“Empezamos haciendo mobiliarios, composteras y otros productos, sin embargo, desde hace un tiempo empezamos a bromear con que nuestros objetos tenían que tener otra mirada y, justamente, sobre este concepto fue que salieron los anteojos”, explica Sergio Fasani, diseñador industrial de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y creador de Mutan, en diálogo con Economía Sustentable.
Agrega: “A mí en lo particular, me gustan mucho los accesorios ya que tienen mucho cuidado del detalle y esta fue una linda apuesta porque además ya teníamos cierto grado de madurez en el proceso del trabajo y en el conocimiento del material para poder reciclar y avanzar con el diseño de las gafas”.
Proceso de producción
Para la fabricación de estos anteojos de sol sustentables (y que están de moda) trituran las tapitas de plástico de polipropileno, mezclan los colores elegidos, los funden por color y las introducen a presión en una matriz metálica. Luego, se copian las cavidades y toman su forma final.
Por otro lado, para los estuches de estas gafas cortan 6 bolsas recicladas de polietileno de distintos colores y mediante calor y presión generan láminas plásticas flexibles que contienen a los anteojos.
“Para los estuches trabajamos con un colectivo de mujeres de la 1-11-14 que se llama Entramadas, y un poco la idea es además de reciclar y el impacto ambiental, darnos cuenta que también podemos impactar socialmente y elegir con qué grupos trabajar”, explica Fasani.
A partir de este método, también fabrican lámparas, composteras y algunos muebles con tapitas de botellas y que se exhiben en distintas ferias internacionales.
Economía Circular
En total, Mutan ya lleva reciclados más de 30 mil kilos de plásticos que equivalen a 12 millones de tapitas de plástico. Esto equivale a un ahorro de 60 millones de litros de agua que se utilizarían para la producción de nuevos plásticos.
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Para quienes estén interesados en adquirir las gafas de Mutan, tienen que saber que solo hay un modelo pero que es exclusivo ya que no se repiten los colores. En la empresa son fanáticos del comportamiento orgánico y aleatorio de los materiales. Por lo tanto, dejan que el plástico actúe en la mezcla y genere patrones irrepetibles de colores y texturas.
“Hoy tenemos un solo modelo que es inclusivo, tanto para hombres, mujeres, como personas no binarias, y la idea es fabricar otro modelo pero con el mismo criterio”, adelanta.
Sello del Buen Diseño
“Este año ya nos reconocieron el trabajo por las composteras, por un banquito y ahora por las gafas. Nos parece interesante que exista el sello como reconocimiento de la calidad y el diseño en Argentina, ya que somos un país con muy buena impronta y esto nos posibilita mostrarnos, no solo en el ámbito nacional, sino también internacional y obtener programas de apoyo para seguir expandiéndonos”, cierra Fasani, quien invita a los que no conocen la marca a visitar su página web.