25 abril, 2025
La Legislatura del Chubut aprobó ayer por unanimidad la Ley de Monumentos Naturales, una herramienta legal que reconoce y protege a siete especies emblemáticas de su biodiversidad. Más que una norma, es un pacto entre ciencia, política y territorio.
El proyecto, impulsado por la diputada Andrea Aguilera, convierte a petrel gigante del sur, la tonina overa, el tiburón gatopardo, la ballena sei, la ballena jorobada, el lobo marino de dos pelos y el pato vapor cabeza blanca en símbolos legales y culturales. Es la primera vez que la provincia abraza esta figura jurídica para su fauna y flora más representativas, trazando un nuevo horizonte de conservación que no solo busca proteger, sino también educar y transformar.
Los nuevos Monumentos Naturales Provinciales son siete, y cada uno aporta una historia, un paisaje y una función dentro del ecosistema. La ballena jorobada (Megaptera novaeangliae), con sus migraciones épicas de 25 mil kilómetros, ya no será solo un atractivo turístico: ahora es también un emblema legal. Junto a ella, la ley protege a la ballena sei, el lobo marino de dos pelos, el petrel gigante del sur, las toninas overas, el pato vapor cabeza blanca y el tiburón gatopardo.
No hay improvisación en la lista. Aguilera lo explica con precisión: «La selección fue rigurosa y también colectiva. Se hizo en base a criterios científicos, diagnósticos de conservación y un profundo conocimiento territorial. Son especies con alto valor ecológico, muchas de ellas amenazadas, endémicas o clave para el funcionamiento del ecosistema marino-costero. Pero también son parte de nuestra identidad, del paisaje que nos define y del futuro que queremos cuidar».
El Gobernador de Chubut Ignacio Torres declaró en el evento de presentación de la ley que se realizó en la legislatura » queremos dar el ejemplo de proteger nuestra flora y nuestra fauna».
Designar a una especie como Monumento Natural, no es sólo blindarla frente al daño: es contarla distinto. «Es elevarla al rango de símbolo provincial. Es decir: esto es intocable, esto nos representa, esto nos une», afirma Aguilera. «Es declarar que esa especie no solo habita nuestro territorio, sino también nuestro sentido común, nuestra historia y nuestra proyección».
La ley no sólo prohíbe la caza, la captura o el comercio de estas especies; también obliga al Estado provincial a generar planes de manejo específicos, monitoreo poblacional, campañas de educación ambiental y, quizás lo más ambicioso, cooperación con otras provincias y la Nación para proteger a estas especies más allá de las fronteras administrativas.
«Muchas de estas especies, como la ballena jorobada o el petrel gigante, trascienden nuestras fronteras. Por eso el artículo 6 de la ley promueve expresamente la cooperación interjurisdiccional», dice Aguilera. «Chubut tiene voluntad de liderar, pero también de integrarse a una estrategia mayor».
Lejos del romanticismo vacío, la ley se construyó con los pies en la tierra y la cabeza en los datos. «El proyecto se nutrió de investigaciones científicas, diagnósticos de conservación, observaciones de campo, experiencias de manejo y aportes de especialistas», relata la diputada. «Todo el andamiaje del proyecto tiene respaldo técnico. No hay improvisación: hay evidencia».
Científicos especialistas en cada una de estas especies y Rewilding Argentina aportaron su conocimiento y experiencia en restauración ecológica, monitoreo y educación ambiental. La ley busca también establecer un Registro Provincial de Monumentos Naturales, donde se documentará el estado de conservación de cada especie, sus amenazas y las estrategias de protección en curso. Se trata de institucionalizar el cuidado, para que no dependa de voluntades aisladas, sino de políticas permanentes.
Detrás de la letra de esta ley, hay una intención profunda: educar la mirada. Cambiar el vínculo de las personas con su entorno. «Las leyes no solo regulan: también educan», sostiene Aguilera. «Transformar una especie en Monumento Natural cambia la forma en que la comunidad la percibe: ya no es un recurso, es un patrimonio. Y lo que se siente como propio, se cuida más».
Y es ahí donde la conservación toca lo cultural. Porque nombrar es reconocer, es hacer visible. Y si una comunidad puede ver a una tonina overa no como un bicho simpático, sino como un fragmento de su herencia, quizás se replantee también cómo vive en ese territorio. «La protección comienza por la mirada», dice Aguilera. Y esta ley, de alguna manera, intenta enseñarnos a mirar mejor.
Un sitio internet reúne información sobre cada una de las especies: www.monumentosmarinoschubut.com
Chubut ya es una referencia nacional en áreas protegidas. Con esta ley, quiere dar un paso más: «pasar de proteger territorios a proteger identidades biológicas», como dice la diputada Aguilera. No se trata solo de conservar espacios, sino de blindar vínculos. La provincia quiere posicionarse como líder en el diseño de políticas federales de biodiversidad y lo está haciendo desde la legislación, pero también desde la sensibilidad.
Más información en: www.monumentosmarinoschubut.com
*PGCH