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15 noviembre, 2020

Sastre defendió su impuesto ‘al viento’: «Es lo que paga un vecino que tiene una despensa»

En las últimas horas se generó una polémica ya que en medios nacionales se comenzó a hablar de un “impuesto al viento” que se les cobra en Madryn a las empresas de energía eólica. El término no existe, y lo que se les cobra es la misma Tasa que pagan los vecinos que tienen comercios. “Que estén en el ejido municipal, no es un detalle menor, porque muchos de esos parques fueron instalados allí, como tantas otras empresas de otros rubros, que pagan hace tiempo esta Tasa”, dijo el Intendente

“Es lo que paga cualquier vecino común con una despensa o con un comercio. Si son empresas que están dentro del Ejido Municipal, voy a ser un férreo defensor de que tributen de la misma forma que lo hace la gente de Madryn” dijo el Intendente Gustavo Sastre tras la polémica generada en medios nacionales, donde las empresas de energía eólica instalaron el término “impuesto al viento”.

No se trata de eso, sino de la tasa de habilitación, inspección, seguridad e higiene y control ambiental, que utiliza como base imponible la potencia unitaria que posee cada aerogenerador.

 

Un ‘servicio’ municipal

 

Para Sastre, es importante dejar en claro que no es sobre la producción de energía. La Tasa mencionada se cobra por la contraprestación del Municipio, que está dada por los controles que se realizan en el lugar donde están instalados los parques, dentro del ejido municipal. Allí hay aerogeneradores, oficinas, tableros, transformadores, depósitos, todos deben contar con protocolos de higiene y seguridad, planos de lo implantado, medidas de seguridad respecto de personal, incendios de campos, manejo de residuos, etc. Al igual que al resto de las industrias que están en el ejido municipal se les solicitan las medidas de seguridad e higiene que nos corresponde controlar, en post del bienestar de la ciudadanía.

“Nos sorprendió la cantidad de gente que salió a opinar sin siquiera saber del tema, instalando lo del ‘impuesto’ antes de consultar qué era lo que se cobraba. No es un impuesto, es la misma tasa que pagan absolutamente todos los que están dentro del ejido municipal, sea el rubro que sea. Si los vecinos pagan sus patentes, impuestos inmobiliarios e ingresos brutos del monotributo, entre otras cosas, porque dejaríamos de cobrarle esa tasa a las empresas que llegan a la ciudad, utilizan nuestra tierra y nuestros recursos, en este caso el viento, amplían considerablemente sus ganancias, y se llevan el dinero a otro lado. Se les pide que paguen la misma tasa que pagan todos, y voy a defenderlo, porque si esa tasa la paga un vecino que tienen una despensa, o una vecina que tiene un kiosco en el barrio, con más razón tienen que pagarla las multinacionales. Si no quieren, que lleven los molinos a otra parte. Por algo en cercanías a nuestra ciudad hay tantos parques eólicos. Mal no les debe ir”, cerró Gustavo Sastre.

 

Una tasa acusada de ‘discriminatoria’

 

La polémica se suscitó porque según el intendente, el Municipio aplicaría una tasa a un ‘servicio municipal’ por estar los parques dentro de su jurisdicción. Cabe destacar que la anterior gestión de su hermano, Ricardo Sastre actual vicegobernador, se amplió el ejido urbano de Puerto Madryn que hoy tiene más hectáreas que la megalópolis CABA y así, los proyectos eólicos quedaron bajo el alcance municipal.

Y aunque las energías renovables están exentas de algunos impuestos por la Ley que las fomentó hasta 2025, el Concejo resolvió aplicar -en principio- una «tasa por habilitación, inspección, seguridad e higiene y control ambiental” por los metros cuadrados de uso, un tributo que efectivamente se le suele aplicar a toda empresa.

Sin embargo lo que pasó ahora es que el municipio a cargo del intendente Gustavo Sastre fue más lejos y estableció una ‘modificación tarifaria’ en esa tasa, pasando de gravar en lugar de metros cuadrados, en el caso de los parques eólicos se les exigiría que paguen en función de lo que producen. De allí la alarma empresaria atribuyéndola como una suerte de “impuesto al viento”. Con esa tesitura, empresas como Aluar, metalmecánicas u otras de envergadura que quieran recalar en la ciudad, «¿tendrán que pagar por lo que producen?», se cuestionan los inversores.

La polémica recién comienza y todo indicaría que terminaría dirimiéndose en la Justicia, de acuerdo a fuentes calificadas del sector privado.
*Prensa institucional, NA, propias