1 noviembre, 2020
Este fin de semana se cumplieron tres años del fallecimiento de Mario Das Neves. Demasiado tiempo en términos humanos, para quienes lloran su ausencia como familiares, amigos y militantes, y tal vez poco tiempo en términos políticos, para dimensionar su impronta en una provincia que encontró en su liderazgo tres gestiones de gobierno, equivalentes a más doce años de vida institucional, sobre 36 de democracia.
Un liderazgo difícil de suplir y que trastocó el esquema de poder provincial, dejando además ‘campo arrasado’ tras su partida. Sin ungir herederos políticos, Das Neves implosionó tras de sí, la poderosa conducción provincial erigida.
Mario Das Neves murió en 2017 a los 65 años, de un paro cardiorrespiratorio luego de luchar durante más de dos años contra un cáncer. El pasado sábado familiares, amigos y políticos, le rindieron homenaje desde las redes sociales. Sin embargo fue sintomático el silencio político, sobre todo en torno a un líder cuyo peso específico resultó indiscutible. Ni siquiera hubo una salutación conmemorativa oficial por tratarse de un exgobernador extinto durante sus funciones.
Desde 2015 al momento de su fallecimiento, Mario Das Neves estaba ejerciendo la gobernación de Chubut por tercera vez (dos veces entre 2003-2011), aunque su mandato se vio afectado por sus problemas de salud. De hecho, a fines de agosto, Das Neves había pedido una licencia para realizarse un tratamiento. El gobierno de la provincia informó que el fallecimiento ocurrió a las 18:10, el 31 de octubre del 2017.
El exgobernador, padecía un cáncer de colón, que lo obligó a varias operaciones y que él mismo había anunciado en marzo del 2015, en el inicio de la campaña electoral que lo convirtió nuevamente en la máxima autoridad política de la provincia, cargo que había ejercido entre el 10 de diciembre de 2003 y el 2011, reelección de por medio.
Hasta ahora es el único que accedió durante tres mandatos por el voto popular a la gobernación del Chubut, cargo que ocupó tras haber recorrido una larga carrera política que lo convirtió primero en secretario de Bienestar Social de la municipalidad de Trelew y luego en secretario general de la Gobernación del Chubut, diputado nacional, director nacional de la aduana y luego gobernador, además de haber compartido la fórmula presidencial en 2011 con Eduardo Duhalde, por el partido Unión Popular.
Hasta el último momento Das Neves fue un candidato excluyente, un ‘animal político’ que arrasó en las urna cada vez que se presentó o traccionó un candidato. Prueba de ello no sólo es que volvió a ser gobernador pese a comunicar que padecía un cáncer, y como si fuera poco, dos semanas antes de morir, se dio el lujo de volver a ganar las legislativas en las que se consagraría a Mariano Arcioni como diputado nacional por su sector.
El primer paso para que posteriormente el ‘desconocido’ comodorense -en términos políticos-, se arriesgue a su propio mandato como gobernador, logrando también ganar merced a una amplia alianza electoral de circunstancia. Un efecto de la lealtad manifiesta que se le atribuyó también ‘al portugués’ para con su amigo Sergio, sin desmerecer a nadie, por supuesto.