remontamos a los últimos 100, la tasa de inflación promedio fue de 105% anual», alertó.
Además, López continuó su relato con el impacto en la pobreza y la disparidad en sueldos: «La inflación no es el único problema. En Argentina, 4 de cada 10 personas están en situación de pobreza y 1 de cada 10 en la indigencia. El salario mínimo en Argentina es supuestamente de 300$ USD / mes. Pero muchos cobran bastante menos que eso».
En este sentido, referenció «un salario decente en Buenos Aires» en «alguien que trabaje en tecnología para una empresa» cuya suma «puede ser de 500$ USD / mes».
«Solo los que consigan el sueño dorado de trabajar para una empresa en USA (u otro país) podrán superar los 1000$ / mes», lamentó.
La publicación de Twitter del turista español que se volvió viral abordó también el retroceso en el mercado mundial de la Argentina, que permitió tiempo atrás posicionarse como la sexta potencia mundial y «competir» con el Producto Bruto Interno (PBI) de Francia o Alemania.
«¿Cómo ha llegado a esto lo que antaño fuera la sexta potencia del mundo? ¡Hace un siglo su PIB competía con el de Francia o Alemania! No hay respuesta fácil. Unos te hablarán de inconsistencia política, mala gestión económica, poca conexión con el comercio internacional o deficiente inversión en industria. Otros de duras presiones de potencias imperialistas, e incluso algunos de simple y llana mala suerte. Argentina puede que no sea la mujer rica de la fiesta. Pero es la chica salvaje y pasional que ilumina el salón y atrae las miradas de todos», continuó Javi López.
Además, en el traslado inflacionario, el internauta ejemplificó la falta de estabilidad monetaria con lo que sucede en los menús de restaurantes.
«Los precios de las cartas de los menús en los restaurantes cambian cada pocos meses. Si te descuidas no les da ni tiempo a imprimirlos. Y cosas sencillas como un café pueden valer desde 50 hasta 600 pesos según el sitio. Los pesos argentinos son pues una patata caliente que les quema en las manos: hay que deshacerse de ellos cuanto antes», apuntó.
En el último fragmento del hilo, el turista español reiteró su sorpresa por el mercado paralelo argentino tras las limitaciones que rigen desde 2011 a la compra de divisas y su consiguiente aparición del dólar blue.
«Lo más habitual es ahorrar en dólares americanos. Una divisa que por fortuna o por desgracia es mucho más fuerte que el peso argentino. Y muchos guardan estos dólares, como el que dice, bajo el colchón. Pero ojo, ¡hay más! El gobierno limita la cantidad mensual que cada argentino puede cambiar al mes: 200$ USD por persona al mes».
López cerró el hilo explicando el funcionamiento del dólar blue en la economía Argentina, actores como «los arbolitos» y su implicancia en operaciones de compras como inmuebles y terrenos.
«Atento, que como te prometí, te va explotar la cabeza: Existe un mercado de divisas paralelo, ilegal pero de uso diario, llamado «dolar blue» cuya cotización actualmente es de 2x con respecto al cambio oficial», señaló.
Y continuó: «Las personas que cambian este dinero se llaman «arbolitos». Su nombre viene de estar «plantados» en la calle durante horas ofreciendo sus servicios. En realidad hay arbolitos que incluso van directamente a las casas de la gente a proporcionar el cambio».
«Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros. No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de la dualidad. Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura», concluyó.
*EC
