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2 junio, 2022

Semblanza: El adiós a Norma Ramos, una mujer que hizo historia en Puerto Madryn

Las grandes ciudades chubutanas despiden a sus pilares sociales día a día. Erosiones de mar y cimientos que no pasan desapercibidas. Lamentan, reflexionan, especulan, temen. La espuma del mar deja espacio, aire, suficiente para los atentos.

Por Marisa Rauta

Semblanza: El adiós a Norma Ramos, una mujer que hizo historia en Puerto Madryn

A veces esos procesos no se perciben de lleno, pero otras veces resuenan en el seno de las comunidades como golpes a las entrañas colectivas. Son ruidos al corazón de lo que somos como construcciones sociales, y sobre todo llamaditos de puerta a las familias, que se han proyectado en el aparentemente minúsculo universo provinciano como ‘para siempre y nunca’. Una partícula de polvo en la Galaxia inacible de la existencia, al fin de cuentas.

Este martes, en un abrir y cerrar de ojos, una mujer que en su profundidad íntima resonaba como campana, se silenció de repente en el espacio inmenso que ocupaba en Puerto Madryn. La doctora Norma Betriz Ramos, la hacedora del Portal de Madryn, unico shoping de la ciudad Portuaria, falleció a raíz de un repentino fallo cardíaco.

Hacía apenas horas había compartido el festejo por el natalicio de una amiga con un grupo numeroso de afectos y compañeras entre risas, recuerdos y anécdotas. Su consolidada familia, sus hijos y nietos, y su enorme apego a una ciudad que atesoraba, se escurrieron en la aritmia vaga de la finitud que no se anuncia.

Esa noche, en el cielo se imponía la luna nueva entre la Tierra y el Sol, mezquinando una de sus caras. El frío del mar ronroneaba su prédica, y el mandato del univeros dispuso que su reloj se detuviera cuando asomaban los rayos del último día de mayo, casi como una definición anticipada de este invierno. Fue un mes intenso en el cielo al decir de los lectores de astros. Arrancó con una Luna Negra atípica, continuó con una lluvia de meteoros Eta Acuáridas y siguió con un eclipse. Fuerte, en términos de energías, como alguna vez desentrañamos con Norma en distendidos intercambios de café y libros.

Corrían los años primigenios de la ciudad del Golfo. Aluar era una marca registrada y la familia Cardini también, en relación al desarrollo impensado de una porción de nuestro continente inmediato. Toda esa construccion ciclópea de empresas, pertenencias y familia, demandó parte de su vida.

Pero a la par, las causa y las coincidencias de género, en tiempos cuando no habia muchas opciones a reclamos, ubicaron a Norma como uno de esos logros silenciosos en los ámbitos en los que se posicionó. Nunca fue sólo ‘la mujer de’ y alguna vez explicó esa construcción de poder con tanta simplicidad como si se trataba de recrear una receta de cocina.

Las formas y los contenedores por supuesto reconfiguraron esencias. De hecho, cómo nos llamamos configura nuestra personalidad y condiciona cómo nos ve el resto: «Norma», supo decir desde ahí. Como un «principio que se impone o se adopta para dirigir la conducta o la correcta realización de una acción o el correcto desarrollo de una actividad», tal como describe el diccionario. Para adentro (todo lo que pudo) y para afuera también, su nombre se impuso como una verdadera ‘norma’.

Esa, la «Norma» que se proyectó en lo posible, arrastró su misterio. La palabra «misterio» proviene del verbo griego “muo”, que significa «cerrar la boca o los ojos». En islandés, el nombre «runa» viene del verbo ‘»rymian», que también significa «misterio», lo que ‘no se revelaba’, lo que solo podía ser trasmitido de maestro a discípulo.

Ella. la encauzada forma,  dijo mucho menos de todo lo que se sabe, en honor a su tránsito. Su misterio.

Una vez, alguna vez, en una cobertura periodística, alguien deslizó sobre su ‘mirada sin ver’. Ese desanclaje, precisamente para otro, simplificaba en el aleteo salvador del devenir, era la mariposa próxima al tránsito. Para quienes ya habíamos visto transformasiones, o presentido aleteos, era eso y algo más: el espacio necesario para el renacer.

Simplemente porque como decía San Juan de la Cruz: «el alma tiene en su poder abandonarse, cuando quiere, a este dulce sueño de amor».

Norma Ramos conformó una sólida familia, a la vez que apuntaló los inicios de la industria en Madryn, pero por sobre todo erigió el espacio profesional y femenino en lo que encaró. El año pasado recibió sin más un sentido homenaje por su valioso aporte a la Colegiatura, en su calidad de primera mujer matriculada del Colegio de Abogados de Puerto Madryn. Todo un bastión.

Desde 2002 su gran legado fue el impulso y accionar del Portal de Madryn. Un shopping comercial, pero en el cuál Norma depositó un legado de apertura y trascendencia, tal como la idea iniciatica lo contuvo.

A su voluntad se debió el poder apreciar a la Orquesta Infanto Juvenil del Teatro San Martín de Córdoba; al Quinteto de Cuerdas de la Sinfónica Nacional y poder respiar el halito de la Soprano Laura Penchi; seguido por un trío de la Orquesta Juvenil de Rosario, e incluso apreciar a solistas de la talla de la Camerata Bariloche junto a la soprano Graciela Oddone, y el Trío de Músicos de la Orquesta Cofradía de Bariloche además de nuestos talentosos locales, todo en el ámbito de ese Portal de Madryn, pergeñado como un un espacio de trascendencia y en todos los casos, de manera gratuita al cumplirse la primera década.

Latíamos en la primera fila de las posibilidades, cuando Ernesto Sábato, lanzó su esperanza depositada en los jóvenes y compartió sus valoraciones acerca de la importancia de la tierra, acentuando los principios de su conservación y sustentabilidad, mientras los madrynenses nos ensanchábamos en las sillas del shopping de un espacio que prometía amplificarnos.

Norma me dijo en ese momento, ‘es tan lindo ser’. Y yo procesé posiblemente la circunstancia…Eramos jovenes, mujeres y teníamos ilusiones.

Nos quedó la propuesta en el aire para la segunda década: «Norma»  la gran pieza lírica de Bellini, que entre sonrisas proyectamos para el devenir…

Un relato de heroína belliniana que deja pensando y que hoy en su honor y su memoria, reproducimos en su homenaje y trascendencia, seguros de que el alma tiene tiempo para lo importate y que nunca es tarde para el sentido…

que así sea!