15 septiembre, 2022
Cada recurso debe ser objeto de una gestión sostenible. Por ello, los expertos se han valido de la creación de los llamados ‘factores indicadores’. Estos hacen posible la obtención de gran parte de la información relativa al uso y al consumo de los recursos naturales.
Pero, ¿qué es el agua virtual? Este es un factor que tiene un papel fundamental cuando los expertos tienen que planificar las estrategias y medidas que deben tomarse en el ámbito económico y social. Dado que es vital conservar el agua potable, ante la realidad de que no solo hay poca. Si no qué gran parte está contaminada. Por ello, los recursos hídricos deben ser muy bien gestionados, tomándose en cuenta el consumo total. Esta es la razón por la que este indicador resulta clave para gestionar, racionar y proteger el agua a nivel global.
Este término nació aproximadamente en 1993 y fue una creación de un geógrafo británico llamado John Anthony Allan. Su inventor lo definió como toda aquella agua que está ‘contenida’ en cada producto y/o servicio. En otras palabras, es la cantidad física de agua que deberá ser empleada cada vez que su vaya a producir un determinado producto o a generar un servicio específico.
Por tanto, es un indicador físico capaz de proporcionar una valiosa información acerca de las distintas necesidades hídricas que tienen los productos agrícolas y ganaderos. Pero también se aplica a los bienes industriales y a los servicios. Para fabricar un producto (desde un alfiler a un submarino) se requiere una cierta cantidad de agua. Y lo mismo sucede con la que se usa para dar servicios (en un hotel, un centro comercial o un gimnasio).
El indicador de agua virtual brinda información sobre los flujos de este elemento que están vinculados a las rutas comerciales entre países y regiones. Gracias al conocimiento del agua ‘contenida’ en cada uno de los productos intercambiados, es posible analizar los flujos de este elemento que son exportados e importados.
Para realizar estos cálculos a partir de este indicador debe seguirse una metodología determinada. La misma está basada en la valoración de la demanda específica de agua que tiene cada producto, bien y/ servicio. También debe tenerse en cuenta la importancia de los parámetros climáticos. Así como los diferentes tipos de suelo y las especies de cultivo y otras materias primas utilizadas.
El agua juega un papel preponderante y altamente significativo en los sistemas de producción y comercialización de productos, bienes y servicios. Para tener una idea clara de qué tanto influye el agua virtual, es importante conocer ejemplos reales de la misma. ¿Cuántos litros de agua se necesitan para producir un kilo de harina o un huevo? Estas son cifras exactas de la cantidad de agua necesaria para obtener los diferentes productos que consumimos a diario.
Trigo (500 g): 500 litros
Maíz (500 g): 450 litros
Arroz (1 kg): 2.500 litros
Plátanos (1 kg): 500 litros
Naranjas (1 unidad): 50 litros
Manzanas (1 unidad): 70 litros
Carnes y derivados
Pollo (1 kg): 3.700 litros
Huevos (1 pieza): 200 litros
Ternera (1 kg): 17.100 litros
Cordero (300 g) 1.830 litros
Bacon (1 kg): 18.000 litros
Cerdo (300 g): 1.440 litros
Leche (1 l): 712 litros
Queso (1 kg): 5.280 litros
Estas son cifras de agua virtual vinculadas a la producción en naciones de la Unión Europea. En otros lugares del mundo se producen bienes y servicios con cantidades de agua virtual significativamente diferentes. Buen ejemplo de ello son las naciones desérticas. Toda su producción consume muchísima menos agua virtual, porque se carece de este elemento.