11 enero, 2022
UN ESCENARIO ENTRE AUMENTO DE IMPUESTOS Y PARITARIAS ESTATALES
Pese a la pandemia, las cuentas de las Provincias argentinas se recuperaron por las transferencias del gobierno nacional, la renegociación de sus deudas, la suspensión del viejo Consenso Fiscal y la licuación de los salarios públicos. Ahora vendrán tiempos de nuevos reacomodamientos.
Particularmente Chubut además contó al cierre del año con el ‘veranito’ que aportó el aumento de regalías hidrocarburíferas casi al doble, pero los reclamos paritarios en puerta y la tensa situación política provincial no resuelta, requerirán un finísimo cálculo para garantizar la máxima operatividad de cada organismo mediante la aplicación del Presupuesto 2022 en lo inmediato.
Uno de los dilemas es que Nación recondujo el presupuesto viejo y eso altera los anuncios de transferencias proyectadas para el interior, además de las obras anunciadas. Una preocupación que la semana pasada el ministro de Economía provincial, Oscar Antonena abordó en representación del gobernador Mariano Arcioni, con el jefe de Gabienete, Juan Manzur.
En Chubut el Plan de Gobierno y Económico sigue brillando por su ausencia, y difícilmente se anticipará en el marco de la incertidumbre que rige en la administración del país, y mucho menos con la mitad d ela gestión por delante sin posibilidades de reelección.
En principio, el empujón está dado para Nación. Las cuentas fiscales consolidadas de las 24 provincias están saliendo fortalecidas de la pandemia y registraron en 2021 el primer superávit financiero -incluyendo el pago de intereses- desde 2010. Gran parte de todo eso está atado a la buena nota que se debe dar en el marco de las prtendidas negociaciones con el FMI, que por ahora están en stand by.
Las claves detrás de esta fuerte mejora son cuatro:
i) las transferencias del Gobierno Nacional sumaron 377.000 millones de pesos (el equivalente al 1,4 por ciento del PBI) y contribuyeron a apuntalar los ingresos provinciales (en 2020 cayeron sólo 1,5 por ciento en términos reales respecto a 2019);
ii) los salarios públicos perdieron por lejos contra la inflación en la mayoría de las jurisdicciones;
iii) los procesos de renegociación de la deuda pública en varias provincias permitieron aliviar y postergar el pago de intereses; y,
iv) la suspensión del (viejo) Consenso Fiscal permitió incrementar y ampliar las bases impositivas de los principales impuestos sub-nacionales.
Como consecuencia del reordenamiento de las cuentas fiscales provinciales, el consolidado de las 24 provincias habría terminado 2021 con un superávit primario en torno al 0,9 por ciento del producto, tras haber registrado un superávit de sólo 0,2 por ciento del PBI en 2020. Asimismo, el superávit financiero rondará el 0,4 por ciento del PBI, revirtiendo la tendencia de resultados deficitarios observada en la última década.
La contracara de este fenómeno fue el gran costo fiscal que absorbió el Gobierno Nacional (financiado en gran medida con asistencia del Banco Central, que no puede asistir directamente a las provincias), tanto por el lado del paquete de ayuda económica a las familias y empresas en la pandemia (4 por ciento del PBI en 2020 y 2 por ciento en 2021), como por el lado de las transferencias a provincias (1,4 por ciento del PBI entre transferencias corrientes y de capital) para paliar la merma en sus recursos. El Sector Público Nacional cerró 2020 con un déficit primario devengado de 7,7 por ciento del PBI y un déficit financiero de 9,6 por ciento del PBI, deteriorándose con fuerza respecto a los resultados de 2019 (déficit primario de 1 por ciento y financiero de 4,6 por ciento del PBI). En 2021, el rojo primario devengado osciló el 3 por ciento del PBI y el financiero el 4,5 por ciento.
En este escenario, el presidente y los gobernadores firmaron la semana pasada un nuevo Consenso Fiscal, que habilita a las provincias a crear nuevos impuestos y a incrementar alícuotas de tributos ya existentes.
Es que, a pesar de la buena salud fiscal de las provincias, la reapertura de paritarias (las pautas salariales en torno al 30 por ciento en promedio definidas en el verano pasaron a ubicarse por encima del 45 por ciento, concentrándose en el último trimestre) alcanzaron una variación promedio por encima al 45 por ciento) y la desaceleración de la recaudación provincial en los últimos meses de 2021 había empezado a sembrar dudas acerca de la profundización de la mejora fiscal de las provincias hacia adelante.
Los ingresos tributarios reales de origen provincial crecieron 28 por ciento en el primer semestre del año con respecto a igual período del 2022, pero en el tercer trimestre registraron una suba interanual del 15 por ciento, y en septiembre y octubre del 12 por ciento (últimos datos disponibles).
La estructura tributaria de las provincias tiene una elevada dependencia de los tributos vinculados a la actividad económica (esto es, Ingresos Brutos y Sellos), cuyo comportamiento es sumamente procíclico y, como consecuencia, una desaceleración económica más marcada podría tener un impacto importante en la pérdida de dinamismo en la recaudación.
El nuevo consenso fiscal contribuiría a amortiguar el impacto de la actividad sobre la recaudación provincial. Se espera que, al menos, se recauden 80.000 millones de pesos adicionales al año, equivalentes a medio mes de ingresos tributarios de origen provincial. Si bien este monto no luce demasiado abultado, el incremento en la presión tributaria provincial se daría en un contexto en el que el ratio Ingresos de Origen Provincial sobre PBI ya había pasado desde 1,1 por ciento en la pre-pandemia hasta 1,3 por ciento en el primer semestre de 2021.
Habrá que monitorear cómo responden los ingresos a la evolución de la actividad económica y a la mayor presión impositiva, especialmente porque ésta podría impactar negativamente sobre la actividad productiva), y la magnitud de la presión que las paritarias más altas ejercerán sobre el gasto en personal.
*P/12/NP