27 noviembre, 2022
El Oleoducto Trasandino (Otasa), que vincula Vaca Muerta con Chile y que se encuentra inactivo desde 2006, comenzó con las pruebas necesarias para su rehabilitación, lo que permitiría a comienzos de 2023 sumar el transporte de más de 100.000 barriles de exportación del shale oil neuquino.
El ducto tiene una capacidad para transportar 17.500 metros cúbicos por día, equivalentes a 110.000 barriles diarios, y desde YPF se trabaja a la par para vincularlo con el oleoducto Vaca Muerta Norte, que irá desde Puesto Hernández hasta Loma Campana.
Para que tenga un funcionamiento a pleno será necesario unir la cabecera con la ventana principal de shale oil ubicada en torno a la localidad neuquina de Añelo, lo que demandará una interconexión de unos 180 kilómetros de nuevo ducto.
Los trabajos de prueba de la cañería iniciados en los últimos días se realizarán en cuatro etapas: La primera va desde Rincón de los Sauces, Puesto Hernández y Pampa de Trill.
De allí se inicia la segunda etapa hasta La Primavera; la tercera va desde La Primavera hasta la estación El Avellano, en Chile, y desde allí el último tramo ya en el vecino país.
Así, el ducto que nace en el área denominada Puesto Hernández alcanza a las refinerías de la compañía de energía chilena ENAP, y de allí al puerto de Concepción, abriendo la exportación a nuevos países a través del Pacífico.
Con este objetivo se dio comienzo al reinicio del bombeo que la empresa realiza en vistas al pasaje del Scraper, la herramienta inteligente que tiene la misión de verificar la integridad del ducto hasta donde cubre el territorio provincial.
Este año Vaca Muerta ya generó 1.500 millones de dólares de exportación, de los cuales 1.250 millones de dólares fueron resultantes por los envíos de petróleo y 250 millones de dólares por ventas de gas, por lo que se estima que en breve podrá generar sus primeros 2.000 millones de dólares de exportación.
El sistema se ubica en su cabecera a 649 metros sobre el nivel del mar y a través de tres estaciones de bombeo del lado argentino logra empujar el crudo hasta llegar a los 2.000 metros de altura, atravesando dos ríos.
Luego, el gasoducto desciende abruptamente del lado Chileno, por lo que necesariamente se debe contar con dos plantas reductoras.
El esquema básico se complementa con tanques de cabecera con una capacidad de 34.000 m3 de almacenamiento, y en la terminal de Concepción por unos 150.000 m3, a partir de donde se suma una conexión hacia la terminal marítima portuaria.
Para la recuperación del oleoducto, se encaró un trabajo dividido en una primera etapa de diagnóstico y reparación que se realizó durante la mayor parte del año, con una revisión del ducto y todos los subsistemas que lo integran.
Ahora, se avanzó en un pasaje de herramienta inteligente para el chequeo minucioso del ducto y la elaboración de un diagnóstico final que va a dar una visión general de las instalaciones y sus condiciones para una vuelta a la operación comercial.
La segunda etapa, ya con el diagnóstico realizado, prevé hasta la puesta en marcha de eventuales reparaciones y puesta a punto de sistemas de control, de visión y comunicaciones, cumpliendo con los requisitos técnicos vigentes a nivel internacional.
Una tercera etapa prevista por los operadores contempla que, una vez que el ducto se encuentre en funcionamiento, se avance en un programa de actualización de sistemas de medición y bombeo, y backup en cada una de las estaciones, sistema de detección de fugas, complementando un plan global de 82 millones de dólares.
El desarrollo de las nuevas inversiones tuvo por parte de las autoridades de la empresa un requerimiento para la extensión de la concesión que vence en 2027, planteada como una necesidad de brindar horizonte a los trabajos pendientes y la financiación.
Por la configuración técnica del sistema -que no permite un esquema de paro y sigo- se considera necesario una continuidad y una constancia de las exportaciones de más de largo plazo.
El proyecto de Otasa -que extiende el sistema de transporte desde Vaca Muerta hacia el oeste-, convive con el Oleoducto del Valle (Oldelval) que se encuentra próximo a un proceso de duplicación de capacidad con obras por más de 1.100 millones de dólares al 2035.
De esta manera se estima que se le podrá ir dando una solución transitoria a la situación actual de saturación de los ductos en operación, lo que requiere de obras millonarias de ampliación para acompañar las proyecciones de aumento de producción de petróleo de las compañías.
En tiempos de precios energéticos altos, la industria local tiene en Vaca Muerta la posibilidad de multiplicar sus exportaciones, lo que requiere una adecuación del transporte mediante inversiones que son de recupero a largo plazo.
Oldelval comenzó sus operaciones en abril de 1993 con una concesión de operación por 35 años, con opción a otros 10, y en la actualidad transporta poco más del 80% del crudo de la Cuenca Neuquina desde su origen en Puesto Hernández, hasta Puerto Rosales en el complejo de Bahía Blanca, para su distribución local y embarque al exterior.