23 noviembre, 2024
En las frías y vastas aguas de la Patagonia conviven al menos 15 especies de tiburones, según explica el doctor Nelson Bovcon, investigador del Conicet y experto en la fauna marina de la región. Desde el escalandrún hasta el gatopardo, estos habitantes del mar cumplen un rol crucial en el equilibrio de los ecosistemas costeros. Aunque suelen pasar desapercibidos, su presencia es esencial para regular las poblaciones de peces y crustáceos.
En las costas de Chubut, la presencia de tiburones es tan discreta como significativa. «La mayoría son de pequeño porte y se alimentan principalmente de crustáceos como camarones y langostinos. Sin embargo, al alcanzar su tamaño máximo, cambian su dieta y se vuelven más piscívoros», señala Bovcon. Este ciclo alimenticio asegura su supervivencia, y también contribuye a mantener un equilibrio en la cadena trófica, controlando las poblaciones de sus presas.
Ejemplo de ello es el escalandrún, una especie que enfrenta serias amenazas debido a la pesca deportiva y artesanal. «El escalandrún está críticamente amenazado. Aunque su pesca está prohibida en Brasil, en Uruguay se permite sin restricciones, lo que complica su conservación a nivel regional», explica Bovcon. A pesar de los esfuerzos locales, la falta de coordinación internacional pone en riesgo la supervivencia de esta especie.
El tiburón Gatopardo es una de las especies que se suelen avistar en las costas chubutenses
Algunas de las especies más frecuentes en las costas patagónicas son: el tiburón gatopardo; el espinoso; el cazón; el tiburón sardinero, el pintarroja, el peregrino, el gatuzo y el ángel, entre otros.
El rol de los tiburones en las costas de Chubut va más allá de la regulación de las poblaciones de peces. Bovcon destaca al gato pardo, un tiburón de gran porte que, además de cazar, actúa como un reciclador natural al alimentarse de restos de animales muertos. «Esto incluye mamíferos marinos que mueren por diversas causas», añade el investigador. Este comportamiento no solo optimiza el uso de recursos en el ecosistema, sino que también evita acumulaciones de desechos orgánicos en el mar.
Los tiburones también tienen un impacto indirecto sobre otros organismos marinos. Su presencia influye en el comportamiento de sus presas, lo que a su vez afecta a otras especies.
Sin tiburones, el mar perdería su equilibrio. La ausencia de estos depredadores provocaría un aumento de las especies que usualmente cazan, lo que podría derivar en un desequilibrio del ecosistema. «Cada especie tiene un rol único. Si eliminamos un eslabón, se genera un desequilibrio que puede tomar años en estabilizarse», advierte Bovcon.
En las costas patagónicas, incluyendo las de Chubut, los tiburones son pilares de un ecosistema saludable. Su conservación no solo es un desafío científico, sino también una responsabilidad compartida con las comunidades locales.
Pensar en tiburones suele evocar sensaciones hostiles, música tensa y miedo, pero en la Patagonia, estos animales son todo lo contrario: son arquitectos del equilibrio marino. Hoy, más que nunca, entender su papel en el ecosistema y proteger sus poblaciones es crucial. Los tiburones de la Patagonia son guardianes silenciosos de un equilibrio que, aunque invisible, nos afecta a todos.
*ACH