30 abril, 2021
CIFRA AFIRMA QUE EL SALARIO VITAL Y MÓVIL DEBERÍA SALTAR A $35 MIL PARA NO PERDER FRENTE A LA INFLACIÓN. LA CGT NO SE ANIMÓ A PEDIR TANTO
El Día del Trabajador hay para conmemorar en honor a tantas luchas históricas que dignificaron el trabajo, pero poco para festejar en la Argentina. La fecha cae en medio de las deliberaciones del Consejo del Salario encabezado por el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, donde se viene discutiendo un nuevo Salario Mínimo Vital y Móvil (Smvm) que, con la última actualización, en marzo quedó en $21.600. En un contexto muy difícil, el salario mínimo debería aumentar casi 70% para recuperar lo perdido desde 2015. Parece muy difícil que se logre.
Según un informe del Centro de Investigaciones y Formación de la República Argentina (Cifra), para volver a los niveles de 2015 (último año en el que no perdió con la inflación), el Smvm debería saltar a $35.000. “En cualquier circunstancia, más allá del incremento que apunte a recuperar lo perdido, debe preverse también la inflación del próximo año”, destacó Cifra.
La Ley Nacional de Empleo (Nº 24.013) define al Smvm como “la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión”.
Además, se establece que “todo trabajador mayor de 18 años, tendrá derecho a percibir una remuneración no inferior al salario mínimo, vital y móvil que se establezca, conforme a la ley y por los organismos respectivos”.
El monto final y la modalidad de pago del Salario Mínimo, Vital y Móvil 2021 se define, como todos los años, en negociaciones entre representantes del Gobierno, los sindicatos y las empresas. Ellos conforman el Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario, Mínimo Vital y Móvil (Cnepsmvm) que incluye a 48 miembros en total, 16 por cada uno de los mencionados grupos representados.
El año pasado, las negociaciones de este organismo plantearon una dinámica de actualización escalonada con una revisión a seis meses hasta llegar al 28%, cuando generalmente se hacía cada año. La inflación jugó un papel importante en la toma de esa decisión. Así, a partir de octubre quedó en $18.900, en diciembre pasó a $20.587,50, para finalmente quedar en $21.600. Como pasaron los seis meses, el Gobierno ya había anunciado que abril sería el mes en el que se defina un nuevo Smvm.
En concreto, el salario mínimo es tomado de referencia para el sueldo mínimo de los docentes, la jubilación mínima, programas sociales (como el Potenciar Trabajo que representa un subsidio equivalente al 50% del Smvm), becas Progresar, etcétera. Además, algo no menos importante es que se utiliza como referencia para las remuneraciones del sector informal, uno de los más (o el más) castigado por las crisis de los últimos años.
Según datos del Indec, los “asalariados no registrados” suman 5.078.000 personas. En tanto, en base a datos del Ministerio de Trabajo, existen casi 3,5 millones de cuentapropistas informales. Si se suman estos datos, se puede estimar que la fuerza laboral del sector informal llega a más de 8,5 millones de trabajadores. De ahí la importancia que tiene la evolución del salario mínimo en toda la economía.
Todos los salarios vienen perdiendo poder adquisitivo en los últimos años. En el caso particular del Smvm la tendencia no fue diferente, sino peor. Cifra consignó que en el último año de la gestión de Cristina Kirchner (2015), este había crecido 3,9% en términos reales.
En tanto, durante la gestión de Cambiemos (2016-2019), este perdió 25% acumulado en los cuatro años de mandato. Ya el año pasado, perdió 10% frente a la inflación y en marzo de 2021, incluyendo la última actualización, el poder adquisitivo quedó 37,5% por debajo de 2015.
Cuando se hace la comparación con el poder de compra, la pérdida resulta más evidente y abrumadora. Si bien el salario mínimo es la menor remuneración que debe percibir el trabajador sin cargas de familia, resulta interesante hacer una comparación con la Canasta Básica Total (CBT) para una familia tipo (compuesto por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años), respecto a la cual representa una proporción cada vez menor.
Cabe destacar que actualmente la CBT, que mide la línea de pobreza, está en $60.874. En noviembre de 2015 el salario mínimo representaba el 60,7% de esa canasta. A partir de 2016 se vio una caída pronunciada para finalizar en marzo de 2021 en 35,5%, es decir, casi la mitad. Esto es una foto muy ilustrativa del proceso regresivo para un porcentaje muy importante de la población.
