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6 junio, 2022

¿Se desintegra el «Grupo Callao»?, queda poco del think tank de Alberto para renovar el peronismo

¿Se desintegra el «Grupo Callao»?, queda poco del think tank de Alberto para renovar el peronismo

Con el despido de Kulfas, el Presidente pierde a un aliado que se suma a una larga lista. La capitulación ante el kirchnerismo y la vuelta al redil de los albertistas.

Por Nicolás Poggi

Cuando fue elegido candidato a presidente, el “Grupo Callao” se presentaba como la plataforma de gestión sobre la que se apoyaría Alberto Fernández, del mismo modo que Néstor Kirchner lo hiciera con el Grupo Calafate y Mauricio Macri con la Fundación Pensar.

Pero ahora, con la ruidosa salida de Matías Kulfas del Gobierno, el presidente pierde a uno de sus últimos leales y de esa manera hiere gravemente al equipo de escuderos que permanecían en pie para resistir los embates del kirchnerismo.

¿Qué aliados le quedan a Alberto en un frente en el que está jaqueado por Cristina? Los movimientos sociales oficialistas, con el Movimiento Evita a la cabeza, que harán lo imposible por sostenerlo y llevarlo como candidato a la reelección.

Mientras tanto, el Grupo Callao se desintegra y se apaga a la par de las intenciones del presidente por imprimirle un sello propio a su administración. Kulfas era uno de los pocos sobrevivientes que quedaban.

Pasado y presente del Grupo Callao

 

Fundado y presentado en sociedad en 2018 como un espacio de dirigentes sub-40 con experiencia de gestión -la mayoría en los gobiernos de Cristina Kirchner y en la provincia de Buenos Aires de la mano de Daniel Scioli-, este think tank con pretensiones de renovación cafierista cobró notoriedad un año después de su surgimiento, cuando la hoy vicepresidenta anunció que su candidato para las elecciones presidenciales sería Alberto Fernández.

Sin territorio ni estructura propia, el hoy Presidente se rodeó por entonces de este grupo donde convergían peronistas clásicos, sindicalistas, sciolistas, randazzistas y de otras yerbas. Allí estaban Santiago Cafiero, Victoria Tolosa Paz, Marcelo Saín, Cecilia Todesca y Agustín D’Atellis, entre otros.

Fueron frecuentes a partir de ese momento las fotos en las que se veía a Alberto rodeado de este nuevo grupo de dirigentes, una alineación de peronistas moderados que apostaban por el post kirchnerismo, pero sin romper lazos con el pasado reciente.

Esa fue la convergencia que depositó a Cafiero como vocero de campaña de Alberto, primero, y como jefe de Gabinete, después, de la mano de Todesca, quien fue su segunda en la Casa Rosada y a quien se llevó a la Cancillería cuando arreció la primera crisis interna post derrota en las PASO del año pasado.

A la hora de repartir el poder, Alberto y Cristina se distribuyeron los ministerios y las áreas clave entre los grupos de fieles de cada uno, más los movimientos sociales que entraron de la mano de Alberto. Pero con el devenir de la gestión, y los problemas derivados de la falta de resultados, los funcionarios que fueron dejando el Gobierno representaban casi todos al equipo del Presidente y al Grupo Callao.

“Hoy muchos estamos fuera del Gobierno, y Matías era uno más”, admiten ante A24.com, con pesar, desde el Grupo Callao, que le debe su nombre a las reuniones de “rosca” que se hacían en la famosa avenida porteña en tiempos del macrismo.

De los que eran “puros” de Callao, Kulfas acaso era el más representativo de los que seguían en pie. Su salida marca una capitulación del albertismo en pos de garantizar una unidad, aunque sea forzada, con Cristina y la tropa K, que nunca paga las consecuencias del mismo modo que el resto de los funcionarios.

Pero en el albertismo hacen votos para afianzar la unidad y garantizar la armonía para el (largo) año y medio que queda por delante hasta las próximas elecciones. “Ojalá que la situación se ordene más que todo en función de la gestión de gobierno”, manifestó ante este portal uno de los dirigentes que estuvo cerca del presidente pero que debió dejar la gestión después de la primera crisis.

En lo que queda del Grupo Callao sostienen hoy que “en última instancia el Presidente tiene la facultad de elegir y darle responsabilidades de gobierno a las personas que él considera que le pueden ser útiles”. Daniel Scioli es en ese sentido bien mirado por todos los sectores. Kirchnerismo incluido.

La larga lista

 

Como fuera, ante cada crisis de gestión o de credibilidad, el presidente eligió sacrificar a los propios. Sucedió con Marcela Losardo cuando, en marzo del año pasado, el kirchnerismo la inundó de críticas por lo que consideraba una gestión débil desde el Ministerio de Justicia contra el Poder Judicial. La ex ministra había sido socia del Presidente en un estudio de abogados.

Un mes antes, en febrero de ese mismo año, Ginés González García, a quien Alberto consideraba el «mejor ministro de Salud de la historia», salía eyectado del Gobierno por el escándalo de las vacunas discrecionales, pese al “dolor” que el mandatario y sus funcionarios decían que había generado esa decisión. El ex ministro se fue disconforme y masticando bronca por el trato que dice que le dieron.

La crisis post derrota en las PASO no sólo se llevó puestos a la antropóloga Sabina Frederic del Ministerio de Seguridad y a Cafiero de la Jefatura de Gabinete (aunque de todos modos recaló en Cancillería), sino que también le costó el puesto al vocero Juan Pablo Biondi, otro amigo personal del Presidente y quien recibió críticas directas de Cristina por supuestas “operaciones” contra el kirchnerismo.

Kulfas vino a ser el último de una larga lista en un equipo de gobierno donde la convivencia siempre fue problemática. Hace un tiempo el camporista Andrés “Cuervo” Larroque había mencionado tres nombres como los mariscales de una eventual derrota en 2023: Martín Guzmán (Economía), Claudio Moroni (Trabajo) y el propio Kulfas. ¿Seguirán los otros?

 

Los albertistas que se van

 

Como ya contó este portal, el albertismo aplazó sus intentos de despegue y ya decidió confluir -una vez más- con Cristina y su grupo. Dos ministros cercanos a Alberto, pero prácticos a la hora de posicionarse como Gabriel Katopodois y Juan Zabaleta recompusieron su vínculo con el kirchnerismo pensando en 2023.

Katopodis, hoy a cargo de Obras Públicas, pasó por el massismo, el kirchnerismo, el randazzismo y luego se convirtió en uno de los más fieles baluartes de Alberto. “Juanchi”, en cambio, fue cercano a Amado Boudou en el Senado, luego estuvo con Florencio Randazzo y finalmente volvió al redil del Frente de Todos de la mano del Presidente.

Zabaleta, que conduce el Ministerio de Desarrollo Social, tiene previsto volver antes de fin de año a tomar las riendas del municipio de Hurlingham, de donde se tomó licencia para asumir en el gabinete. Está negociando los términos de ese retorno con Cristina y La Cámpora, puesto que el intendente interino de ese distrito, Damián Selci, pertenece a la agrupación de Máximo Kirchner. No hay mayor muestra del cuadro de situación en el peronismo.

 

*A24