1 febrero, 2024
Todos los tés, el verde, el negro, el blanco o el rojo, provienen de la planta Camellia Sinensis, y que es el procesamiento el que diferencia una variedad de la otra
Potente antioxidante, el té verde es uno de los aliados más populares que se puede sumar a las rutinas que apuntan a retrasar el proceso de envejecimiento. No fermentado, conserva las propiedades de las vitaminas presentes en sus hojas.
De agradable aroma y sabor, es una fuente de vitamina E fácil de incorporar a la dieta. “El té es, después del agua, la bebida más consumida del mundo: 3000 millones de personas lo consumen regularmente”, advierte el médico clínico Ramiro Heredia, (M.N. 117882), de Medicina Interna del Hospital de Clínicas, acerca de la infusión, originaria de China, que se prepara con las hojas y los brotes de la planta del té. “El té verde fue el primero en ser descubierto”, acota el especialista.
El médico señala que todos los tés, el verde, el negro, el blanco o el rojo, provienen de la planta Camellia Sinensis, y que es el procesamiento el que diferencia una variedad de la otra. “Las hojas de té se secan y, aunque mucha gente piensa que se dejan fermentar, lo que en realidad ocurre es una oxidación con humedad y temperatura controladas”, describe. Así, el té negro se obtiene de un largo proceso de oxidación, mientras que el té verde deriva del proceso más corto.
“El té verde se produce cociendo hojas frescas al vapor a altas temperaturas, inactivando así las enzimas oxidantes y dejando intacto el contenido de polifenoles”, se aclara en una investigación aparecida en la Alternative Medicine Review: a journal of clinical therapeutic. Allí se explica que los polifenoles presentes en el té, llamados flavonoles o catequinas, alcanzan el 30 al 40% de los sólidos que se extraen de las hojas secas del té verde.
Entre los principios activos que se destacan de entre sus más de quinientos componentes, se destacan la cafeína, la teanina, los polifenoles y los polisacáridos. De estas sustancias provienen los beneficios comprobados del té verde. Los polifenoles, uno de los componentes estrella de la infusión, son responsables de la formación de su color y de su sabor y son unos poderosos antioxidantes, que neutralizan los radicales libres, beneficiando a todo el organismo.
En el estudio publicado en Alternative Medicine Review: a journal of clinical therapeutic, se señala que los polifenoles del té verde han demostrado importantes propiedades antioxidantes, anticancerígenas, antiinflamatorias, termogénicas, probióticas y antimicrobianas en numerosos estudios llevados a cabo en seres humanos, en animales e in vitro.
En particular, la acción antioxidante de los polifenoles lo que hace es “frenar las reacciones de oxidación en las células a partir de las cuales se originan los nocivos radicales libres que dañan las células y contribuyen con el envejecimiento”, explica Ramiro Heredia. El médico detalla que, de todas las variedades de té, la mayor concentración de polifenoles se encuentra en el té verde, ya que alcanzan hasta el 20 al 30% de su composición.
Este alto contenido de antioxidantes protege a las células del daño celular “que producen el azúcar y los alimentos procesados que contienen sustancias químicas que no es normal que estén y dañan a las células del cuerpo, que no sabe de qué forma digerirlas ni asimilarlas”, expresa Ana Chezzi, licenciada en Nutrición (M.N. 2245).
La especialista enumera otros hábitos, más allá de la alimentación, que conspiran contra la salud de las células. Estos son la exposición al sol sin los cuidados debidos, la polución ambiental y los químicos y tóxicos que rodean el hábitat. “El ejercicio físico demasiado intenso es también muy oxidante”, afirma.
Sin dudas, las propiedades del té verde lo convierten en una opción a sumar en un plan alimentario consciente y que persiga el bienestar. Entre sus principales beneficios, Ana Chezzi menciona que ayuda a disminuir el colesterol y los triglicéridos, y que mejora la función cerebral. “Cuando se dañan las células cerebrales, se producen enfermedades neurodegenerativas, como el Alzehimer, el mal de Parkison y la demencia senil”, explica Chezzi. El té verde actúa también mejorando el metabolismo. “Si uno intenta que las células no se oxiden, todo va a mejorar: el metabolismo, el músculo, la piel, el cerebro”, afirma Ana Chezzi. Además, “se han investigado las propiedades farmacológicas del té verde para el tratamiento del cáncer, la enfermedad cardiovascular, así como antioxidantes, protectoras del sistema nervioso central e hipoglucemiantes”, apunta Heredia.
En el mismo sentido, en un estudio publicado en el Journal of the American College of Nutrition se afirma que el té verde favorece la salud bucal, tiene un efecto antihipertensivo, antibacteriano, ayuda a controlar el peso corporal, provee protección ultravioleta solar, contribuye al aumento de la densidad mineral ósea y tiene un poder neuroprotector. En concreto, Ramiro Heredia indica que la bebida está especialmente recomendada para pacientes con hipertensión arterial, dislipemias, enfermedad coronaria, aterosclerosis y diabetes.
Si bien la acción antioxidante del té verde contribuye a prevenir la aparición de numerosas enfermedades, es importante destacar que no se trata de una pastilla mágica, sino que su ingesta debe estar enmarcada en un sistema de vida saludable. Este incluye realizar actividad física, descansar ocho horas diarias y llevar adelante un plan alimentario saludable. “Ahora, si por un lado uno come sano, pero, por otro lado, fuma cinco atados de cigarrillos, todo se complica”, advierte la nutricionista.
Desde el punto de vista nutricional, Chezzi sugiere sumar alimentos ricos en antioxidantes, como frutas, verduras, semillas y frutos secos. “Espinaca, brócoli, semillas, té verde, nueces, vino tinto, chocolate y frutos rojos deben sumarse a la alimentación porque, gracias a los antioxidantes presentes en su composición, ayudan, además, a disminuir la inflamación”, señala la nutricionista. “Si uno le pone al cuerpo cosas saludables, como vitaminas, minerales y alimentos reales va a estar más saludable que si tiene el hábito de la comida chatarra”, concluye Ana Chezzi.
Como en todo, cuidarse a consciencia implica perseguir hábitos saludables en todos los aspectos. Una taza de verde contribuirá en un plan integral, pero nunca podrá poner en evidencia sus ventajas aisladamente.
Para mantener en la infusión todas las propiedades que tienen las hojas, hay que prepararlo manteniendo algunos cuidados para que quede con todos sus beneficios:
* El agua a 85ºc: eso hace que la hoja se infusione perfectamente y que no tome un sabor amargo si se pasa.
* Dejarlo reposar dos minutos: con ese tiempo se convierte en una infusión perfecta, con el sabor característico de té verde y con el blend que se elija.
*LN