5 abril, 2022
Tallar entre La Doctora, socia mayoritaria, el hijo Máximo, la Agencia y el CEO Alberto
Por Jorge Asís
1.- MALABARISMOS
No es el hijo sufriente de padres separados que trata de intermediar entre las rencillas de mamita y papito.
Sergio Massa, El Conductor, es jefe minoritario de la Sociedad Todos, que gobierna la Argentina.
Pero hoy Sergio realiza malabarismos y contorsiones entre La Doctora, jefa y socia mayoritaria, y el CEO, el presidente Alberto Fernández, Otálora, ejecutivo altamente calificado.
El presidente maneja con severas improvisaciones el departamento de gestión con cinco o seis dependientes menores, ya habituados a los cambios de rumbo y de instrucciones. El pobre CEO se corrige, arruga, retrocede.
Aunque debe insistirse: Alberto dista de ser tonto. Al contrario. Es un perverso que emite, con frecuencia, tonterías.
Pero los jefes de la Sociedad Todos son dos, La Doctora y Sergio, en ese orden.
Y Alberto que, a través del promocionado ascenso por un tuit, se resignificó como estadista. Hoy supone, acaso embalado por los heroicos Espartacos, que se encuentra en condiciones de emanciparse.
Se atreve, con justo derecho, a discutir posiciones con la socia mayoritaria. Y enfrenta a La Doctora.
Cuenta también con el amontonamiento popular de los accionistas del Movimiento Evita. Es la pobreza institucionalmente fortalecida desde el Estado, que envía al choque, o al frente, a los enganchados del Polo Obrero y el conjunto multiplicado de sellos que se aferran a la gloria insuficiente del presupuesto.
Emergente inapelable del conflicto, Sergio es el socio minoritario que asume el rol de Canciller Interno. Para tallar entre las diferencias de la socia mayoritaria y el CEO. Con el complejo conglomerado de anexados.
Pero el Canciller Interno no debe turnarse solo en el limado de rencores precarios entre La Doctora y Alberto.
Debe encargarse de contener al cuarto factor. El heredero. Máximo, El Influencer. Hijo de La Doctora y líder unánime de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
El Canciller Interno dista de ser gran receptor de afecto, o de simpatías, tanto de La Doctora como de Alberto.
Ambos le mantienen asignada la cuota aceptable de desconfianza justificada.
Pero Sergio conquistó el afecto político de Máximo, hasta casi transformarse en el preferido de la Agencia para protagonismos superiores.
“Nuestro candidato es Sergio”, confirma la atractiva muchacha de La Agencia.
Precisamente, es el acercamiento con Sergio de El Influencer y la Agencia lo que comienza a modelar la preferencia de La Doctora. Aunque aspira, sin decirlo, a ser presidenta. Otra vez.
A caballo del jubileo populista que irrumpe en el subcontinente. Y que incorpora pronto a Colombia y a Brasil.
Hasta el cierre del despacho, La Doctora se destacó por sus formidables equivocaciones en materia de selección. Sirvieron para desperdiciar dos años del proyecto político planificado para imperar durante el delirio de veinte años.
Para convertirse apenas en elemental gobierno de transición. Aunque Alberto crea estar en condiciones de ser contratado por otro ciclo.
Aunque la Sociedad Todos deba tolerar la impotencia del marco de inflación extraordinaria. Con la economía estallada y carente de energía, hasta la anímica. Y con la pobreza organizada para paralizar el país con cortes, acampes y quebradas.
A la inflación desenfrenada y a la creciente rebeldía social se le debe incorporar la patológica ausencia de conducción política.
Entonces la Coalición Todos se instala plácidamente en la antesala del fracaso.
Para asegurar el retorno de los que fracasaron como Juntos y pugnan por volver a fracasar.
Lejos de las alegorías, todos los caminos conducen a Sergio.
El Canciller Interno se las ingenió con la oposición para salvarle la vida a Alberto. Con la estricta colaboración del Premier Manzur, El Menemcito, que le puso de regalo 16 gobernadores.
Para conciliar, en efecto, el acuerdo desastroso con el Fondo que produce el deshielo transitorio.
Y fue el Canciller Interno quien logró que Máximo no incendiara el Reichstag, con otro discurso rupturista como aquel del presupuesto.
Que El Influencer solo baje hacia la “pajarera” de los diputados con barbijo y vestido con ropas de fin de semana de muchacho austero, para votar en contra del acuerdo y callarse. Atornillarse a la virtud del silencio.
“Cuando se hacen gárgaras, siempre algo se traga”, confirma el sabio del arrabal.
Aquí las gárgaras son de poder. Entonces en el desbarajuste Sergio tragó un sorbo más del poder. Entre la desconfianza tiene la oportunidad providencial de elevar la imagen. Alterar el relativo índice de credibilidad, que deriva en negatividad. Se trata del índice adverso reproducido por sus propios errores. Por agrandamientos infatuados o jactancias irresponsables.
Pero sobre todo fue por la contundente estampilla de Ventajita que Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, supo estamparle en la frente. Y por inspiración intelectual del (casi) exterminado Marcos Peña, El Pibe de Oro. Ex genio lateral que desperdiga méritos olvidados entre los diversos quioscos del Mercado de Juntos.
En la semifinal que disputan con elevada hipocresía los dos líderes fundamentales. El Ángel (del Bridge) y Horacio Rodríguez Larreta, Geniol, candidato natural del «establishment».
Pero Macri y Larreta están fuertemente irritados por los deslizamientos de la señora Patricia Bullrich, la Montonera del Bien que ya se lanza a mangar a los empresarios.
Patricia superó la categoría de instrumento del Ángel para lacerar a la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores, y a Larreta.
Para ser, en adelante, competidora de los dos, de Geniol y del Ángel.
Aparte, no conforme, La Montonera del Bien se las ingenió, por la potencia de sus cotidianas entrevistas televisivas, para desplazar de la centralidad a la estancada señora Carrió, La Derrotada Exitosa.
Y contribuyó para «desangelar» a la esmerilada Chica de Flores. Para despojarle la portación sana de “ángel” y de “hada”.
Para cerrar el círculo, la rotonda de caminos debe subrayarse la cercanía del Canciller Interno con Larreta. El viejo amigo que enfrenta a quien le pegó la estampilla.
Y es también amigo de La Chica de Flores. Vidal, La Desangelada. Quienes los denigran aseguran que Sergio co-gobernó, en la práctica, con Vidal. En la provincia del pecado.
Debe agregarse la complicidad del Canciller Interno con Gerardo Morales, El Milagrito.
Otra magnitud que alude a la sentencia de “todos los caminos”.
Lo más grave de nuestro artista de variedades, es que debe encarar la proeza del equilibrio sobre un cable entre montañas desiguales, que los diversos cocodrilos tratan de morder.
El marco de coincidencia genera estragos. La atrocidad social con la aceleración inflacionaria y la fragmentación política.
“Todo pasa”, como decía el pensador Julio Grondona.
Todo puede ser estropeado por la brevedad. Como diariamente los precios en los anaqueles, la difusa alegría o la centralidad fugaz.