Actualmente, un hogar que perciba un salario mínimo no podrá cubrir los gastos alimentarios básicos ($25.685), según la Canasta Básica Alimentaria que mide Indec, y que una familia en la que los dos adultos tengan cada uno un ingreso equivalente al Smvm estaría por debajo de la línea de pobreza. Para superar el piso de pobreza, en el caso de dos adultos que cobran un Smvm, este debería aumentar por lo menos 41%.
Los niveles de pobreza en 42% y de indigencia en 10% se explican principalmente, aunque no de forma única, por el deterioro de la capacidad de compra en el sector informal. A esto se suma una inflación muy alta, sobre todo en el segmento alimentos.
El último informe del centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo de la Universidad Nacional de San Martín, el nivel de pobreza se relaciona directamente con las diferentes situaciones de los grupos ocupacionales. La proporción de empleadores y asalariados formales bajo la línea de pobreza está entre 11% y 15%, respectivamente. Mientras tanto, los valores casi se triplican entre cuentapropistas y asalariados informales con 41% y 43%, respectivamente y se cuadruplica entre desocupados (61%).
Además, en los últimos tres años, pero particularmente durante 2018 y 2019, la inflación corrió muy por delante de las remuneraciones. En los últimos tres años, la inflación acumulada fue del 209%, la CBA aumentó 241% y el índice de salarios del Indec fue de apenas 143%.
El objetivo del Gobierno para este año, por lo menos en lo propuesto en el Presupuesto 2021, es que los sueldos le ganen por algunos puntos a los precios. Para eso, se utilizaron las mesas sectoriales con empresarios y sindicatos en torno a una pauta de inflación del 29% que parecería haber quedado desactualizada. Sin embargo, muchos gremios cerraron paritarias en base a esa expectativa, aunque con cláusulas de revisión antes de fin de año, como una forma de cubrirse.
“Cualquier contexto inflacionario es difícil para negociar salarios a largo plazo, por eso es vital una revisión en el corto plazo”, consideró la economista de Cifra y autora del informe sobre el Smvm, Mariana González, ante El Economista. “El año pasado, por los efectos de la pandemia, aumentó sensiblemente la cantidad de asalariados informales, hay que resaltar que llegar a los $35.000 es sólo una recomposición”, agregó.
“Hay planteos parecidos en cuanto a cuál debería ser el aumento del Smvm, hay que tener en cuenta que muchos trabajadores informales también están por debajo de $21.600, se ve en los datos de Indec que creció la subocupación porque trabajan menos de 35 horas semanales pero están dispuestas a hacerlo más tiempo porque los ingresos no le alcanzan”, explicó el director del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), Isaac Rudnik, ante El Economista. “A la dificultad de este sector de cubrir la CBT, se le suma el alquiler de una vivienda que no está contemplado dentro de esa canasta o la proporción no representa la realidad”, añadió.
“La pérdida en el sector informal es peor que la del formal, pero van en línea teniendo en cuenta que desde 2018 estos últimos perdieron 20 puntos contra la inflación”, estimó la economista del Centro de Economía Política (Cepa), Florencia Gutiérrez, ante El Economista. “Otro factor, además de la inflación, para tener en cuenta va a ser la variación del tipo de cambio porque un salto brusco generaría más pérdidas y la convergencia de precios y salarios se haría más difícil”, remarcó.
Durante la reunión del martes pasado (27/04) , la CGT deslizó que haría un pedido para que el salario mínimo tenga un incremento de entre el 35% y 40% y su pago en no más de dos tramos, aunque aseguraron que “la posibilidad más cercana es que finalmente se convenga un ingreso algunos puntos por debajo”. Por otro lado la CTA de los Trabajadores que encabeza Hugo Yasky sostuvieron que aceptaría esa mejora pero en una sola cuota mientras que la CTA Autónoma (CTAA), de Ricardo Peidro y Hugo Godoy, exigirá un valor que se aproxime al de la Canasta Básica Alimentaria. Desde el oficialismo trascendió que seguramente estará más cerca del 30%.
Más allá de la definición del porcentaje de aumento, el Gobierno deberá buscar la manera de que los precios no atenten contra una posible mejora y que los salarios en general no pierdan poder adquisitivo frente a la inflación por cuarto año consecutivo. Esto es un punto central para mejorar una situación económica bastante deteriorada.
*EE, CIFRA