2 marzo, 2022
El traslado con una fuerte custodia estará a cargo del Servicio Penitenciario Federal (SPF), ya que de esa institución depende la Unidad 6 de Rawson donde está alojado, y será para presentarse ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 6 de Morón, que llevará adelante el debate del denominado Caso Candela II, el segundo juicio por el caso de la niña de 11 años asesinada en 2011 en el partido bonaerense de Hurlingham.
Según las fuentes, el motivo es su participación en una audiencia previa a lo que será el inicio del juicio, previsto para los últimos días de marzo.
Se espera que el TOC 6 de Morón defina en la audiencia previa la modalidad del debate y los protocolos por la pandemia para llevarlo a cabo, ya que están citados unos 50 testigos, entre peritos, efectivos policiales y civiles.
Los otros tres imputados son el expolicía bonaerense Sergio Chazarreta, dueño de la camioneta negra que se utilizó para trasladar a Candela; el sindicado «informante» Héctor «El Topo» Moreyra; y el carpintero Néstor Altamirano, encargado de haber alimentado y cuidado a la niña en cautiverio, según la hipótesis que intentará probar la fiscalía.
Ellos llegarán al juicio en libertad, mientras que Villalba, por su condena previa por narcotráfico, es el único que está detenido.
En un primer juicio realizado en 2017 por el caso Candela, el TOC 3 de Morón condenó a prisión perpetua a Hugo Bermúdez y Leonardo Jara como coautores del hecho, y a Fabián Gómez (46), a una pena de 4 años de cárcel como partícipe secundario.
El propio Villalba fue citado a ese juicio a declarar como testigo y allí se desligó del caso y afirmó que el crimen de Candela fue un secuestro extorsivo «vinculado a plata del narcotráfico» y que a los captores «se les fue la mano» y la mataron.
Sin embargo, el fiscal Ferrario reunió nuevos elementos y en 2018 acusó a «Mameluco» de liderar la organización criminal que cometió el secuestro y crimen de Candela junto a Moreyra, Chazarreta y Altamirano, en el marco de un ajuste narco.
Respecto del móvil del crimen, para la fiscalía se combinaron dos cuestiones: una, que Villalba se quiso vengar del padre de la niña, Alfredo Rodríguez, porque creyó que éste había pasado información a la Policía Federal (PFA) para que lo detuvieran 13 días antes de la desaparición de Candela.
La otra hipótesis es que la banda criminal buscaba ajustar cuentas con el padre de Candela -en aquel momento detenido por piratería del asfalto- por una deuda económica.
Candela fue vista con vida por última vez el 22 de agosto de 2011 en Villa Tesei -donde residía-, cuando esperaba a unas amigas para ir a la reunión del grupo de boy scouts al que pertenecía.
El 28, la tía de la niña recibió una llamada extorsiva atribuida a Jara en la que pedían que la madre de Candela «devolviera la guita», mientras que el 31 del mismo mes el cuerpo de la niña apareció adentro de una bolsa, al costado de la colectora de la Autopista del Oeste, a unas 30 cuadras de su casa.
Ayer, se difundieron escuchas telefónicas en las que el propio Villalba habla desde la cárcel sobre «la droga fea» y en la que reconoce que los presuntos integrantes de su banda «hicieron cagadas y la sacaron a la venta».
El miércoles pasado, Villalba, su hijo Iván y otras 15 personas quedaron detenidas tras 36 allanamientos realizados en el denominado operativo “Droga Salvaje”, en el marco de una nueva causa llevada a adelante por la jueza federal 2 de San Martín, Alicia Vence, y el fiscal federal de Tres de Febrero, Paulo Starc, en la que se lo acusa de seguir liderando desde la cárcel la venta de drogas en distintas villas de noroeste del conurbano.
La última condena a Villalba fue impuesta en 2018 por el Tribunal Oral Federal (TOF) 2 de San Martín que lo halló culpable de «lavado de activos de origen ilícito» y lo sentenció a seis años de prisión; pero como ya contaba desde 2014 con una condena de 23 años por tráfico de estupefacientes en la Villa 18 de Septiembre de Billighurst, se le fijó una pena única de 27.