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17 mayo, 2021

Tecnología: Dos países tienen el control de los chips que se necesitan para todos los dispositivos del mundo

Dos países tienen el control de los chips que se necesitan para todos los dispositivos del mundo

Taiwán y Corea del Sur concentran más del 80% del mercado global de fabricación de semiconductores, es decir, de los chips que usan todos los dispositvos

Smartphones, computadores, autos, aviones, consolas, y todo tipo de dispositivos tecnológicos funcionan gracias a una pieza clave: los chips. Son un pequeño corazón que late y oxigena la maquinaria que hace funcionar a distintas tecnologías esenciales en el siglo XXI.

Esos chips, que prácticamente mueven al mundo, se fabrican en dos países ubicados en una de las zonas del mundo más calientesa nivel tecnológico: en Taiwán y en Corea del Sur, pero sobre todo en Taiwán.

En esta isla, cuya soberanía está reclamada por Pekín, lo pequeño es grande. El 25% de su territorio concentra al 75% de toda su población, sobre 17 millones de personas. Allí está la fabricación del 63% de los semiconductores de la totalidad del mercado en el mundo.

De lejos le sigue Corea del Sur, con el 18% de ese volumen total. Entre ambos alcanzan el 81% del total, prácticamente un duopolio. Detrás de estos dos países aparece China con apenas el 8%, de acuerdo a los datos finales del 2020 de TrendForce. Pese al gran potencial que tienen Europa y Estados Unidos en otros aspectos, aquí su participación es prácticamente testimonial.

«La concentración de productos altamente complejos como este tipo de chips high-end en algunas regiones, no es algo extraño. Y es precisamente fruto de la idea de que su conocimiento tácito no es fácil de trasladar y suele agruparse», afirma Clàudia Canals, economista principal de CaixaBank Research, a La Vanguardia.

Se ve, por ejemplo, en las empresas tecnológicas estadounidenses, muy concentradas en Silicon Valley. Sin embargo, en el caso de las obleas en la base de la tecnología del siglo XXI, láminas casi siempre de silicio en las que procesos microscópicos y llenos de color dibujan microcircuitos por fotolitografía casi imperceptibles, están en apenas dos manos. La mayoría, además, en dos empresas privadas: TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) y Samsung.

La taiwanesa TSMC ocupa el 54% del mercado de los chips que permiten ejecutar operaciones a la velocidad de la luz y memorizar millones de bits de información. La coreana Samsung tiene el 17%, según los datos del 2020 que continúan en este 2021. Entre ambas, el 71% del mercado. Y ambas en el mar de la China Oriental. Frente a Pekín, por lo que Occidente teme que se pueda complicar la cadena de suministro de estos componentes.

¿Por qué? Porque, aunque Occidente colidera el desarrollo de los diseños de componentes (TSMC utiliza de una forma mayoritaria equipos fotolitográficos de la neerlandesa ASML, por ejemplo), Taiwán y Corea del Sur dominan la producción de los chips y sus innovaciones. Si bien fue Intel, con sede en Silicon Valley, California, quien sacara el primer microprocesador en 1971, hoy prácticamente ha desaparecido del negocio de fundición. Entre los clientes de estas empresas de Oriente están las empresas de chips sin fábrica (o fabless, como se las conoce en el sector) más grandes del mundo como Qualcomm, Broadcom, Nvidia o AMD, empresas especialistas en su diseño y diseño que luego licencian.

 

¿Cómo se llegó hasta esta concentración?

«Desde los años 80 los circuitos se han ido miniaturizando y una fábrica que sea capaz de integrar transistores cuyo tamaño mínimo ronda los 10nm tiene un coste elevadísimo. Para rentabilizarla es necesario vender a gran escala, no sólo productos propios sino de otras compañías, lo que sólo se consigue en mercados de consumo. Por otro lado los precios de venta han bajado en los últimos años de manera muy importante. Esto ha propiciado una especialización», indica a La Vanguardia la experta Susana Patón.

Los costos de poner en marcha una sola fábrica se estiman en unos 10.000 millones de euros. «Sin chips electrónicos la economía retrocedería medio siglo pero instalar una planta moderna puede costar 16.000 millones de euros, más que una planta nuclear o que fabricar un portaaviones», afirma un experto.

De esta situación se ha aprovechado de forma clara Taiwán.

¿Puede afectar a la seguridad global?

«Cuando China parecía un país amigo, todos se sentían cómodos con una cadena de suministro global centrada en la costa del Pacífico. Pero con la pandemia los gobiernos están nerviosos y EE.UU. ha identificado en la dependencia de Taiwán y Corea del Sur un posible punto de estrangulamiento en el que China podría intentar ejercer una influencia perjudicial. Cómo actúa en Hong Kong, Xinjiang y los mares del sur es muy preocupante. No hay peligro inmediato, pero Washington y Bruselas no están dispuestos a correr el riesgo», considera James A. Lewis, director del programa de tecnologías estratégicas y vicepresidente del Center for Strategic and International Studies estadounidense, según el medio citado.

Es por eso que Estados Unidos está pensando en aumentar su producción de semiconductores, un proceso que se está imitando en Europa. Son de los mayores consumidores de chips del mundo junto a China, y en ambos casos se busca con la colaboración tecnológica de Samsung o TSMC –las dos, es más, ya firman acuerdos en Washington y hacen lobby. Pekín, por su lado, también invierte en este mercado.

Todos quieren ser menos dependientes y, al mismo tiempo, dar contenido a su capacidad instalada de producción, que actualmente es escasa y está en disminución en el total del sector. En Europa es del 8%, mientras que en Estados Unidos, del 10%. El 77% de la potencia manufacturera está en Asia, según reconoce la Asociación de la Industria de Semiconductores norteamericana.

 

Escasez de chips

Desde el año pasado hay escasez de ciertos tipos de chips. Por diversos motivos ha aumentado la demanda, lo que que ha obligado a pisar el freno en algún momento en la fabricación de autos por parte de todos los grandes constructores (incluida Seat en Martorell, con costes para el empleo en la forma de un ERTE) y que ha afectado a los sectores de tarjetas gráficas y videoconsolas como Xbox y la PlayStation, por ejemplo.

 

*iP