5 junio, 2022
La propuesta impulsada principalmente por el kirchnerismo, buscar gravar las ganancias extraordinarias originadas en la guerra entre Rusia y Ucrania o condiciones de mercado excepcionales que benefician a la producción. Cristina Kirchner había pedido al Presidente «usar la lapicera» solidariamente.
Renta Inesperada: El Gobierno apura recaudación y presenta este lunes el proyecto que suma tributos a la producción
En sintonía con el kirchnerismo, el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentarán mañana el proyecto de «renta inesperada» para gravar los ingresos extraordinarios que algunas empresas obtuvieron por efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El anuncio había sido formulado por Guzmán a principios de abril, pero luego quedó relegado en medio de la intensa crisis interna que atraviesa la coalición de gobierno.
El proyecto ahora pone de alguna manera en crisis la buena sintonía del ministro de Economía con el sector privado, bastión en el que se respaldó apara aguantar los embates del sector más duro vinculado a Cristina que sugieren un cambio de rumbo de la economía tal como la propia vicepresidenta se encargó de plantearlo en el último acto de acercamiento con Alberto.
La salida del Gabinete del ahora ex ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, parece haber marcado una etapa diferente. Y esta avanzada sobre la Renta Inesperada pone en jaque nuevamente el trabajo de Guzmán.
Durante la presentación en Tecnópolis por el 100° aniversario de la fundación de YPF, la vicepresidenta Cristina Kirchner le pidió públicamente a Fernández que «use la lapicera» con aquellos sectores «que tienen que darle cosas al país».
De esta manera, Fernández parece hacer eco de la frase al apuntar a las ganancias extraordinarias que obtuvieron las empresas ‘sin haber hecho un esfuerzo o una inversión adicional’, sino que se beneficiaron exclusivamente por el salto a nivel internacional de los precios de los productos que venden en el mercado en el contexto de la guerra. Lo que para algunos es intervenir lisa y llanamente en el libre mercado a través del poder del Estado de aumenatr tributos.
Concretamente la «renta inesperada producto de la guerra», plantea una alícuota sobre el componente de esa utilidad que se enfoca en un conjunto de empresas con ganancias netas imponibles altas superiores a los 1.000 millones de pesos, que en 2021 fue de solo el 3,2% de las empresas. La idea se ancla en otras políticas impositivas que se pensaron y tomaron en el resto del mundo en un pasado lejano y cercano.
Guzmán explicó que para ser alcanzada por la medida, “la ganancia neta imponible real tiene que haber aumentado de forma significativa en 2022 en relación con 2021″ y «el resultado ordinario (el margen de ganancia) también tiene que ser anormalmente elevado en 2022″.
También dijo que “se incluirá un criterio en el que si la renta inesperada se canaliza hacia la reinversión, el monto de la contribución será menor».
Según el Palacio de Hacienda, la medida solamente afectaría a una porción muy pequeña de las empresas: en 2021 le hubiera correspondido pagarla a un 3,2% de las compañías totales.
La irrupción de la pandemia puso en escena el debate por las características del sistema impositivo en todo el mundo. A mediados de 2021, los ministros de Finanzas del G7 -que agrupa a Canadá, Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido- alcanzaron este sábado un acuerdo para fijar las bases de un nuevo sistema fiscal internacional, mediante la instauración de un impuesto mínimo global del 15% para las grandes corporaciones multinacionales.
De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) también respaldó la creación de un aumento de los impuestos sobre el “exceso” de las ganancias de las empresas, como propone el Gobierno. En el marco de la reunión boreal del Fondo y el Banco Mundial, el organismo presentó un documento en que asegura este instrumento puede ser utilizado en forma temporal para paliar situaciones de crisis.
Este tipo de instrumentos se inspiró en un gravamen que se llevó a cabo durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. El mismo fue aplicado por países como Reino Unido, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Francia, Italia y Estados Unidos.
Nicolás Gutman, integrante del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortíz (CESO), señaló: «El precio de los commodities es una variable fácil para utilizar en los cálculos de renta extraordinaria en la mayoría de los casos». A su vez, agregó: «Un tributo efectivo debería ir escalando según el precio internacional y en el caso de Argentina con el costo local y el precio del dólar».
Sobre el proyecto que enviarán al Congreso desde el Ejecutivo, el presidente Alberto Fernández pidió a los sectores «que han tenido una ganancia extraordinaria que contribuyan, que colaboren con su aporte para ayudar a los que han quedado más postergados». Desde la oposición rechazan el proyecto y ya surgieron voces que cuestionan y dudan el destino que finalmente terminará teniendo ese fondo excepcional.
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