28 abril, 2024
De la hazaña más importante de la historia hasta la elección del enemigo equivocado pasando por un discurso donde nos mintieron por primera vez. ¿No será mucho para una semana?
Por Sergio Marcelo Mammarelli*
El profesor Juan Carlos de Pablo en “La Nación” introdujo un debate interesante esta semana al diferenciar entre lo importante y lo urgente. Creo que toda la Argentina se debate entre esta dualidad.
Lamentablemente en un país, las urgencias y lo importante no son tan sencillos de identificar. Las alternativas de la decisión política son un poco más complicadas y creo que el Gobierno no lo está entendiendo bien. Piensa que el país solo tiene un problema urgente: la inflación y nada más. Y no está mal, salvo que todos se están dando cuenta de ello y hasta se están cansando del relato.
El mensaje del Presidente por cadena nacional me dejó más dudas que satisfacción. Está claro que el mensaje estaba destinado a dos cosas importante. Una de ellas, transformar un simple resultado económico en un triunfo en términos políticos. La otra, aumentar las ilusiones en los propios y deslegitimar a los críticos.
El discurso de Milei, absolutamente innecesario y menos aún por cadena nacional, fue una auto celebración teñida de hazaña histórica y cruzada religiosa anunciada con sus cuatro monjes guerreros económicos: no estamos tan mal, pero vamos bien, como una nueva versión de los brotes verdes que están por llegar en cualquier momento.
Hasta ahí, el mensaje presidencial no salió del libreto clásico de cualquier populista como tantas veces lo hizo Cristina durante su gestión. En mi caso, la única novedad es el cansancio que me produce escuchar siempre lo mismo. Sin embargo, a medida que se desarrollaba el discurso, detrás del anuncio de su triunfo económico, comenzaron a aparecer alertas preocupantes.
La primera alerta más importante es que el Presidente ha dejado de decirnos la verdad a todos los argentinos y con ello está perdiendo su principal capital político.
El Gobierno ha pensado al modelo de ajuste con una sola variable como la “tasa de inflación” y con medidas destinadas a no durar, por más cadena nacional que realice o anuncio de que el déficit cero no es consigna de marketing sino un mandamiento, anunciando que la era del supuesto Estado presente ha terminado.
Mi segundo disgusto es el maltrato de todos lo que no piensan como él. “En contra de los pronósticos de la mayoría de los dirigentes políticos, los economistas profesionales televisivos, los periodistas especializados y buena parte del establishment argentino, se registró en marzo un nuevo superávit financiero de más de 275.000 millones de pesos agregando que el ajuste cayó sobre la casta mucho más que en los bolsillos de la sociedad, negando el impacto sobre las jubilaciones.
La caída de la inflación es tan objetiva como la caída del nivel de actividad. Desde este mes los argentinos comenzaron a despreocuparse por la marcha de los precios para preocuparse por la desaparición del empleo. La prioridad dejó de ser llegar a fin de mes con el salario, sino “tener salario”. En el medio de ese temor, el Presidente anuncia esta semana que ya viene la recuperación. ¿La pregunta es con qué y con quiénes? ¿Qué actividad motorizará la recuperación? ¿Qué inversión vendrá con obra pública paralizada y actividad industrial paralizada y ociosa? ¿Quién invertirá desde afuera con retraso cambiario? Repito, el mayor capital de Milei era su sinceridad y nos mintió a todos los argentinos.
Más allá de que casi todos los economistas del país coinciden en este diagnóstico, fue Melconian el que lo graficó mejor: Se utilizó indiscriminadamente la “licuadora”, indiscriminadamente la bicicleta y muy pero muy poquito la “motosierra”. Es decir, se licuó con la inflación y no se pagó y muy poco se ajustó verdaderamente. Esto provocó una importantísima reducción rápida, pero ¿después qué? Hasta el FMI se dio cuenta. Si bien los éxitos en la macroeconomía son más que notables, no hay plan macro sostenible en el tiempo.
Por último, también en el “no gastamos” está encerrada otra gran mentira dado que no solo deja de pagar obligaciones, léase transferencias a provincias judicializadas, pagos a los generadores de energía por parte de CAMESA, paralización de obras públicas que sabe que ningún privado hará, desfinanciamiento de la salud pública, desfinanciamiento de la universidad pública, sino que sube los impuestos -acaba de consensuar la incorporación de ganancias- y mantiene indiscriminadamente el impuesto PAIS sobre las importaciones, negándose a liberar el mercado de cambios, provocando que los argentinos paguemos las importaciones un 45% más caras.
