1 noviembre, 2021
Es la propuesta para que América Latina y el Caribe alcancen las metas del Acuerdo de París, además de una inversión de hasta USD 110.000 millones al año. Las dificultades para que Argentina cumpla.
En un mundo convulsionado aún por los efectos de la pandemia del Covid-19 en la economía global, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se mete ahora con subsidios a la energía y la necesidad de reducir gases de efecto invernadero.
Aprovechando la atención que el tema está capturando a raíz de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26), que tendrá lugar en Glasgow (Reino Unido) del 31 de octubre al 2 de noviembre, el Fondo lanzó un documento en el que estima que América Latina y el Caribe requerirán montos que van de los 90.000 a los 110.000 millones de dólares anuales para lograr las metas de mitigación y adaptación climática.
No será una tarea sencilla, por cierto, y en ese sentido el Fondo destaca que “dado que la mayoría de los países no estarán en condiciones de cubrir estos costos, el financiamiento externo —proveniente de los sectores oficial y privado— será esencial”.
El documento titulado “Cambio Climático en América Latina y el Caribe: Desafíos y oportunidades” lleva las firmas de Anna Ivanova, Julie Kozack, Sonia Muñoz y Jorge Roldos y hace foco en las medidas a implementar en la región, con carácter de urgente, para que poder alcanzar las metas comprometidas por los países en el Acuerdo de París suscrito en 2016.
Un dato interesante es que Julie Kozack, subdirectora del Departamento de Hemisferio Occidental del FMI, es una de las negociadoras del nuevo programa de asistencia a la Argentina, que permitiría renegociar la deuda y postergar los vencimientos por USD 44.000 millones más intereses con el organismo.
No está claro si el nuevo programa con el Fondo tendría metas vinculadas también a la reducción de subsidios a la energía o incorporará impuestos a la generación de gases de efecto invernadero. Pero en todo caso, es una luz amarilla que se enciende ahora en el tablero que maneja el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya que Argentina mantiene un sistema fuertemente dependiente de los subsidios estatales que será muy difícil de revertir sin costos políticos y sociales importantes.
El documento del FMI consigna entre otros aspectos que “la eliminación gradual de los subsidios a la energía y la introducción de impuestos universales al carbono de hasta 75 dólares por tonelada podrían ayudar a algunos países a alcanzar sus metas fijadas en el Acuerdo de París de 2016”.
Y agregó que “los ingresos generados por estas políticas son de entre 0,5% y 4,5% del PBI, y podrían usarse para compensar a hogares vulnerables por el aumento de los precios del carbón”.
Según los análisis del organismo, las transferencias monetarias universales “pueden compensar por completo el impacto negativo en los primeros seis a siete deciles de consumo per cápita de los hogares de Argentina, Brasil, Colombia y México”, las cuatro economías más grandes de la región.
Tras admitir que el cambio climático presenta importantes retos en la región, con impacto en sectores sensibles al clima como el turismo o la agricultura, el Fondo se centró también en las oportunidades que se presentan.
“La transición climática podría ayudar a estimular el crecimiento y a generar nuevos trabajos, apoyando al mismo tiempo la recuperación tras la pandemia”, destaca el documento. Y aclara que en algunos países latinoamericanos, esa transición será más sencilla “gracias a las dotaciones naturales de metales «verdes», como cobre, níquel y litio”.
Hay algunos datos llamativos, sin embargo, que sin dudas serán parte de la agenda que viene. Las emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) representan en la región alrededor del 8% del total mundial, en línea con la población y el tamaño de su economía.
Pero en el desagregado por rubros se observa que “el sector energético contribuye menos a las emisiones totales en América Latina y el Caribe (43%) en comparación con la media mundial (74%)”.
El perfil es bien distinto en la agricultura, que contribuye con el 25%, frente a una media mundial de 13%, mientras que el uso de la tierra, el cambio del uso de la tierra y la silvicultura explican el 19% en América Latina y Caribe versus un promedio mundial apenas por encima del 1%.
Allí es donde el FMI propone, por un lado, medidas de mitigación basadas en precios, como reducción de los subsidios a los combustibles fósiles, impuestos al carbono, sistemas de intercambio de derechos de emisión o creación de un sistema de reembolso de aranceles (feebates).
Y por el otro, medidas no basadas en precios, como inversión pública en tecnologías e infraestructura de bajas emisiones de carbono, incentivos fiscales y regulaciones de apoyo.