6 agosto, 2025
El crudo bajó de 82 dólares por barril a 65. Los costos de producción subieron primero por el retraso cambiario y luego por las altas tasas de financiamiento. El gobierno admite que podrían perderse exportaciones por U$S 1.000 millones.
Si la explotación de gas y petróleo en los yacimientos de Vaca Muerta es uno de los rubros más dinámicos de la economía argentina, habrá que ir pensando que sus logros para este año no serán tan importantes como se pensaba. La caída en los precios internacionales del petróleo, sumada a diversas cuestiones logísticas, quita incentivo a las compañías y hará que la producción esté por debajo de las previsiones formuladas a comienzos de año.
Quien blanqueó la situación fue Daniel González, secretario de Coordinación de Energía y Minería durante un evento empresario. “La actividad tal vez no crezca al ritmo del año pasado, pero esto forma parte de la evolución natural del sector”, sostuvo el funcionario en su disertación en el AmCham Energy Forum.
El cambio en el panorama se debió a la baja de cerca del 20% en el precio del Brent, uno de los tipos de petróleo tomados como parámetro en el mercado internacional: el barril de crudo cayó de los 80 dólares en que se cotizaba el año pasado (tocó 82 en enero último) a un promedio de 65 dólares este año.
Esa fuerte baja desincentiva la mayor producción. “La Argentina tiene un futuro muy promisorio en energía, pero hay que entender que no es una línea recta. Incluso en los Estados Unidos cayeron un 15% los equipos de perforación en el año”, señaló el funcionario.
González, quien también fue CEO de YPF durante el macrismo, alertó asimismo sobre una de las implicancias de esa menor producción: un recorte de entre U$S 500 millones y U$S 1.000 millones en el superávit de la balanza energética de este año, que en 2024 había sido de U$S 5.400 millones. “Esperábamos que ese número creciera este año, porque hay más producción, especialmente de petróleo, que es lo que se exporta. Pero los precios bajaron”, reconoció.
La situación se complica por otros factores que exceden el precio de venta del crudo. Así, las empresas se quejan por la suba de los costos de explotación en dólares, principalmente por culpa de la apreciación cambiaria. Los sucesos de las últimas semanas, que llevaron la paridad del orden de los $ 1.150 por dólar a un rango de $ 1.350, pueden contribuir a suavizar ese problema, pero ahora aparece otro: el alto costo del financiamiento local, luego de que la tasa de los títulos que emite el Tesoro pasara del 29% al 65% anual justamente para suavizar ese derrape en el tipo de cambio.
En el evento también hubo menciones a la caída en la cantidad de fracturas (el método que realizan las empresas para explorar entre las rocas) y la menor cantidad de equipos de perforación activos. La menor inversión empresarial tiene sus consecuencias en el mercado laboral: el sindicato petrolero de Río Negro, Neuquén y La Pampa denunció más de un millar de cesantías y lanzó un paro de 48 horas que sólo fue frenado por la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo; la medida de fuerza podría reactivarse la semana que viene, cuando finalice la tregua dispuesta por esa cartera.
Las especulaciones empresarias, claro, están mezcladas con la expectativa sobre el rumbo que tomará la economía local después de las elecciones de octubre. Hasta entonces, todo será un “wait and see” (esperar y ver qué pasa). Así y todo, como buen representante gubernamental, González dejó un mensaje esperanzador: “Debemos seguir enfocados en crear condiciones que permitan un desarrollo sostenible en el mediano plazo”.
*TA/ by M. Di Bari