Si algo le faltaba a la semana, un día después del discurso innecesario y una innecesaria pelea del Gobierno con las 54 universidades nacionales,se produce la marcha por la defensa de la universidad y educación pública. El resultado fue casi inesperado. Luego de 4 meses de asumir, Milei asistió a una de las más nutridas movilizaciones de los últimos tiempos en defensa de la educación pública. Se produjo en toda la Argentina e involucró según los organizadores a más de 800.000 personas, 150.000 según el Gobierno de la Ciudad y 450.000 según los principales medios periodísticos. Lo interesante de la marcha no estuvo en la cantidad sino en la composición de los asistentes. No solo fue cuántos sino lo más importante fue quiénes. Ahí se mezclaron políticos y estudiantes, sindicalistas gordos y profesores intachables y prestigiosos, kirchneristas, radicales, simpatizantes de izquierda, pero también muchísimos votantes libertarios y de Juntos por el Cambio. La reacción confirmó las dudas de muchos sectores que detrás del desfinanciamiento y de la consigna de “no hay plata” existe un prejuicio ideológico contra la universidad pública.
La síntesis de lo que pasó con la marcha lo expresó más que bien Pablo Vaca en “Clarín: “Calificar la marcha mirando sólo a quienes quisieron usarla políticamente es un análisis desacertado. La educación pública sigue siendo vista como un bien de todos. Se metieron con el enemigo equivocado.
Sin embargo, hubo algo peor todavía, que fue la reacción del Gobierno. Para Balcarce 50 fue una marcha política opositora y “no nos cambia nada”. Y Milei sorprendió con el mal gusto del posteo de un león seguido de la frase “Lágrimas de zurdos”. “Día glorioso para el principio de revelación”. ¿Quién será el que no la ve?
Me parece que más allá de la discusión entre urgente e importante, todo desemboca en el verdadero éxito o fracaso de todo gobierno: La gestión y, si algo le falta a este Gobierno, es precisamente gestión. Qué hacemos con la crisis en la salud. Qué hacemos con la crisis en las universidades públicas. Qué hacemos con la crisis de la recesión. Qué hacemos con los jubilados y la licuación de sus haberes. Qué hacemos con aquellos que no pueden pagar los ajustes en los precios de la energía frente a la llegada del invierno. Qué hacemos…. Qué hacemos…, etc.
En los pasillos todos comentan que “nadie se anima a hablar con el Presidente”. A ese temor hay que sumarle que el pobre Milei retornó al celibato con una gestión que se vuelve cada día más “siamesa” junto a su hermana y tutora a quién apodó “el jefe”. Es más, la respuesta más recurrente del Presidente es precisamente “hablá con Karina” en especial cuando los temas no lo apasionan, que en realidad son casi todos, salvo el ajuste y la inflación, que son la marca de su gestión.
Estamos prácticamente a fines de abril, ya tuvimos una marcha multitudinaria repudiando su política educativa, una movilización por el desfinanciamiento del hospital público, otro paro general convocado para el 9 de mayo y todavía no tenemos ninguna ley salvo un DNU rechazado por el Senado y cuestionado en la justicia. Un récord inédito para cualquier presidente desde 1983 a esta parte. A eso se le sumó la respuesta del FMI a Toto Caputo de “no money” (no hay plata), recibiendo en la cara la respuesta que él acostumbra a dar. En fin, todas estas noticias juntas también constituyen una “hazaña de la más importante en la historia argentina”. El ajuste tiene el apoyo de todos dentro y fuera del país. Sin embargo, también dentro y fuera del país todos dudan que sea viable, social y políticamente sustentable por más que Toto Caputo y el mismo Milei diga y grite a los cuatro vientos que “no vamos a abandonar estas políticas pase lo que pase”. Es cierto que los observadores financieros comenzaron a ver a la Argentina como uno de los mercados emergentes más atractivos, pero eso nada tiene que ver con una economía sólida sino simplemente rentable para timba financiera, con un riesgo país que bajó a la mitad, con recomposición de reservas y recuperación de capacidad fiscal que asegura que los activos financieros serán honrados.
Para colmo sucedió el papelón del Senado, que tiene muchísimas lecturas. La sesión se realizó por una necesidad expresa del Gobierno: Necesitaba aprobar 8 embajadores y fue Villarroel la encargada de juntar las voluntades. Habrá sido a cambio de las “dietas” muchos se preguntan y agregan: ¿acaso Milei no lo sabía? Una incógnita. Ahora el problema está en Diputados. Desde el mes próximo ganarán 3 millones menos que los senadores.
Por fin llegamos a lo que más me preocupó de todo el discurso. El Presidente dijo, aunque para mi confesó, que el Estado vela por la vida, la libertad y la propiedad de los individuos. El resto, no esperen la salida de la mano del gasto público. La salida es de la mano del sector privado. En esa pequeña y corta frase, se sintetiza toda la gestión del Gobierno nacional en los próximos meses acerca de la mayor parte de los problemas que preocupan a todos los argentinos en la microeconomía, en la salud, en la educación, en las tarifas de los servicios públicos, etc. Simplemente no vamos a hacer nada.